Hasta hace 2 meses, Bosco era un perro más de los millones que hay en calles y albergues en espera de un hogar. Hoy es un placer verlo caminar por el malecón y revolcarse libre en el jardín, especialmente sabiendo que alguna vez fue maltratado al punto de terminar cojo y adolorido.
Ver feliz a este macho, de unos 4 años de edad, es particularmente gratificante para Ricardo Valdez. Apenas lo adoptó, a inicios de enero de este año, lo sintió bastante tímido y algo desconfiado. Pero con el tiempo fue mejorando, no solo con él sino también con situaciones comunes del día a día.
“Al principio cuando veníamos al malecón y veía los parapentes volar encima de nosotros, Bosco se asustaba con la sombra y salía corriendo. También me pasó que una vez agarré una rama para jugar con él y reaccionó como si yo le fuera a pegar. Ahí entendí que tenía algunos traumas que tendríamos que trabajar”, comentó Ricardo durante una entrevista con WUF.
No es raro notar reacciones así en un perro adoptado, sobretodo después de saber que vivió días de intenso maltrato antes de ser rescatado por Úrsula Clarke. Esta mujer decidió hacer algo luego de ver un video en redes sociales en el que una usuaria pedía ayuda para el perro. Entonces lo llamaban Crispín.
“Una chica puso un video de Crispín con la pata rota en Facebook. Estaba en Los Olivos y ella le ponía comida y agua. Mi mamá le escribió para que se lo trajera a la veterinaria SOS y ella ahí hacerse cargo”, explicó a WUF Valeria Alayza, hija de Úrsula.
Según Valeria, la persona que publicó el video les explicó que el perro se había fracturado una de sus patas delanteras luego de que un grupo de drogadictos lo aventaran dos veces desde el segundo piso de un local abandonado, en el que se juntaban en las noches para fumar.
Una vez en la clínica veterinaria, el perro fue operado y llevado a un alojamiento. Mientras tanto Úrsula y Valeria acudieron a WUF para que las ayudaran publicando el caso de Crispín en la plataforma digital de adopción que esta asociación sin fines de lucro tiene en Internet.
Una serie de fotografías profesionales fueron publicadas en wuf.pe junto con los datos del perro y a fines de enero, Ricardo entró en escena. Había regresado a Lima hacía poco, luego de vivir una temporada en el extranjero, y sintió las ganas de volver a tener un perro en casa.
“Como ahora vivo solo en un departamento, no tengo tiempo para criar a un cachorro, por eso preferí adoptar un adulto. Los cachorros necesitan mucha dedicación, este depa es alquilado y no me quise arriesgar a que arañara algo. Me siento más cómodo de dejar a un adulto solo cuando salgo”, señaló Ricardo.
No fue una decisión que tomó de la noche a la mañana. Ricardo, como muchas personas que consideran adoptar un perro adulto en lugar de comprarlo desde cachorro, también pasó por el proceso de escuchar a amigos y familiares decir “Hay que tenerlos desde bebitos”.
“La gente tiene ideas, pues, de cómo deben de ser las cosas. Les cuesta ir en contra de eso y te hacen dudar, pero al final haces lo que te jala. Después de haber vivido un tiempo fuera... habiendo hecho maestrías ligadas a temas relacionados con creatividad, innovación, liderazgo e innovación social, aprendes a que siempre van a haber voces de fuera que pueden influenciarnos, pero al final depende de uno mismo. Yo igual lo quise intentar y nos está yendo bien”, agregó Ricardo.
Bosco está donde está gracias a una cadena de personas que se sumaron al llamado de una mujer de Los Olivos que fue más de publicar un video y hacer un llamado de auxilio.
“Qué lindo, se le ve feliz... Finalmente Crispín (o Bosco) tuvo suerte”, agregó Valeria.