MDN
Este perro revolucionó su vida - 2

Andrea Carrión /

Sebastián Orihuela es piloto. Todas las semanas él lleva y trae pasajeros en un avión comercial, siempre con la meta de que regresen a casa tal como la dejaron.

Un día salió temprano en la mañana y, como de costumbre, caminó las dos cuadras que suele andar entre el paradero donde lo deja la movilidad y el aeropuerto. Por ahí siempre hay señoras que venden comida y esa mañana le llamó la atención un perrito que rogaba por un trozo de pan o algo a uno de los trabajadores que tomaba desayuno.

Sebastián siguió de frente, pero se quedó pensando en el perro. Y en la noche, cuando regresó a Lima, pasó por esas mismas dos cuadras para tomar su movilidad de regreso a casa y ahí estaba el mismo perrito.

Napoleón la noche en que fue rescatado por Sebastián. Estaba sucio y lleno de pulgas y garrapatas.

“Nadie sabía de dónde había salido. Me acerqué para ver si era manso y se dejó acariciar. No me pareció que me fuera a morder, se vio amigable. A veces veo perros en la calle y me gustaría llevármelos, pero nunca había estado tan cerca a uno como en este momento y algo pasó. Pese a que mi mamá no es fan de los perros, decidí llevarlo a casa. Fue algo espontáneo, no estaba pensando bien, pero se dio y la verdad no me arrepiento”, comenta Sebastián.

Como en ese momento su otro perro estaba enfermo, Sebastián le pidió a su enamorada que alojara al perrito. Apenas aceptó, lo metió en la movilidad y lo único que le preguntaron fue ‘¿No tendrá pulgas?’. Él les dijo que no se preocuparan, que todos estaban a salvo con Napoleón, como decidió llamarlo.

“Claro que cuando lo llevé al veterinario al día siguiente, Napoleón estaba lleno de pulgas y garrapatas. Además tenía anemia. Le calcularon 5 años de edad por los dientes. Felizmente estaba sano”, agrega.

Napoleón luego de pasar por la peluquería.

Al principio Sebastián pensó en buscarle una familia adoptiva, incluso publicó sus fotos en redes sociales. Su papá, quien vive en otro lugar, había aceptado cuidar a Napoleón mientras su hijo viajaba por unos días. Pero al volver, ambos decidieron que querían quedarse con él y hoy se lo turnan.

Ya van siete meses desde que Napoléon llegó a esta familia y el hecho de recibirlo, cuidarlo, alimentarlo y quererlo ha convertido a Sebastián en uno de los héroes de ‘Humans of WUF’, una campaña impulsada por la asociación que busca darle vitrina a historias que promuevan la

“Es la primera vez que hago algo así y la verdad, es una satisfacción para la vida del animal y para uno mismo. Me siento bien de saber que en lugar de estar vagando por las calles y rogando por comida, él está tranquilo en mi casa y feliz de que le den cariño”, comenta.

Claro que hubo un proceso. Según Sebastián, al comienzo Napoleón siempre estaba cabizbajo y no le gustaba andar con correa, la miraba como diciendo ‘sácame esto del cuello’. Pero con el tiempo se ha ido soltando, aunque igual es un perro bien callado, apenas se le escucha ladrar, parece un cachorrito maduro.

Napoleón en plena sesión de masajes.

“Comentando sobre Napoleón con la gente que veo todos los días, me enteré que no soy el primero en levantar un perro de esa zona, varios pilotos y gente de tripulación también se han llevado perros de ahí... Fácil le pasaron la voz a Napoleón y fue a esa calle en busca de alguien que se lo lleve y me encontró”, agrega Sebastián entre risas.

***

A mediados de agosto la asociación sin fines de lucro WUF lanzó ‘Humans of WUF’ (traducido al español, Humanos de WUF), una nueva acción que busca reforzar el foco de su misión; motivar a más gente a adoptar una mascota, o al menos empezar a considerarlo.

Inspirado en el proyecto ‘Humans of New York’, el que desde el 2010 retrata la vida cotidiana de cientos de residentes de esta ciudad, WUF se ha propuesto hacer algo similar con individuos y familias que han adoptado una mascota en el Perú.

Esta campaña consiste en subir una fotografía del perro y su dueño en el muro de WUF en Facebook, junto con un comentario del adoptante. 

Contenido sugerido

Contenido GEC