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“No solo es rescatarlo, hay que rehabilitarlo” - 4

Por Andrea Carrión / WUF

Gracias a las redes sociales, el rescate y reubicación de animales abandonados está teniendo más éxito que nunca en el Perú. En los últimos años han surgido decenas de grupos e individuos dispuestos a contribuir con esta causa. En la gran mayoría de casos, las intenciones son buenas, pero ¿será que todos están siguiendo los pasos que contribuyen a una adopción exitosa?

Este fin de semana la estadounidense Kari Solberg ofreció una charla en Surco a un grupo de jóvenes rescatistas convocados por la asociación . Ella vive en Denver, Colorado y ahí, a través de su compañía , rescata perros abandonados y los rehabilita antes de ponerlos en adopción.

Para ella, la clave está en la rehabilitación.

“Si simplemente diéramos en a un perro que acabamos de rescatar, en realidad no lo estamos ayudando pues desconocemos cuáles son sus necesidades. Por lo general, un perro que no hay sido rehabilitado termina de vuelta a las calles, al refugio o en una situación peor. Al rescatar nos hacemos responsables de esa vida y por eso debemos tomarlo con seriedad. Lo más importante que podemos aspirar como rescatista es que nuestros rescatados estén bien en su nuevo hogar”, comenta Solberg.

La diferencia entre rescate y rehabilitación, según explicó la experta, es que al rescatar involucramos emociones. Es el momento en el que solemos pensar ‘ay, pobre perrito, me parte el corazón, tan dulce y míralo viviendo en la calle y buscando comida en la basura'. La rehabilitación va más por la solución.

“Ahí es cuando decimos ‘ok, este perro tiene un problema, sé que puedo ayudar o que conozco a alguien que puede hacerlo’ y luego creamos un plan, lo rehabilitamos y le buscamos un hogar. Al rehabilitarlo, pensamos más en el perro que en uno mismo. Nos desapegamos para poder darle lo mejor al perro y no a nosotros. Y encima la recompensa en mayor pues es ver el cambio de un perro que pasa de ser callejero y temeroso a ser aceptado, amoroso y confiado”, añade.

Para facilitar este proceso, Solberg señala que es importante tener bien claro que los perros son seres que viven el momento.

“Es importante que honremos ese estado mental y los ayudemos a ir hacia adelante para dejar su pasado, sea el que sea que éste haya sido”, comenta.

Keri Solberg (izq.) comparte sus herramientas de entrenamiento mientras Majo Rivera (der.), también experta en conducta canina, sirve de traductora.

Rescatar es una responsabilidad

Tres simples pasos para ayudar a un perro a ser exitoso en su nuevo hogar son:

Entrenarlo en su kennel – Se trata de un lugar seguro para ellos, ayuda a enseñarles dónde hacer sus necesidades y a evitar que haga destrozos en casa. Otra ventaja es que si están cómodos en el kennel estando en una casa, también estarán cómodos ahí estando en otra casa.

Caminar – Caminar a un perro que apenas conocemos puede ser estresante, especialmente si es un perro acostumbrado a andar sin correa. Lo ideal es utilizar una correa deslizable o un halti, de esas que se colocan alrededor del hocico. Con éstas se consigue mayor control sobre el animal.

Estructura en casa – A veces sentimos que un perro rescatado ya pasó por muchas cosas tristes como para seguir presionándolos. Lo cierto es que los perros en general necesitan una vida estructurada. Tres reglas importantes a imponerle a tu perro son: caminar primero, comer después; establecer a qué espacios ingresa y qué espacio no; y dejar claro quién manda en casa y cuándo se suben a los muebles y cuando no. Es fundamental darles órdenes antes de darles cariño.

Majo Rivera (izq.) y Kari Solberg (der.), dos expertas en conducta canina convencidas de que un buen entrenamiento contribuye a crear un mundo mejor para perros y humanos.

Al momento de adoptar

Cuando llega el momento de buscar a una persona o familia adoptiva para un perro rescatado, es vital evaluar las necesidades del perro. Esto incluye lo siguiente:

Información básica como nombre, raza, edad y peso; su historia, es decir, si fue encontrado en la calle, si su dueño lo abandonó, si fue trasladado de un albergue a otro; período de adaptación, es decir, qué tan rápido se acostumbró a su nuevo hogar temporal, cómo se lleva con otras mascotas; entrenamiento, ¿hace sus necesidades donde debe? ¿sabe andar con correa? ¿obedece a comandos simples?; personalidad, ¿es tímido, juguetón, cariñoso, agresivo, independiente, le gustan los niños, etc.?; necesidades especiales, ¿es ciego, sordo, toma medicinas, necesita terapia?; así como también gustos, horarios de comida, nivel de actividad y bañado y peinado.

Antes de tomar una decisión final, es fundamental reunirse en persona con los potenciales adoptantes y hacerlo en un lugar neutral. Un parque o la casa en la que viviría es lo ideal. Ahí se verá la energía del animal en su nuevo ambiente o con las personas que buscan adoptarlo. El perro decidirá finalmente si son compatibles o no.

Y nunca olvidar el seguimiento. Muchas veces sucede que lo conversado se lo lleva el viento o que el animal no termina de adoptarse con su familia adoptiva.

En conclusión, Solberg insiste en que rescatar a un perro no puede ser únicamente para que el rescatista se sienta bien consigo mismo.

“Si no somos responsables en la forma en cómo lo entrenamos, rehabilitamos y lo re ubicamos, podríamos estar haciendo más daño que favor. Si nos tomamos el tiempo para asegurarnos de que el perro está listo para su nuevo hogar y que ese es el hogar adecuado, entonces podremos asegurar de que estamos trabajando en favor del bienestar del perro”, añade Solberg.

* es una asociación sin fines de lucro que busca generar consciencia sobre la realidad de los perros abandonados en el Perú y que ofrece las herramientas necesarias para combatir el problema y así hacer de la adopción la mejor alternativa.

* Kari Solberg estuvo a Lima gracias a , quien vive y trabaja rehabilitando perros en Lima y usa técnicas de César Millán, El Encantador de Perros.

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