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Cuánto duele decirle adiós a nuestras mascotas - 2
Redacción EC

Por Andrea Carrión /

Mientras para algunas personas perder a una mascota es cuestión de buscar su reemplazo o de olvidarse de animales en casa por un rato, para gran parte de la población que comparte su vida con un animal, verlos partir puede ser tan trágico –o más- que despedir a un familiar.

Es el caso de Talula Meave y Nelson Sanz. En apenas dos meses, esta pareja de esposos perdió a los dos perros que amaron y cuidaron durante 18 años. Gizmo, el Shitzú enano, se fue el 27 de noviembre y Lola, la Poodle, se despidió este martes.

“Es muy raro saber que está ahí adentro”, comentó Talula con ojos vidriosos mientras cremaban a Lola en el crematorio . “Cuando vinimos en noviembre sabíamos que faltaba poquito para regresar, pero igual duele verla partir. Lola era muy cariñosa, se llevaba bien con todos, hasta con mis cuatro gatos adoptados. Gizmo era el renegón, pero amoroso a la vez”.

En el sillón de enfrente Ana Soriano no podía parar de llorar. A diferencia de Talula y Nelson, el Bulldog Inglés de Ana murió inesperadamente.

“Esta mañana salió a caminar y no volvió más. Imagino que debe de haber sido el calor. Lo llevamos a la veterinaria, pero fue demasiado tarde… Dylan apenas tenía 1 añito 3 meses, no sabes cómo lo estoy extrañando y cómo vamos a extrañar su carita… aún no lo puedo creer”, dijo Ana destrozada mientras su hija miraba fotos del perro en su celular.

Más que un animal

Para la especialista en conducta canina , la muerte de una mascota afecta tremendamente a quien la pierde pues si bien en muchos casos estos animales son adquiridos para sumar alegría, ternura o seguridad al hogar, en gran parte de los casos, llegan para llenar vacíos emocionales.

“En el caso de los perros, se trata de seres que no nos critican, que no nos juzgan, siempre están disponibles, solo quieren pasar tiempo a nuestro lado, nunca se quejan y solamente dan. Entonces, ¿cómo no extrañarlos cuando parten?”, explica Rivera. “Perder a nuestro compañero de cuatro patas puede generar un dolor profundo porque el vínculo creado va más allá de las palabras”.

En 1996 Ricardo Zevallos concibió la idea de fundar un crematorio que le diera una muerte digna y segura a las mascotas. Dos años después cremó a su primer cliente, un perro de raza Boxer, y desde entonces ha cremado a decenas de animales, perros en su mayoría (99%), seguidos por gatos (0.8%), conejos, hurones, hámsteres, loros, papa gallos, una tortuga de tierra, un puma, una vicuña, entre otros.

Según Zevallos, hoy en día más personas eligen cremar a sus mascotas debido a varios factores, pero principalmente porque consideran al animal parte fundamental de su familia.

“Es cierto que cada vez hay más departamentos en la ciudad y que la verticalidad de las viviendas hace más difícil tener jardines amplios para enterrar a nuestras mascotas, pero además hoy en día existe más consciencia de integrar a la mascota a la familia pues éstas comparten más actividades y afectos, y al momento de partir, la cremación es una opción que cada vez más gente está tomando para seguir teniendo cerca a su mascota”, asegura Zevallos. “Cuando empezamos, la mayor cantidad de usuarios eran extranjeros pues estaban más acostumbrados a la cremación. En Latinoamérica la costumbre ha sido el entierro, pero ya se entiende que por afectividad y salud pública la cremación puede ser una mejor alternativa”.

Qué hacer y qué no

Zevallos lleva muchos años lidiando con el dolor de otros. Ha visto todo tipo de reacciones y una bastante común que busca llenar el vacío de la partida es querer reemplazar inmediatamente a la mascota que está siendo cremada, anulando el duelo por completo.

“No es lo ideal, hay que buscar el momento adecuando para compartir esta idea,  cada persona tiene su tiempo”, dice Zevallos.

Para Rivera es fundamental tomarse el tiempo necesario para salir nuevamente a la superficie.

“Si traes otro animal cuando aún no estás listo, no podrás darle lo que se merece”, asegura.

Entonces, ¿cómo hacer si el dolor es tan profundo?

“Lo primero que hay que hacer es imaginarnos cómo nos gustaría que la mascota nos vea, proyectarnos hacia esas emociones. Eso nos dará una intención, un sentido de cómo nos tenemos que sentir. Imaginarla ayuda a proyectar la mente. Segundo, establece un plan de acción para llegar a ese lugar. Tómate el tiempo necesario para llorar su partida, pero no te entregues al dolor, recuérdalo y honra su gran capacidad de vivir en el ahora”, explica Rivera.

Pese a saber que regresará a casa y que, literalmente, no tendrá perro que le ladre, Talula comparte esta postura.

“Siempre dije que tendría un , y así será, pero ahorita no, todavía no. Han sido muchos meses de cuidar a Gizmo y Lola, queremos recuperarnos de la pérdida y luego veremos. Me encantaría que sea un Poodle, pero si no, lo que llegue será bienvenido”, agrega Talula.

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Algunas recomendaciones de para quienes tienen más perros en casa y también están lidiando con la pérdida de la mascota:

- Tus formas de afecto, como por ejemplo abrazarlos, le enseñarán a tu perro que quieres que se queden tristes, pues nuestro afecto refuerza el estado mental de nuestros perros. Por ende, tu labor como cabeza de la manada es sacarlos de ese estado y ayudarlos a recuperarse. ¿Qué hacer? Si bien la rutina les hace bien a los perros, porque les da estabilidad, este es un buen momento para salir de lo común y distraerlos. Llévalos a lugares nuevos, preséntales a nuevos amigos, cambia sus camas, trae nuevos juguetes. Cambiar de ambiente y de estímulos lo ayudará a mantenerse entretenido descubriendo este nuevo mundo.

- Es importante reconocer la importancia de seguir adelante. Esa es la gran lección que los perros dejan diariamente. Ellos aceptan la realidad que viven, no se cuestionan, solo viven. Es nuestra responsabilidad ayudar a los que se quedaron y honrar a los que se fueron.

- Y un último consejo, si planeas traer un nuevo miembro a la manada, recuerda que éste no cubrirá el espacio del que partió. No será igual, nunca. De modo que si muy profundamente esa es tu motivación, tómalo con calma. Mucha fuerza, mucha determinación y por supuesto, un día a la vez.

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andrea@wuf.pe

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