Mientras millones de personas andan buscando regalos, colgando guirnaldas en sus casas y planeando qué incluir en sus cenas navideñas, en estos días hay mucha gente que debe de sumar una tarea más a su ya frondosa agenda festiva: diseñar un plan para minimizar el impacto negativo que tiene la pirotecnia en muchos de sus seres queridos.
Si bien es cierto que en los últimos años, una serie de campañas anti pirotecnia están ayudado a crear consciencia sobre este tema, aún falta mucho por hacer.
Por lo general, son los amantes de los animales los que están detrás de distintas acciones para educar a la sociedad, ya que los animales domésticos y las aves suelen ser los más afectados. Pero además están los niños pequeños, las personas con autismo y los ancianos. Todos ellos también sufren mucho con el estruendo que emiten los cohetones al explotar.
WUF, asociación sin fines de lucro que trabaja desde el 2015 para promover la adopción de perros y la tenencia responsable de mascotas, se une al esfuerzo de cientos de grupos e individuos para reforzar las campañas anti pirotecnia con el objetivo de crear un diciembre mejor para todas los seres que sufren por el entretenimiento de otros.
Para ello consultamos a la médico veterinaria Micaela Vizquerra, quien apoya a WUF desde sus inicios en temas relacionados con su profesión. En el caso específico de los perros, ella explica que al tener un oído muchísimo más sensible que las personas, ellos sienten el ruido con mayor intensidad.
“A eso se suma que en su lógica no entienden qué está pasando cuando empiezan los ‘cuetes’, qué suena tan fuerte. Lo toman como una amenaza y entran en estado de pánico. Ese estado genera ansiedad y eso produce taquicardia, diarrea, paro cardiaco y hasta puede causar la muerte”, explica Vizquerra.
Hay toda una serie de métodos que se han desarrollado con los años para aliviar el daño que fuegos artificiales o juegos pirotécnicos tienen en distintas personas y animales. En esta nota, Vizquerra comparte una serie de recomendaciones para ayudar a nuestros perros, posiblemente el grupo más afectado.
Una buena estrategia para minimizar el impacto de la pirotecnia en los oídos de nuestras mascotas es acompañarlas a pasar el momento crítico en un lugar cerrado, aislado y poner música clásica o prender el televisor.
Puedes usar métodos naturales como remedios homeopáticos, esencias florales, valeriana, agua de azahar diluida en su plato de agua o aceite de lavanda. Es importante consultar con un médico veterinario antes de darle algún remedio, por más natural que sea, pues las dosis varían según cada animal. Además, como la mayoría de remedios naturales, se recomienda darlas con semanas y hasta meses de anticipación para que hagan efecto.
Los vendajes o chalecos anti estrés también pueden ayudar pues ejercen presión en su cuerpo. Esto se basa en el método Telligton, muy usado en distintos países.
Colocar tapones o algodón en sus oídos puede funcionar a reducir el ruido.
Si estás pensando en dejar a tu mascota sola en casa en Noche Buena y/o Año Nuevo, tal vez lo mejor sea llevarla a un hospedaje o un alojamiento donde puedan atenderla y ayudarla a superar el impacto de los ruidos. Solo asegúrate de hacer una reserva con anticipación pues en esta época del año suele haber alta demanda.
En Club WUF, comunidad creada para ayudar a miles de perros abandonados en el Perú, puedes encontrar una serie de hospedajes, los que ofrecen descuentos a los afiliados.
Vizquerra advierte tener mucho cuidado con los fármacos como, por ejemplo, el Promazil.
“El problema con estas gotas es que si bien tienen un efecto sedante, el perro no deja de estar consciente tras ingerirlas, entonces la situación empeora porque al no entender qué es lo que no le permite moverse como lo hace habitualmente. Sufre doble por el pánico que siente debido al ruido y la frustración por no poder moverse”, dice.
La especialista agrega que existen otras opciones de fármacos en el mercado, pero que lo más responsable es consultar con un médico veterinario antes de darlos pues las dosis y los efectos varían según cada perro.
Todos estos métodos pueden ser muy efectivos con nuestras mascotas, pero ¿Qué hay de aquellos perros y gatos que viven en la calle?
“Ellos son los que más sufren”, asegura Vizquerra. “A diferencia de las mascotas, los animales callejeros no tiene protección, no tienen dónde refugiarse y están expuestos a que los atropellen o a gente que incluso los agrede con los mismos artefactos pirotécnicos”, agrega.