Antes de adoptar una mascota, Katia Villanueva ya tenía muy claro las características que quería encontrar en la próxima integrante de su familia: que fuera pequeña, hembrita, y se llevara bien con su hijo. Colocha no sólo reunió todos los requisitos, sino que superó las expectativas de a familia.
“Mi mayor miedo era que estuviera celosa de mi hijito, pero ella le tiene mucha paciencia. Lo cuida y lo acompaña. Es una perrita muy cariñosa”, confiesa Villanueva. Y es que, felizmente, Colocha se lleva muy bien con su pequeño de 5 años.
Sin embargo, no todo ha sido fácil, especialmente teniendo en cuenta el pasado de Colocha. Y es que la perrita fue rescatada en la frontera de Perú con Colombia tras ser abandonada en la carretera.
“Aún tiene miedo de ser abandonada. Le tiene pánico al abandono y a la gente nueva. Cuando viene alguien nuevo a la casa, empieza a ladrar...”, explica Villanueva.
Hace poco, Villanueva viajó con su familia a Oxapampa, y ahí descubrió el profundo miedo que Colocha le tiene a ir en carro.
“Estoy especulando que, cuando la trajeron en la carretera, la dejaron a su suerte, ya que le tiene pánico al abandono”, cuenta.
“No quería bajar del carro. Por eso, no la pasó tan bien. Es una perrita casera, y prefiere quedarse en casa. La llevaría a viajes más cortos donde ella sienta que no habrán tantos cambios”, agrega Villanueva.
A pesar de todo, Villanueva no se arrepiente de haber adoptado a Colocha, ya que su llegada ha sido sumamente especial para su familia.
“Casa sin perro no es perro. Además, ahora ella es la compañerita de mi hijo. ¡Hasta se tira de espaldas para que él le rasque la pancita!”, cuenta.
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