Antes de ser adoptado por la familia Koukarev, 'Toffee' tuvo una familia adoptiva. Sin embargo, fue regresado al albergue porque los adoptantes dijeron que era muy tímido.
Antes de ser adoptado por la familia Koukarev, 'Toffee' tuvo una familia adoptiva. Sin embargo, fue regresado al albergue porque los adoptantes dijeron que era muy tímido.

Dmitri Koukarev sigue el trabajo de desde hace más de tres años. De hecho, descubrió a la ONG a través de un artículo publicado en el diario El Comercio.

Así se interesó por la labor que la organización realizaba en beneficio de los animales en estado de abandono, y empezó a apoyarlos a través de distintas iniciativas: no solo adquiere la comida para sus mascotas en , sino también es padrino de . Y, recién hace un año, se animó a adoptar por primera vez.

“Hay muchos perros callejeros en el país y también hay mucha crueldad en las calles. Es importante adoptar para darles una mejor calidad de vida. A veces, uno paga una enorme cantidad de dinero por un perro, y esto solo beneficia el bolsillo de un vendedor”, opina Koukarev.

Cuando Toffee conoció a sus hermanos, los olió y después se integró a ellos de inmediato. “Pensé que podía haber algún problema, pero felizmente no”, dice Koukarev.
Cuando Toffee conoció a sus hermanos, los olió y después se integró a ellos de inmediato. “Pensé que podía haber algún problema, pero felizmente no”, dice Koukarev.

Tras contactar a WUF para iniciar el proceso de adopción, el economista de profesión visitó un albergue en compañía de uno de sus hijos.

“Ese día, conocimos a dos cachorritas encantadoras, pero al final nos encariñamos con Toffee, porque nos dijeron que le gustaban los perros, pero era tímido con las personas. En ese momento, pensé: aquí hay un reto. Hay que volverlo un perro cariñoso y sociable”, dice.

Un nuevo inicio

Toffee tiene aproximadamente tres años y medio.
Toffee tiene aproximadamente tres años y medio.

El pasado 25 de febrero, se cumplió un año desde que Toffee llegó al hogar Koukarev. En todo ese tiempo, el perrito no solo se ha vuelto inseparable a Rufus y Kayla, sus hermanos perrunos, sino también se ha vuelto mucho más sociable.

“Hoy es el rey de la casa: mi mamá lo engríe y le da la comida. En la mañana, prácticamente se pone de almohada en la cama… A veces, hasta saluda con dos patitas”, cuenta.

La experiencia de adoptar a una mascota ha hecho que Koukarev se cuestione la importancia de darle una oportunidad de vida a los animales de albergues, y no contribuir con el mercado ilegal de mascotas.

“La diferencia con Toffee es que, cada cierto tiempo, WUF me contacta para saber cómo está, y pedirme fotografías de su vida en casa. Realmente se siente una genuina preocupación, a diferencia de lo que ocurre con algunos criaderos”, confiesa.

¡No compres, adopta! Ingresa a y dale una oportunidad de vida a un perro de albergue. Hay cientos de animales en busca de un hogar.

Contenido sugerido

Contenido GEC