Para Yamile Chehade, es imposible mirar al lado si un animal se encuentra en estado de abandono. Por eso, ya perdió la cuenta de cuántos perros ha rescatado a lo largo de su vida, especialmente en Chilca, en donde se encuentra su albergue. “Todos los días veo el cadáver de un perro en la Panamericana Sur”, cuenta.
Su amor por los animales se remonta a su niñez. Cuando era pequeña, su papá trabajaba en una fábrica de textiles y casi siempre llegaba a casa con un perro rescatado. “Él y yo éramos ‘los perrunos’ porque mi mamá siempre regalaba a las mascotas que venían”, recuerda.
El único perro que su mamá aceptó fue Víctor Emilio, un schnauzer que un ex enamorado le regaló. Después, llegó Emilia Victoria, una perrita que vio en una tienda de mascotas y a la que no quería dejar ir. “Llegué a mi casa y le dije a mi mamá que la había encontrado detrás de Wong”, confiesa.
Poco a poco, Yamile empezó a preocuparse cada vez más por los ‘callejeritos’. Si bien no podía traerlos a casa, los ayudaba como podía. En 2009, puso un restaurante en Surquillo y todos los días llevaba las sobras a una mecánica en la que vivían varios perros. Ese fue el punto de quiebre.
“Un día desalojaron al señor de la mecánica y sus perros se quedaron en la calle. Inmediatamente, creé una cuenta en Facebook y empecé a seguir páginas animalistas. Así quedé enganchada: descubrí hospedajes, hogares temporales para perros, y rescatistas. Felizmente, encontré una chacra en Huaral en la que podían vivir”, dice.
El Hogar de Tiwi
Gracias a Facebook, Yamile empieza a entablar contacto con otros rescatistas. Así llegó al caso que la hizo replantearse todo. “Me pasaron el video de una perra que se estaba arrastrando en El Callao. Decidí ir a rescatarla con unas amigas a una zona conocida como ‘Tiwiza’”, recuerda.
Cuando llegaron, encontraron a una perrita paralítica, llena de gusanos y sarna. Su estado de salud era tan grave que, incluso, el rescate fue televisado y cubierto por el periodista Fabricio Escajadillo. “A raíz de ese caso, dije ‘tengo que hacer algo más’”, confiesa.
Yamile decidió vender su restaurante y su casa en Lima para mudarse al asentamiento humano 15 de Enero, en Chilca, una zona en la que aún no llega Sedapal ni Luz del Sur, pero que era perfecta para iniciar un albergue. “Mi hermano, el ecuánime de la familia, me dijo ‘estás loca’”, recuerda.
Hoy comparte su casa con 96 perros en el ‘Hogar de Tiwi’, un espacio que funciona como albergue y, a la vez, como hospedaje con costo social, un ingreso que le permite mantener a flote este hogar que ama a las mascotas. “En comida, gasto 4000 soles por 600 kilos, que me duran 1 mes y 10 días. Lo caro es cuando un perro se enferma y lo tengo que internar”, explica.
Para Yamile, es importante que los rescatistas busquen ingresos que les permita costear sus rescates. “Hay rescatistas que te piden dinero antes de rescatar al perro, pero a veces hay que actuar en el momento. Por ejemplo, si un perro ha sido atropellado o es un caso muy grave. Ahí no se puede esperar”, recalca.
Vida de albergue
Yamile se despierta a las 5:30 de la mañana. Lo primero que hace al empezar el día es recoger las heces de las mascotas. Luego, sale a caminar con 20 perros (los que llevan con ella más de 10 años y la reconocen como la líder de la manada).
A las 10 de la mañana, sirve el desayuno para sus huéspedes de cuatro patas y luego le da de comer a los gatos. Después lava la ropa y las colchas, y le da medicamentos a los inquilinos que llevan tratamiento.
Según confiesa, a la 1 de la tarde acaba con todos los pendientes que implican administrar el ‘Hogar de Tiwi’ y luego se dedica a sí misma: responde mensajes, ve televisión o descansa. “La hora más fuerte es a las 7 de la noche, que se ponen a corretear y jugar. Pero a las 8 yo caigo desmayada del sueño”.
Aunque para varias personas su rutina puede ser complicada, Yamile tiene claro que su propósito de vida es ayudar a los que no tienen voz. Y, también tiene muy claro, que ella debe ser su prioridad. “No puedo dejar de cuidarme porque si yo estoy mal, ellos van a estar mal”. Felizmente, aún tiene energía y los recursos que le permiten trabajar por un propósito mayor.
Para adoptar a los perros de el Hogar de Tiwi, apadrinar una mascota y/o hospedar a un perro, escribe a la página de Facebook o al teléfono: 991 676 873.