Historia de una hazaña: así fue el primer vuelo a larga distancia realizado en el Perú en 1913
Durante años Juan Ramón Montero había acariciado el sueño de un raid aéreo entre Lima y Pisco. Con ese fin, este joven peruano nacido en Londres en 1890, se dedicó a preparar su monoplano Blériot para cruzar los 236 kilómetros que separan ambas ciudades.
Juan Ramón Montero Meyerhúber hizo sus primeros estudios en Pisco y los terminó en Estados Unidos. Viajó a Francia, donde se graduó como piloto en la Escuela de Blériot y luego obtuvo su brevete en el Aero Club de ese país.
Retornó al Perú en 1912, trayendo a su mecánico francés Marcelo Tournier, con una sola idea en su mente: hacer un vuelo entre la capital y Pisco, ciudad en donde su familia poseía un fundo. El raid se inició la mañana del miércoles 12 de marzo de 1913, según informó El Comercio.
El aviador nacional partió a las 8:14 desde el aeródromo de Bellavista, hasta donde había llegado acompañado de unos amigos, en medio de un viento fuerte y un sol esplendoroso. Su mecánico había preparado el aparato desde varios minutos antes del despegue.
Montero ocupó su monoplano y dio él mismo la orden de partida. Sus camaradas rodearon el aparato y aclamaron con entusiasmo al piloto nacional. Los gendarmes tuvieron un arduo trabajo para contener a los curiosos, quienes pugnaban por acercarse hasta el joven aviador. En medio de la ovación y de los pañuelos blancos al aire, Montero se elevó suavemente hacia el espacio.
Alcanzó una altura de 300 metros y dio una vuelta alrededor del aeródromo. Pasó luego sobre las tribunas provocando el delirio del público asistente, para después alejarse y convertirse en un punto en el inmenso cielo.
En Bellavista y en todo el Callao muchos vecinos subieron a sus balcones y azoteas para seguir la ruta del vuelo y desde los tranvías eléctricos los pasajeros saludaban al aviador. Los bañistas que estaban en La Punta elevaron su mirada al cielo al escuchar el paso del aparato. El joven Montero enrumbó en dirección hacia Lurín pasando sobre Lima.
El capitán de navío Benjamín Arce y Folchs (ex guardia marina en el monitor “Manco Cápac” durante la Guerra del Pacífico) dirigió un mensaje a los capitanes de los puertos para que prestaran facilidades al aviador nacional y comunicaran las horas de llegada y salida en cada uno de esos puntos.
Al mediodía los telégrafos entre Lima y Cañete empezaron a funcionar con persistencia. A la 1 de la tarde nada se sabía de Juan Ramón Montero, y eso generó preocupación. Fue como si el avión se hubiese desvanecido entre las nubes.
Incluso, poco después de las dos de la tarde, el presidente Guillermo Billinghurst ordenó a la oficina de telégrafos que se comunicara con las comisarías rurales entre Lima y Cañete, indagando si habían visto pasar a Montero.
Aterrizaje de emergencia
Las primeras noticias llegaron a las 4 de la tarde, anunciando que Montero había aterrizado de emergencia en Chilca por una avería en el motor, pero que el piloto estaba ileso.
Reparado el incidente, retomó vuelo hacia Mala, por donde pasó a las 4:30 p.m. en medio de una gran algarabía de sus habitantes, para aterrizar luego en Cerro Azul a las 6:45 de la tarde, exactamente en Pampa lobos, al haberse quemado dos bujías de su nave.
Dos días después, el viernes 13 de marzo, el mecánico Tournier salió de Lima con los repuestos necesarios. Tras realizar unas pruebas sobre Cerro Azul, el día 19 de marzo se dirigió hasta Imperial, en Cañete, donde realizó algunos vuelos de demostración que hicieron vibrar a sus pobladores.
El día 22 elevó vuelo hacia Chincha, donde llegaría después de 50 minutos de viaje. Finalmente, el día lunes 24 concretó el último tramo de su raid, arribando a la ciudad de Pisco y aterrizando en la hacienda Caucato, de propiedad de su familia, donde fue recibido con algarabía y asombro, y fue homenajeado por su audaz travesía.
“Esta mañana se trasladó Montero al puerto de Pisco, que dista muy poco de Caucato, siendo recibido con estruendosas manifestaciones de entusiasmo”, informó el decano en sus páginas. Montero, como en otros puntos en donde hizo escala, mostró su agradecimiento realizando memorables exhibiciones aéreas.
En 1963, a los 50 años de su proeza, fue condecorado con las alas de Oro de Piloto Honoris Causa por la Fuerza Aérea del Perú, en mérito a haber realizado el primer vuelo a larga distancia en nuestro país.
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