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Hace 100 años el Señor de los Milagros estrenó hermosas andas de plata para su tradicional procesión
El 15 de octubre de 1922 las nuevas andas del Cristo de Pachacamilla fueron bendecidas antes de iniciar su habitual recorrido por la capital, informó El Comercio.
Tres días después, como es tradicional, el Cristo moreno fue llevado en procesión esta vez sobre sus flamantes andas, según detalló el decano en su edición de la tarde del 18 de octubre de hace un siglo. “Continuando tradicional costumbre, salió en la mañana de hoy de la Iglesia de las Nazarenas la procesión del Señor de los Milagros”, decía la nota.
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“Miles de personas han acompañado esta procesión que ha recorrido en la primera sección del día los templos del centro de la ciudad hasta la Iglesia de la Concepción, para luego continuar hasta la del Carmen, donde quedará hasta el día de mañana en que volverá al templo de las Nazarenas”.
Asimismo, se indicaba que con ocasión del estreno de las hermosísimas andas de plata bendecidas el domingo anterior, hubo ese año “más animación y concurrencia” en la procesión. La nota agrega: “La opinión general del público y de los devotos es unánime en el sentido de alabar el trabajo llevado a cabo por los artistas que han tenido a su cargo la fabricación de las andas, que como se sabe, son todas de plata bruñida, en la que se ha hecho derroche de arte y de buen gusto”.
Como dato curioso El Comercio también da cuenta que el Regimiento Guardia Republicana tuvo que suspender su acostumbrada retreta en el Paseo Colón por tener que asistir los integrantes de la banda a la procesión del Cristo de Pachacamilla.
Señor de los Milagros empieza recorridos por furia de la naturaleza
Un 20 de octubre de 1687, cuando la Lima virreinal aún dormía, un fortísimo sismo remeció la ciudad por varios minutos, según cuentan los historiadores.
El remezón, que empezó a las 4:15 de la madrugada, despertó a los habitantes de la capital, quienes salieron angustiados de sus casas, mientras muchas de estas se venían abajo como algunos templos y mansiones.
Terminado el movimiento de tierra los limeños retornaron a sus viviendas tratando de reponerse del susto. Pero a las 6:30 de la mañana comenzó el segundo movimiento, más violento y destructivo, pues produjo grandes daños en el Palacio de Gobierno y los portales de la Plaza Mayor.
Colapsó la bóveda de la Iglesia de San Francisco, se derrumbó la torre del templo de Santo Domingo y en el Callao un tsunami devastó el puerto y provocó muchas víctimas.
Pero fue el violento sismo del 13 de noviembre de 1655 el que reveló el poder de una imagen sencilla pintada sobre un muro por un esclavo angola africano. Todo Lima y Callao quedó afectado, pero en un rincón de la capital, en Pachacamilla, permaneció de pie una pared de adobe en la que se había plasmado la imagen de un cristo crucificado. El milagro asombró a los habitantes, quienes sin embargo abandonaron la zona.
El lugar fue olvidado hasta que en 1671 Andrés de León, quien se encontraba enfermo, pasó y redescubrió el muro, venerándolo con devoción, y obteniendo una curación milagrosa. Se corrió la voz del misterioso evento y los parroquianos empezaron a visitar la imagen, rezar ante ella y realizar cantos y bailes.
El párroco de San Marcelo, quien tenía autoridad sobre la jurisdicción en donde se encontraba el Cristo, se mostró en desacuerdo con las manifestaciones de veneración brindadas a la imagen, y previa investigación, consiguió que se diera la orden de derribarla.
En setiembre de 1671 un notario, un pintor, un capitán del Virrey y una escuadra de soldados se presentaron ante el muro milagroso para proceder a tumbarlo. El primer pintor al subir las escaleras se desmayó. Un segundo hombre intentó lo mismo y tampoco pudo hacerlo. El tercero vio que la corona del Cristo se ponía de color verde y la imagen lucía más bella. Entonces declinó en su misión. Hacia 1681 ya el Cristo era llamado “Cristo de los Milagros”.
La primera procesión
Pero fue el español Sebastián de Antuñano y Ribas quien al llegar por estas tierras sintió el llamado del Señor, un día en que fue a visitar el muro milagroso. Hizo los esfuerzos necesarios y adquirió las propiedades que albergaban el galpón en donde yacía la imagen del Cristo de Pachacamilla. Es en ese momento que se producen los devastadores terremotos de 1687, y la pared vuelve a quedar incólume. Ese 20 de octubre Antuñano y Ribas saca una réplica del lienzo en lo que fue la primera procesión por las calles de la ciudad.
Hacia mediados del siglo XVIII el Papa dio permiso para que se realizara una procesión anual del Cristo moreno. Luego de otro destructivo terremoto, el del 28 de octubre de 1746, la fe en la imagen creció más y la celebración fue instalada definitivamente en este mes, el ahora llamado ‘mes morado’.
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