Ubicado a unos 70 kilómetros de Lima, el distrito de Pucusana está de aniversario. Fue creado por ley un 22 de enero de 1943, durante el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. A sus 79 años, entre sus fronteras hoy conviven sus hermosas playas y una profusa actividad pesquera.
Para finales del siglo XIX Pucusana era un destino habitual de los pobladores de Chilca, quienes se trasladaban hasta sus predios atraídos por las innumerables especies marinas de sus aguas y su paradisíaco entorno.
A principios del siglo XX se fueron formando los primeros núcleos de viviendas en su litoral. Fue la construcción de la Panamericana Sur la que puso a Pucusana en el radar de los limeños como un balneario bastante atractivo, en el cual empezaron a levantarse las primeras casas veraniegas.
Entre sus encantos resalta su antigua caleta de pescadores y la Isla Galápagos, hasta donde se puede llegar en un agradable paseo en bote y admirar a los lobos de mar disfrutando de su hábitat natural. Su mar es perfecto para la caza submarina y su variada gastronomía está respaldada por la inconmensurable despensa que constituye sus aguas.
A principios de los años ochenta se empezó a construir el puente Pucusana, uno de los tres que formarían parte de la vía Pucusana-Cañete. En 1982 se inauguró la autopista Pucusana-Asia de 46 kilómetros, con seis intercambios viales y cuatro puentes.
El desarrollo, la modernidad y la falta de conciencia ciudadana han ocasionado que las profundidades del mar del distrito se vean afectadas por la contaminación. No es un problema reciente. El Comercio ya informaba en 1984 sobre el hallazgo por parte de un grupo de buzos de botellas, piezas metálicas y hasta llantas en el fondo de la playa de Pucusana.
El 26 de diciembre de 2006, a las 3:30 de la tarde, se inició el conteo regresivo para el lanzamiento del primer cohete diseñado y construido íntegramente por científicos nacionales. En el distrito de Pucusana, en donde se ubica la base de la FAP de Punta Lobos, el artefacto espacial de 2,72 metros de longitud y 99 kilos de peso, despegó sin contratiempos y alcanzó una velocidad cinco veces superior a la del sonido.
Testigo de honor de este evento histórico fue Megan Paulet, hija del peruano Pedro Paulet, precursor de la aeronavegación mundial. La señora Paulet apretó el botón de encendido del cohete científico, y luego declaró emocionada: “Por fin el sueño de mi padre se hizo realidad en el Perú. Los hijos y la familia de Pedro Paulet nos sentimos contentos y orgullosos de que sus conocimientos sirvan para la tecnología espacial del país”.
En la construcción de la nave participaron 20 científicos de la FAP y de la Conida (Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial). El cohete alcanzó los 45 kilómetros de altura a una velocidad cinco veces la del sonido y luego cayó al mar.
Mucha emoción y gran expectativa fueron el preludio del significativo evento. El momento culminante se produjo cuando el cohete sonda Pedro Paulet I despegó rumbo al espacio y luego de unos 100 segundos consiguió alcanzar los 45 kilómetros de altura a una velocidad cinco veces superior a la del sonido.
Cumplida su misión, un minuto y cuarenta segundos después, cayó en el mar frente a Pucusana, en medio de los “vivas” y los aplausos de todos los presentes. Eran las muestras claras de que por fin, con este lanzamiento, el Perú concretaba un paso que hacía historia en el desarrollo de su tecnología espacial y se hacían realidad por primera vez los aportes del sabio peruano.
Wolfgang Dupeyrat Luque, coronel de la FAP y director del Conida, manifestó que el lanzamiento “fue la conclusión de un trabajo de más de dos años de planeamientos, estudios, investigaciones y ensayos en el que estuvieron inmersos más de 20 científicos, entre ingenieros electrónicos, aeronáuticos, mecánicos, químicos, físicos y termodinámicos”.
El 25 de julio de 1982, el presidente Fernando Belaunde inauguró el tramo de 46 kilómetros de la autopista Pucusana-Asia, obra de ingeniería que incluyó además cuatro puentes y seis intercambios viales. Durante su primer gobierno, en 1968, ya se había construido la autopista Lima-Pucusana.
El primer mandatario, acompañado de los presidentes de ambas cámaras y de algunos ministros, arribó al kilómetro 60 de la Panamericana Sur, en donde se ubica el desvío a Pucusana, y allí develó una placa recordatoria y cortó una cinta cruzada sobre la vía de ida al sur.
Como acto simbólico de la ceremonia de apertura, el presidente Belaunde pagó su peaje de 200 soles por el derecho de pasar en una caseta ubicada en el kilómetro 93. De esta manera abrió oficialmente al tránsito el nuevo tramo.
El tramo recién concluido, que llega hasta el poblado de Asia ubicado en el kilómetro 107, fue construido por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) con una inversión de 16.500 millones de soles de la época.
“El objetivo trazado es continuar la Panamericana Sur a nivel de autopista hasta Pisco y posteriormente llegar hasta Arequipa, manifestó Fernando Chaves Belaunde, ministro del MTC” señala la nota de El Comercio.
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