Tengo la oportunidad de presenciar numerosos casos de éxito donde los pacientes logran perder peso de manera significativa y rápida, mejorando con ello su funcionalidad, calidad de vida, sueño y autoestima. Creo que esta patología, que es secundaria a un estilo de vida sin dirección hacia un futuro saludable, es el resultado del conjunto de malas decisiones que tomamos en algún momento de nuestras vidas.

Un ejemplo común es cuando alguien inicia un emprendimiento personal o un trabajo y dirige todas sus capacidades mentales exclusivamente a este. La alimentación, en estos casos, suele relegarse a un plano secundario. La persona puede encontrarse eligiendo opciones de comida rápida y bebidas azucaradas por simple conveniencia.

Este tipo de alimentación se convierte en rutina y, con el tiempo, comienzan a surgir manifestaciones clínicas. Estas pueden variar desde problemas cutáneos, como acné y cutis graso, hasta alteraciones en ciclos menstruales y ovulatorios, retención de líquidos, trastornos del sueño y dolores musculares. Estos individuos, a menudo, no son conscientes de las consecuencias a largo plazo, poniendo el trabajo o las gratificaciones inmediatas por encima de su salud.

Por otro lado, están aquellos pacientes que priorizan su bienestar, adaptando su estilo de vida según sus necesidades y logrando buenos resultados. Una pérdida de peso considerada saludable podría ser de aproximadamente un kilo por semana. Sin embargo, hay quienes, con esfuerzo y dedicación, logran duplicar este ritmo incorporando actividad física a su rutina. Un consejo adicional para acelerar este proceso podría ser reducir el consumo de sal, favoreciendo la eliminación de líquidos. Es importante señalar que cada persona es única y, mientras algunos con obesidad o sedentarismo podrían perder peso rápidamente, otros podrían no experimentar lo mismo. Existen casos extremos, como en las artes marciales mixtas, donde los participantes emplean técnicas poco saludables para alcanzar un peso determinado en poco tiempo.

Por ello, la clave radica en abordar el proceso de forma organizada, disciplinada y con determinación, priorizando siempre la salud y bienestar por encima de placeres culinarios pasajeros.

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