No todas las formas de malestar tienen que ver por el agotamiento físico ante alguna actividad o situación que se realiza. La mente es más poderosa de lo que creemos, ya que puede hacer que nos sintamos agotados y sin ganas de lavantarse de la cama, pero no se evidencia de manera directa como un agotamiento físico. A esto se le llama agotamiento emocional, el cual puede tener muchas consecuencias dañinas, pero la principal se caracteriza en la realización de conductas problemáticas para sentir algo, por un lado, o para forzarse a uno mismo a atender las tareas y responsabilidades pendientes, descuidando su propia salud mental.
“En el ámbito de la psicología y la salud mental, se usa el término de ‘agotamiento emocional’ para hablar acerca de un estado de falta de motivación para involucrarse en cualquier actividad compleja a medio o corto plazo, y que suele estar vinculado no al cansancio por haber realizado un esfuerzo físico, sino a una sensación de apatía; el individuo deja de plantearse actividades interesantes, divertidas o ilusionantes, incluso aunque esto afecte negativamente a la calidad de vida de la persona que lo experimenta y le haga adentrarse en un círculo vicioso de aburrimiento”, menciona Psicobai al diario Psicología y Mente.
Principales causas del agotamiento emocional
Estas son las principales causas del agotamiento emocional:
- Estrés laboral: El estrés laboral no solo nos genera cansancio físico, sino mental. Aquellas personas que se encuentran laborando establemente, son las que lo presentan con mayor frecuencia. Tienden a experimentar constantes pensamientos sobre sus responsabilidades laborales y les impide realizar otras actividades en su tiempo libre.
- Trastornos el estado del ánimo: Los trastornos del estado del ánimo, como el trastorno depresivo mayor, pueden hacer que las personas se sientan cansadas, pierdan la motivación y pierdan la esperanza en el futuro. Así, esta situación lleva a descubrir algunos factores que contribuyen a la existencia del problema: formación de hábitos, problemas de sueño, falta de hábitos de higiene, etc.
- Aislamiento social: La persona comienza a presentar una baja exposición a actividades estimulantes. Repite una serie de rutinas vinculadas a la monotonía y a la falta de elementos novedosos. La persona adopta una actitud pasiva a raíz de este estilo de vida porque no “conecta” con las cosas que verdaderamente le interesan, lo que se traduce en el aplanamiento afectivo propio de algunos problemas de salud mental.
- Problemas neurológicos: El agotamiento emocional puede ser un síntoma principal de ciertas patologías neurológicas, como algunas formas de demencia. No hay que asumir que se trata de una enfermedad cerebral porque, en la mayoría de los casos, esta no es la raíz del problema. En todo caso, es importante acudir a terapia para que pueda realizarse un diagnóstico.
- Problemas financieros: La ansiedad económica, por su parte, hace que las personas se sientan culpables por hacerlo. El resultado es un agotamiento emocional constante, y afecta a todos, incluso a aquellos que están desempleados y no parecen “trabajar” mucho.
5 consejos para combatir el agotamiento emocional
Si es que la razón del agotamiento emocional no se relaciona a una enfermedad neurofegenerativa, se pueden aplicar hábitos y rutinas que pueden mejorarlo.
- Dormir adecuadamente: Sigue un horario de sueño regular y muy bien definido. Dormir bien es el principal estabilizador emocional.
- Jounaling: Apuntando cómo nos sentimos ayudará a identificar tus emociones y las acciones disfuncionales que realizas para intentar gestionarlas.
- Incluye en tu horario la realización de una nueva actividad que pueda interesarte: Aunque al principio cuesta realizarla, nos hará sentir mejor cuando comencemos a hacerl.
- Evitar el consumo de drogas o toda la motivación empezará a girar alrededor de la adicción.
- Desconectarse del trabajo fuera del horario laboral: Poner límites es una forma saludable de aprovechar nuestros tiempos libres para mejorar el bienestar.
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