Tener diferentes puntos de vista es algo enriquecedor, sin embargo, si nos guiamos constantemente de las opiniones de las demás personas, ignorando nuestro propio criterio, puede ser una tendencia bastante limitante. Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos estar constantemente en grupos para sobrevivir, y para ser parte de ello, necesitamos ser aceptados, valorados y respetados, ya que necesitar protección y respaldo de otros es una señal de que somos humanos.
Pedir un consejo cuando vamos a tomar alguna decisión es algo sumamente natural, ya que contar con otros puntos de vista nos ayuda a construir una propia. No obstante, hay quienes dan a la opinión de los demás demasiada importante, y en lugar de recibirlo como algo que podría aportar a nuestra decisión la toman como una verdad absoluta. Por ello, en la siguiente nota contaremos un poco de la autonomía al tomar decisiones.
La importancia de la autonomía en la toma de decisiones
Según los psicólogos, la capacidad para empezar a actuar de manera autónoma es algo que comienza a desarrollarse desde la infancia. Cuando nacemos, dependemos de nuestros cuidadores, quienes nos enseñan, guían y protegen, porque no tenemos capacidad para hacerlo por nosotros mismos. Mientras el tiempo va pasando, comenzamos a adquirir soltura para realizar las tareas básicas de autocuidado y superar retos que se nos empiezan a cruzar.
Este camino hacia la autonomía es siempre progresivo. Nuestros cuidadores nos imponen una responsabilidad cada vez mayor, ya que nos dan más libertad para hacer las cosas. Cualquier niño debe hacer esta transición gradual, aunque no es una tarea fácil, para su correcto desarrollo. Los pequeños tienen que aprender a manejar la frustración, la incertidumbre o el miedo durante este proceso. Sobreproteger y encerrar a un niño en una burbuja sin responsabilidades les impide desarrollar sus propios estándares y un autoconcepto positivo.
10 formas en las que nos puede limitar la opinión de los demás
Estas son algunas formas en las que la opinión de los demás pueden limitarnos.
- Reduce la felicidad: Cuando una persona vive pendiente de lo que los demás opinan de ellos es complicado sentirse feliz. Debido a que el foco está centrado en los demás, impide que conectemos con lo que sentimos y queremos para nosotros mismos. Por esa razón, debemos mirar hacia adentro y encontrar un camino propio.
- Impide el autoconocimiento: Es un desafío para nosotros llegar a conocernos bien si solo consideramos los puntos de vista de otras personas y mantenemos nuestra voz quieta. No nos damos permiso para considerar lo que nos gusta, deseamos. A menudo actuamos en formas que favorecen alienarnos de nosotros mismos, porque creemos que eso es lo que se espera de nosotros. Debido a que siempre hemos asumido que lo correcto es lo que la sociedad dice que es, no tenemos idea de lo que queremos de la vida.
- Hace perder el tiempo: Si vivimos nuestras vidas para complacer a los demás y cumplir con las expectativas, gastaremos todo nuestro tiempo y energía en cosas que de hecho no alimentan nuestras almas. Sin aceptar quienes realmente somos, nos convertimos en esclavos que dependen de la aprobación de los demás para sentirse bien.
- Impide poner límites y decir que no: A menudo carecemos de autoconciencia cuando le damos un gran valor a las percepciones que otras personas tienen de nosotros. Esto hace que nos resulte difícil establecer límites firmes en nuestras interacciones interpersonales y decir que no con educación. Todo esto da como resultado que desempeñemos un papel de eterno complaciente y hagamos cosas que realmente no queremos hacer.
- Nos responzabilizamos de cuestiones que no son nuetras: Las personas que dependen de la aprobación de los demás a menudo hacen todo lo posible para ganar la aceptación. Debido a esto, uno podría comenzar a hacerse responsable de problemas que ni siquiera son su culpa. Se renuncia a los propios derechos por miedo a ser rechazado.
- Daña la autoestima: Cuando los demás nos trasladan su opinión de manera poco asertiva, es posible que sus comentarios nos hagan daño. Incluso pueden persuadirnos para que descartemos nuestras ideas y planes después de que pierdan su importancia y se consideren “tonterías”. De esta manera, dejar que los estándares de otras personas determinen quiénes somos puede socavar seriamente nuestra autoestima.
- Impide conseguir metas: El logro de los objetivos se ve obstaculizado con frecuencia por quienes dependen de la aprobación de los demás para avanzar. Incluso si tienen objetivos, un comentario negativo de alguien puede ser suficiente para descarrilarlos.
- Silencia la propia voz: Todos tenemos la libertad de expresar nuestras opiniones individuales. Sin embargo, cuando nos preocupamos demasiado por lo que piensan los demás, corremos el riesgo de suprimirlo e incluso cambiarlo para ajustarlo a las expectativas del grupo.
- Obstaculiza la toma de decisiones: Tomar decisiones puede ser un desafío cuando confía en las opiniones de otras personas. Tomar una decisión entre varias opciones, nunca es sencillo, pero si no somos capaces de escuchar nuestra voz interior, se vuelve aún más difícil.
- Hace a las personas impostadas: Es común que cuando nos preocupa la opinión de los demás, intentemos complacer a todos. No queremos ser rechazados, por lo que nos adaptamos a las diferentes situaciones y personas. Sin embargo, esto puede llevar a que nos comportemos de manera falsa y artificial, ya que no estamos siendo fieles a nosotros mismos. En última instancia, esto puede hacernos sentir incómodos e insatisfechos con nosotros mismos.
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