En la búsqueda continua de comprensión sobre cómo el estrés afecta a los jóvenes, especialmente aquellos con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), investigadores de la Universidad de La Sabana han avanzado significativamente en esta área. Su reciente estudio explora la relación entre los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y el TDAH en adultos jóvenes, desvelando conexiones que podrían explicar la intensidad de los síntomas en estos individuos.
Imagine que está preparando una taza de té caliente. La cantidad de azúcar que agregue alterará su dulzura; de manera similar, los cubos de hielo influirán en su temperatura y concentración. Así como estos ajustes cambian la experiencia de beber el té, la cantidad de cortisol que nuestro cuerpo produce en respuesta al estrés puede cambiar drásticamente nuestras experiencias diarias.
Las variaciones genéticas representan un factor diferencial en los efectos que tiene esta hormona en los individuos. Por ejemplo, para las personas con Trastorno por Déficit de Atención –un diagnóstico que se caracteriza por síntomas conductuales como la hiperactividad, distracción, entre otros– los niveles de cortisol son diferentes.
Este desbalance de cortisol puede manifestarse de diversas maneras, afectando todo desde la capacidad de concentración hasta la regulación de emociones. Las fluctuaciones en los niveles de cortisol pueden provocar que una persona con TDAH experimente altibajos en su estado de ánimo y rendimiento cognitivo a lo largo del día, lo que complica aún más la gestión de sus síntomas.
Así lo demostró el estudio titulado “Moderating effects of impulsivity and morning cortisol on the genotype‐phenotype relationship of attention deficit hyperactivity disorder in young adults” (“Efectos moderadores de la impulsividad y el cortisol matinal sobre la relación genotipo-fenotipo del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos jóvenes”) publicado por Nicolás Garzón Rodríguez y María Fernanda Quiroz Padilla, profesores de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento de La Universidad de La Sabana, partió de 30 variantes genéticas que están relacionadas con el TDAH.
¿Cómo se realizó el estudio?
El estudio involucró a 120 adultos jóvenes, de 18 a 24 años, seleccionados a través de centros de neuropsicología y psiquiatría, así como en eventos universitarios. Se midieron sus niveles de cortisol justo al despertar y treinta minutos después, proporcionando datos valiosos sobre cómo la variabilidad en los niveles de cortisol podría correlacionarse con la severidad y manifestación de los síntomas del TDAH.
Esta metodología permitió a los investigadores capturar una instantánea precisa de cómo el cuerpo de cada participante responde al estrés natural de despertarse, un momento del día crítico para la regulación del cortisol. Estas mediciones son esenciales para entender cómo el estrés diario y la respuesta hormonal impactan directamente a los individuos con TDAH.
Hallazgos del estudio
Un hallazgo clave del estudio fue la interacción notable entre los niveles de impulsividad y los niveles de cortisol. Se encontró que los individuos con altos niveles de impulsividad y bajos niveles de cortisol tendían a mostrar síntomas más severos del TDAH. Esta relación sugiere que la impulsividad puede amplificar los efectos de un desbalance de cortisol, afectando significativamente las interacciones sociales y el rendimiento académico y laboral.
Según Nicolás Garzón, “el aumento de la hormona no solo está relacionado con el estrés, también se ha vinculado a problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión. Por esto es importante entender cómo el cortisol afecta nuestro bienestar y buscar formas de manejar el estrés para mantener un equilibrio saludable”.
En el caso de los jóvenes adultos con TDAH, esta hormona interactúa con factores genéticos, endocrinos y conductuales. Cuando los niveles no están en equilibrio, se crea el cóctel perfecto para afectar las interacciones sociales, el rendimiento en el trabajo y el desempeño académico.
Los hallazgos del estudio sugieren que la gestión del cortisol podría ser una estrategia clave en el tratamiento del TDAH. Entender cómo la hormona del estrés interactúa con comportamientos como la impulsividad puede guiar el desarrollo de tratamientos más personalizados, que no solo aborden los síntomas del TDAH sino también las condiciones subyacentes que contribuyen a su severidad.
Avanzando en la ciencia del TDAH
Para quienes tienen este tipo de diagnósticos, las actividades cotidianas pueden ser más retadoras. Concentrarse en clase, estar en largas jornadas laborales o incluso el trabajo conjunto con personas neuro normativas, llegan a ser actividades complejas.
Por eso, los expertos sugieren que la ciencia está llamada cada vez más a indagar a profundidad y generar impacto tangible para la sociedad, es decir, el futuro está en la interdisciplinariedad. Este estudio no solo contribuye a la literatura existente sobre el TDAH sino que también invita a la comunidad científica a considerar enfoques interdisciplinarios en futuras investigaciones. A medida que se profundiza en la complejidad del TDAH y su relación con el estrés biológico, se hace evidente la importancia de una perspectiva holística para abordar este trastorno.
Aunque “en Colombia nos enfrentamos a restricciones presupuestarias, hemos comenzado con una propuesta innovadora desde la genómica –el estudio del ADN–. Creemos que, si logramos combinar estos enfoques en una misma población, podremos interpretar el conocimiento de manera más integral y enriquecedora. Esto sin duda será de gran beneficio para avanzar en nuestra comprensión y tratamiento de los trastornos mentales y otros desafíos de salud”, asegura María Fernanda Quiroz, coautora del estudio.
Finalmente, aunque los mismos expertos explican que esto es a penas el comienzo, el estudio representa ese primer paso a la comprensión de un fenómeno que impacta al 8,8% de la población mundial.