El rock francés en Perú: un ring de box y la más trágica canción de amor
En 1984, el punk todavía estaba de moda. Desde que surgiera en Inglaterra ocho años antes, este movimiento musical exhibió un ánimo libertario e irreverente que rápidamente se esparció por otros países, como Francia. El video que verán a continuación nos muestra una temática habitualmente explotada por la industria musical: la lucha generacional entre padres e hijos. Las imágenes comienzan con una abnegada madre que en la cocina coloca un disco de Edith Piaf. Esto es lo que ocurre.
Acá tenemos al trío francés Cyclope con la canción L’hymne à l’amour (El himno al amor), lanzado en 1984 en disco sencillo y que formó parte también de su epónimo álbum debut. Fundado en París en 1979, Cyclope estaba conformado por Gérard Cousin (guitarra y voz) y los hermanos Philippe (bajo) y Didier Austruy (batería). Los tres habían crecido escuchando a The Clash, The Who y Aerosmith.
El escritor francés de origen rumano Sylvain Reiner, en Piaf, el libro de Edith, se refirió a esta canción. “Durante el periodo punk, cuando la juventud quería ser salvaje, la banda Cyclope volvió a grabar L’hymne à l’amour, en una gran sacudida de guitarras eléctricas que parecían no detenerse nunca”.
A decir verdad, como señala el blog especializado Radio El Tocadiscos, Cyclope fue una banda desconocida en Francia, si uno la compara con grupos emblemáticos de aquellos años como Indochine o Les Rita Mitsouko. Pero gracias al éxito alcanzado con L’hymne à l’amour, su casa disquera les dio la oportunidad en 1985 de grabar un segundo LP, titulado “T’inquiète pour ce soir” (No te preocupes por esta noche), que permitió que su música llegase a Bélgica, Suiza, Argelia y Marruecos.
Pero, entonces, al otro lado del Atlántico sucede algo inaudito. En un alejado país comienza a escucharse esto.
Resulta difícil imaginarse los años 80 en el Perú sin esta canción. De la mano de Indochine (o Indochina, como se les decía), el rock francés entró con fuerza en un mercado inaccesible hasta entonces. El éxito se debe en especial a este tema, titulado 3ème sexe (Tercer sexo), que algunos consideran un himno a la bisexualidad, y otros a la transexualidad, pero que es, en líneas generales, un canto a la tolerancia sexual. En un país conservador como el Perú, es muy probable que haya jugado a su favor el hecho de que la mayoría no entendiera lo que estaba cantando.
Estas imágenes corresponden al recordado disco en vivo de Indochine titulado “Au Zenith”, de 1986, cuyas canciones se escuchaban una y otra vez en las radios peruanas. Los casetes del sello BMG Ariola, la famosa estrella azul de la portada del disco, las fotos y los stickers que se vendían en las afueras de los colegios, todo hablaba de Indochine. De hecho, se hicieron grandes esfuerzos para llevarlos de gira a Perú, pero la empresa no era tan sencilla (recién se lograría en abril de 1988).
Sin embargo, en medio de esa francofilia musical, a un DJ se le ocurrió incluir la canción L’hymne à l’amour, de Cyclope, en la programación de una radio limeña, como recuerda el diario El Comercio. Y fue así como este desconocido trío francés se volvió popular en “le Pérou”.
Aquel primer álbum, “Cyclope”, se convirtió en disco de oro en Perú y fue el LP más vendido durante seis meses, según señala el sitio oficial de la banda francesa. Y el 21 de julio de 1987 sucede esto.
Antes del arribo de Indochine, Cyclope estuvo en el Perú. Jamás el rock francés había tenido tal acogida en este rincón de Sudamérica. Estas imágenes corresponden a una de las tres presentaciones que la banda francesa dio en la desaparecida Feria del Hogar, con su ya referido tema L’hymne à l’amour, el que más pegó entre los peruanos.
Los Cyclope fueron recibidos por 40.000 personas cada noche, una imagen que permanece indeleble en la memoria de la banda, cuyo éxito radicó también en la diligente labor de promoción hecha por Discos Hispanos, que en 1987 reeditó en el Perú el disco “Cyclope”.
En el libro Camión blanco: instantáneas eléctricas 1991-2001, hay una entrevista que el escritor y periodista francés Jean-Noël Levavasseur les hace a los Cyclope. Gérard Cousin, cantante y guitarrista del grupo, recuerda que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia les pagó los boletos de avión a Perú. “Hubo mucha promoción. Nuestro clip se pasaba en un canal musical, en la radio, en la televisión, las estaciones más importantes de Perú hablaban de nosotros”.
“Un sello distribuyó el disco e hizo mucho trabajo de promoción”, añade Cousin. “Mientras nosotros esperábamos tocar en un salón de fiestas, en Lima nos encontramos con un estadio de 45.000 personas. ¡Lleno tres noches seguidas! Fue increíble. No lo esperábamos en absoluto”.
Las imágenes que ven acá arriba son de un artículo publicado por el semanario francés 7 à Paris en septiembre de 1987, dos meses después de la visita de Cyclope al Perú. El titular dice “Conquistador” y debajo: “Nul n’est prophète en son pays. Pour Cyclope, groupe français, Lima c’est le Pérou” (Nadie es profeta en su país. Para Cyclope, banda francesa, Lima es el Perú).
Esto de “Para Cyclope, Lima es el Perú” tiene una explicación. En francés existe la frase C’est pas le Pérou! (¡Esto no es el Perú!), cuyo origen está en la conquista española en el siglo XVI, cuando el Perú comenzó a ser sinónimo de tesoro o fortuna. Por lo tanto, “Esto no es el Perú” quiere decir que algo no es tan espectacular como se creía. Pero para Cyclope, su visita a Lima sí fue dorada, “sí fue el Perú”.
“En el aeropuerto nos esperaban fanáticos en delirio. Dimos tres conciertos en Lima y nos quedamos nueve días”, recuerda Gérard Cousin. “Casi podríamos decir que tuvimos la misma publicidad que tuvo Madonna para su concierto en París”.
Sin embargo, de regreso en su país, Cyclope no fue tomado en cuenta por los medios de comunicación franceses, a quienes poco les importó lo logrado en tierras peruanas. “Creíamos que hablarían de nosotros, de nuestra aparición en programas de TV en el extranjero”, agrega Cousin. “Pero no. Lo único que les interesaba era si íbamos a Fun o NRJ (dos populares radios francesas). Para ellos, eso era más importante que hacer un disco de oro en otro lugar”.
De todos modos, queda en el recuerdo su particular versión de L’hymne à l’amour.
Pero, ¿cuál es la versión original?
Ella es la más grande cantante que dio Francia en el siglo XX. Nació como Édith Giovanna Gassion, aunque para el mundo es Edith Piaf, a quien apreciamos acá cantando Hymne à l’amour (Himno al amor). Las imágenes son de la película Paris chante toujours (París sigue cantando), de 1952, en un escenario que simula los exteriores de la Catedral de Notre Dame.
Hymne à l’amour, compuesta en 1949 por la propia Edith Piaf (letra) y Marguerite Monnot (música), estuvo dedicada al gran amor de “la voz de Francia”: el boxeador Marcel Cerdan. Francia salía de los traumas de la Segunda Guerra Mundial, y tanto Piaf como Cerdan encarnaban los sueños de un país que veía cómo dos personas de clases socioeconómicas bajas podían alcanzar también la fama y el reconocimiento.
Nacida en 1915 en París, Edith Piaf tuvo una niñez sumida en la miseria. Terminó viviendo en un burdel de Normandía, administrado por su abuela paterna, y siendo criada por las prostitutas del local. Perdió la vista durante algunos años. Se enamoró ciegamente a los 17 años de un joven con quien tuvo a su única hija, Marcelle, quien falleció apenas a los 2 años de meningitis. A pesar de tantos reveses y sinsabores, llegaría a ser la más grande.
Nacido en 1916 en la Argelia francesa, Marcel Cerdan fue el hijo menor de una familia pobre de cinco niños. En 1922, los Cerdan se instalaron en Casablanca (en el hoy Marruecos) con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Vincent, su hermano mayor, practicaba el boxeo, así como sus otros hermanos Antoine y Armand. Obligado por su padre, Cerdan entró a un ring a los 8 años y ganó su primera pelea. Al muchacho le apasionaba el fútbol, pero su padre se empecinó con que fuera el mejor en el cuadrilátero. A pesar de los numerosos conflictos que ambos tuvieron en casa, llegaría a ser campeón mundial.
El primer encuentro entre ambos ocurrió en 1946, cuando después de una pelea, Marcel Cerdan asistió a un concierto de Piaf en “Le Club des Cinq”, un cabaret de París. Dos años después, en enero de 1948, ambos volvieron a verse en una presentación de Piaf en el cabaret “Versailles” en Nueva York. El flechazo fue instantáneo. Poco importó el hecho de que Cerdan tuviera esposa y dos hijos, quienes vivían en Casablanca.
Ese 1948, Cerdan volvió a Nueva York para un entrenamiento con miras a la que iba a ser la más gloriosa de sus peleas: el combate contra el estadounidense Tony Zale. Piaf también viajó para allá de incógnito y logró ingresar clandestinamente al campo de Loch Sheldrake, donde Cerdan se ejercitaba.
Es así como llegó la noche del 21 de septiembre de 1948. El campeón defensor Tony Zale (apodado el “Hombre de acero”) y Marcel Cerdan (el “Bombardero de Marruecos”) se vieron las caras en un ring de Nueva Jersey. Era una época en la que el boxeo era salvaje. Al finalizar el undécimo asalto, Cerdan le dio un tremendo gancho de izquierda a Zale, que terminó por darle el título mundial del peso wélter.
Aquí las imágenes (Cerdan viste pantalones blancos).
El título mundial hizo de Marcel Cerdan un héroe en Francia. De hecho, París lo recibió como si fuese un jefe de Estado. A principios de 1949, Cerdan y Piaf vivían en un palacete de 336 metros cuadrados que ella había comprado a 19 millones de francos en la comuna de Boulogne-Billancourt (en los suburbios de París), al lado del recinto donde se realiza el torneo de tenis de Roland Garros. En esa propiedad la pareja se amó en secreto. Los muros de aquel célebre palacete –apunta el diario español El Mundo– inspiraron algunas de las canciones más célebres de Piaf, entre ellas, Hymne à l’amour.
“Existe una sola Edith Piaf y yo tengo la suerte, yo, pobre boxeador bruto, de ser amado por ella”, le escribió Cerdan en una de las tantas cartas que se enviaban cuando ella debía irse de gira o cuando él debía dejar París para entrenar.
Pero el reinado de Cerdan en el boxeo fue breve. Para la primera defensa de su título mundial, el francés regresó a Estados Unidos, pues al frente le esperaba un retador temible: Jake LaMotta, el popular “Toro Salvaje”, quien décadas después inspiraría la premiada película de Martin Scorsese y Robert De Niro.
La pelea, realizada al aire libre en Detroit, se llevó a cabo el 16 de junio de 1949. Apenas en el primer asalto, Cerdan se dislocó el hombro al caer en la lona. Sin embargo, decidió seguir peleando hasta el décimo asalto, cuando ya no pudo más porque el dolor en el hombro era insoportable. Tuvo que tirar la toalla. Aquella noche, Marcel Cerdan no solo perdió el título mundial, sino que fue también su último combate.
Tanto Cerdan como LaMotta sufrieron graves heridas en una pelea que fue brutal. Aquí algunas imágenes (Cerdan lleva cinturón oscuro).
Tres meses después, el 14 de septiembre de 1949, en el cabaret “Versailles” de Nueva York, Edith Piaf cantó por primera vez Hymne à l’amour, “una canción premonitoria, que anticipó el resultado trágico de su amor”, dice el sitio web oficial de Marcel Cerdan.
La revancha entre Marcel Cerdan y Jake LaMotta iba a efectuarse el 28 de septiembre, pero este último canceló el combate por una lesión. Por ello, Cerdan dejó a Piaf en Nueva York y partió el 2 de octubre a Casablanca, donde su esposa acababa de dar a luz a su tercer hijo. El duelo Cerdan-LaMotta fue programado para el 2 de diciembre en el Madison Square Garden. Nunca se realizaría.
Después de participar en peleas de exhibición en la ciudad francesa de Troyes, Cerdan habló por teléfono con Piaf, quien le insistió en que regresase rápidamente a su lado en Nueva York. Fue así como el boxeador francés decidió cambiar su viaje en barco por un boleto de avión conseguido a último momento, gracias a que una pareja de recién casados le cedió su lugar.
El 28 de octubre de 1949, el avión en el que iba Cerdan se estrelló en una montaña del archipiélago de las Azores, en medio del océano Atlántico, mientras intentaba aterrizar para una escala técnica. Marcel Cerdan tenía apenas 33 años.
En estas imágenes sin audio puede verse la llegada de los restos del pugilista francés a la ciudad de Casablanca.
Cuando ocurre el accidente, Edith Piaf se encontraba ofreciendo conciertos en Manhattan. Pese a la trágica noticia, ella no renunció a cantar. La revista italiana IO Donna recuerda que la misma noche de aquel fatídico 28 de octubre, Piaf le dedicó Hymne à l’amour al boxeador francés. Luego de cantarla, ella rechazó los aplausos del público. “Esta noche canto para Marcel Cerdan, y solo para él”, dijo Piaf, quien incluso sufrió un desmayo en el escenario, como asegura el sitio web oficial de Marcel Cerdan.
Piaf nunca se recuperó de aquella tragedia. Tras la muerte de Cerdan, el palacete de Boulogne-Billancourt, testigo del amor entre ambos, se convirtió en una prisión para ella. Incluso –como señala el diario Le Parisien– Piaf llegó a organizar sesiones de espiritismo para tratar de ponerse en contacto con el alma de Cerdan. “La pérdida la enloqueció”, dijo en 2013 uno de los responsables de la casa museo dedicada a la cantante francesa. Piaf terminó abandonando aquella propiedad en 1951.
La muerte de Cerdan fue uno de los momentos más impactantes de la película La Môme (que en español titularon como La vida en rosa). Edith Piaf –interpretada magistralmente por Marion Cotillard– despierta y ve que Cerdan ha regresado a su lado en Nueva York. Emocionada, le prepara un café y busca el reloj que le había comprado. Al no encontrarlo, Piaf comienza a desesperarse, para luego recibir la terrible noticia de que Cerdan había, en realidad, muerto.
No fue una casualidad que esta secuencia de la película terminase con Hymne à l’amour, una canción que Edith Piaf grabó seis meses después del accidente aéreo, el 2 de mayo de 1950. Si bien Piaf tuvo después otros amores, ninguno de ellos fue como Marcel Cerdan. “Yo te amo irracionalmente, anormalmente, locamente, y nada puedo hacer para evitarlo. La culpa es tuya, eres magnífico”, le escribió Piaf a Cerdan en aquellas cartas que intercambiaban un año antes.
Para despedirme, les dejo nuevamente a Edith Piaf con Hymne à l’amour, la canción que –sin quererlo– predijo el trágico desenlace de esta inolvidable pareja; en especial, su parte final que dice así:
Si un jour la vie t’arrache à moi,
si tu meurs, que tu sois loin de moi,
peu m’importe si tu m’aimes,
car moi je mourrais aussi.
(Si un día la vida te arranca de mí,
si mueres, si estuvieses lejos de mí,
no me importa si tú me amas,
porque yo moriría también.)
Nous aurons pour nous l’éternité,
dans le bleu de toute l’immensité,
dans le ciel, plus de problèmes,
mon amour, crois-tu qu’on s’aime?
(Tendremos para nosotros la eternidad,
en el azul de toda la inmensidad,
en el cielo no más problemas,
amor mío, ¿crees tú que nos amamos?)
Dieu réunit ceux qui s’aiment
(Dios reúne a los que se aman.)
Esta última frase es el epitafio que yace en la tumba de Edith Piaf en París.
Hasta la próxima canción.
Agradecimientos:
Video 1: Max Pinedo / Video 2: kevin Caqui
Video 3: Guillermo Melgarejo / Video 4: Édith Piaf En Español
Video 5: DiFilm / Video 6: Classic Boxing Matches
Video 7: British Pathé / Video 8: jaloula
Video 9: principezza28
Michael Zárate – Datos de contacto:
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