La diseñadora Andrea Navascués combinó objetos modernos, retro y vintage con una perspicacia singular, y consiguió ambientes armoniosos. El acero, la madera, los tapices texturados y bordados solo proyectan calor de casa. En la elección de los muebles de la sala prima la combinación de distintas formas con líneas simples, mucha textura y color.
En el comedor, un cuadro de Jimena Burneo contrasta con las sillas y mesas de tonos neutros. El resto de la decoración es audaz con composiciones de botellas de vidrio, la elegante figura de un elefante y superficies de mármol de Carrara.
En el dormitorio, se respira un aire romántico con un espíritu vintage. Dentro del espacio se acondicionó también un rincón dedicado a la lectura con la réplica de una silla Womb Chair de Eero Saarien.