Mónica Arrese
Es una tendencia que se caracteriza por usar los colores de los helados en los espacios, es decir, de las gamas cromáticas de toques pasteles que ayudan a configurar una atmósfera soft y romántica. “Estos colores entregan luminosidad. El riesgo es excederse y saturar el espacio. Para ello hay que saber equilibrar todos los elementos y combinar adecuadamente los colores”, señala la arquitecta Lusiana Guevara, del Instituto Toulouse Lautrec.
ARMONIZANDO LOS ESPACIOS
Entre los tonos se encuentran los más frutales y primaverales, como el verde pistacho, menta, mandarina, fresa, chocolate, crema, mora, etc. La diseñadora Carol Labrín recomienda combinarlos con tonos neutros, como el blanco, beige, gris y crema. “Acompáñelos con un acabado mate, porque los ice cream son muy brillantes y reflejan la luz”, aclara.
Se recomienda usar muebles en un color gris claro o tonos ice cream poco recargados, a fin de generar un contraste con el rosa, verde menta, amarillo, lila o celeste de los cojines, las alfombras, las cortinas y los elementos decorativos.
Puede optar por recubrir una pared con papel decorativo de tono ice cream con poca textura y pintar el resto de muros en crema o beige.