Si se trata de un ambiente pequeño y compartido, como una sala-comedor de 3,50 m x 3,50 m, crea una división visual con una alfombra en un tono distinto al piso, colócala enmarcando el juego de sofás o la mesa y las sillas. " Se recomienda colocar solo una para evitar que el área se vea más pequeña de lo que es", explica la arquitecta Natalie Settembrini. De ser un espacio más amplio, de 5 m x 5 m, puedes colocar una en cada estancia.
Otra opción es usar distintos colores en los ambientes. Cuando se trata de una cocina abierta, usa tonos claros (blanco, crema o marfil) en la sala y el comedor, para que el espacio no luzca oscuro; y otro más intenso (negro, amarillo, celeste o verde) en las puertas de los reposteros altos y bajos o en la pared que está entre ellos. Para que armonice, coloca accesorios, como lámparas o cojines de la tonalidad de la cocina; indica la interiorista Valeria Tantaleán.
Si tienes un espacio de al menos 18 m2 y 2,60 m de alto, diferencia las estancias colocando en una de ellas un volumen de drywall de 20 cm de alto. Retroilumínalo, enchápalo en madera o revístelo con microcemento, para un mayor efecto decorativo.
Los libreros también son un buen recurso, ubícalos entre las áreas a separar. "Deben tener espacios libres para que pueda pasar la luz natural", dice Settembrini. Otras alternativas son los biombos, cortinas de cadenas y lámparas de techo colgadas en el límite entre un espacio y el otro.