El arte puede encontrarse en cualquier lugar desde el museo más exclusivo hasta en medio del campo, alejado de las ciudades.
Fue ahí donde un grupo de estudiantes del Klasse Löbbert en Alemania decidieron darle nueva vida a una torre eléctrica añadiendo un toque de color a su estructura. Para eso, instalaron distintos triángulos de acrílico a los espacios de la base de la torre.
El proyecto llamado Leuchtturm (Faro en alemán) modificó el entorno pues contrasta con el verde del campo y, al mismo tiempo, transformó una estructura que a simple vista no es nada interesante ni atractiva que parece no encajar entre tanta naturaleza.