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Restauradores: el oficio de darle vida a las antigüedades - 1

 

Por Rosa Aguilar 

Seis diseñadoras con una pasión en común: la restauración de antigüedades. Sus propuestas, cargadas de nostalgia y emoción, son el reflejo de que la inspiración puede darle una nueva oportunidad a piezas olvidadas.

 

1. Andrea Navascués

Quienes conocen su trabajo como diseñadora de modas y mobiliario siempre se han dejado seducir por el color y las combinaciones arriesgadas de sus texturas y patrones. Su riesgo va de la mano con la sutileza femenina, con una ingenuidad que parece contar historias de romances entre telas, tapices y formas. Su relación con los muebles nació con una mecedora para niña, perteneciente a su abuela. Ese fue el objeto clave que la enrumbó por el camino de la restauración de piezas antiguas. Así, algunas manos de barniz sobre la madera gastada y una nueva esterilla trajeron de regreso una pieza cargada de recuerdos.

 

2. Michela Casacca y Claudia Freundt

Dos administradoras de empresas descubrieron de una manera personal e intensa una pasión, que les permite ver el potencial estético en piezas que muchos podrían considerar desechos. Michela empezó a respirar la esencia del diseño, del reciclaje y de la restauración durante los once años que vivió en Milán (italia). La conexión de Claudia con este mundo empieza al graduarse como administradora; y se centra en Nueva York, cuando decide estudiar Diseño en el Parsons School of Design. Dos historias de inicios y encuentros que escriben una nueva y común ruta en Lima, hace cuatro años, cuando deciden formar Cuatro en un Baúl.

 

3. Mónica Belaunde. 

Cuando era pequeña, jugaba entre piezas fabulosas con muchos años de antigüedad. Escuchaba cómo sus padres hablaban de ellas y de qué modo las valoraban. Su madre es anticuaria, y siempre la observaba limpiando y restaurando objetos. Algo en su ADN ya hacía presagiar que estaría conectada con épocas pasadas. Su propia experiencia empezó al casarse y tener una casa.

 

4. Karina Kovacevic. 

Hace dos años llegó a vivir a Lima, desde Chile, con una amiga, y surgió la tarea de empezar a decorar sus departamentos. Buscaron muebles antiguos para restaurar y, a la vez, maestros artesanos para hacer realidad las ideas que habían sacado de revistas de diseño y decoración. La idea de armar los espacios perfectos para vivir, las motivó a crear una vitrina donde exponer lo que habían descubierto, y crearon Aurelia Deco. Y aunque la compañera de los inicios ya no vive en Lima, Karina mantiene la pasión intacta.

 

5. María Teresa Paredes.

“No creo que haya descubierto mi vocación, porque vino conmigo. No sé cuándo empezó, pero sé que estará hasta el día que me toque partir de este mundo”, dice María Teresa, al consultarle sobre cómo llegó a este universo único de la restauración de objetos antiguos. Su carrera como diseñadora de modas y su especialización en la alta costura, la ayudaron a mejorar una mirada detallista y perfeccionista. Su primer hallazgo fue una lámpara art déco que encontró en La Poubelle, la salida antigua de la estación del metro Gare D’ Orsay, en París, a comienzos de los años ochenta.

 

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