Desde pequeños nos han enseñado que el pescado es uno de los alimentos más nutritivos que existen, pilar de nuestra alimentación. Sin embargo, con el pasar de los años y como consecuencia de la polución, esta idea del “pescado saludable” ha ido cambiando debido al comportamiento del ser humano.
Nuestro planeta produce gran cantidad de plástico y las consecuencias de un descontrol en ello ya se dejan ver. Un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) el 2021 reporta un consumo masivo de microplásticos por la fauna acuática mundial en diversos hábitats que incluyen “la superficie marina, la columna de agua, el bentos, los estuarios y playas” detallando a más de 220 especies marinas que ingieren desechos microplásticos en condiciones naturales.
Pero el problema no es tan lejano. Estudios realizados por José Iannacone, Fabiola Príncipe, David Minaya, Grober Panduro y Mario Carhuapoma en el terminal pesquero de Villa María del Triunfo en Lima y publicado por la Revista de Investigaciones Veterinarias del Perú en el 2021 expusieron la presencia de partículas de microplásticos en el 100% de los peces estudiados (Lorna, Caballa, borrachito, Lisa y Cabinza).
En dicha investigación se analizó el organismo de 100 peces clasificándolos según su hábitat, características de vida y su rol trófico. La especie que contenía más microplástico del tipo fibra fue el borracho (Scartichthys gigas), seguido por la Lisa (M. cephalus), probablemente por vivir en un hábitat cercano a las zonas urbanas de Lima.
¿Qué es el microplástico?
Son partículas de plástico menores a 5 mm, muchas veces imperceptibles para el ojo humano provenientes de diversos tipos de plástico. La producción mundial se basa en cinco de ellos: el polietileno, el polipropileno, el policloruro de vinilo, el poliestireno y el tereftalato de polietileno, según el grupo de expertos sobre los aspectos científicos de la protección ambiental marina (GESAMP), los cuales incluyen aditivos y químicos que pueden ser dañinos para la salud humana. Se estima que la producción de microplásticos aumentará en el futuro y superará los 1.000 millones de toneladas en 2050.
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¿Por qué debemos preocuparnos?
Las consecuencias por la contaminación por microplásticos en el mundo han llegado a niveles inmanejables, ya que este se encuentra en la tierra, mares, ríos, lagunas e incluso el aire. En el caso de los mares, la fauna acuática se ve seriamente afectada. Diversos estudios a nivel mundial han comprobado que los microplásticos afectan negativamente la fecundidad, la supervivencia larvaria y el desarrollo adecuado de los organismos vivientes en ella.
El microplástico es absorbido por la sangre y carne de los peces ingresando por su sistema digestivo. Tal como lo explica el estudio realizado en Villa María del Triunfo, nuestro mar peruano, rico en especies únicas y valiosas se encuentra ya seriamente contaminado.
Algo que preocupa es que en países como el nuestro donde ya se cuenta con un plan que reduce el consumo del plástico (Ley n.° 30884), efectivo desde el 2019, no se haya sabido dirigir las medidas y restricciones tanto a las grandes empresas productoras de este material como a las cadenas consumidoras del mismo.
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El biólogo Paolo Amaya, nos explica en una entrevista que la contaminación y la saturación del uso de los plásticos está afectando no solo al consumo indirecto de los mismos, sino también al clima de nuestro planeta. “El mar es uno de los escenarios reguladores del clima, es un escenario que alberga biodiversidad. Si seguimos contaminando de esta manera, vamos a afectar el clima, contribuyendo al cambio climático”, sostuvo.
Con respecto a la población, esta problemática contribuye a patologías que afectan la salud pública. Los microplásticos son tan pequeños que nosotros los podemos absorber consumiendo cualquier recurso contaminado. Cuando este proceso se vuelve continuo, incrementamos la concentración de microplásticos en nuestro sistema elevando los niveles exógenos trayendo como consecuencia alergias por la intolerancia a microplásticos, infecciones, deformaciones genéticas y trastornos neurológicos.
Los microplásticos son un mal silencioso que ataca a nuestra sociedad de forma latente, haciendo de su existencia no solo algo perjudicial para los ecosistemas sino también para el ser humano. Sus consecuencias en tanto al planeta no son solo son contaminantes, esta desastrosa amenaza disfraza otros temas como: la corrupción, el consumismo, la emergencia sanitaria, la pobreza. A efecto de esta problemática, el alimento más consumido del planeta se vuelve un riesgo para nuestra nutrición.
¿Qué podemos hacer?
Ante esta problemática es muy importante tomar acciones desde diversas aristas. Una de las principales es que a nivel gubernamental se tome conciencia del problema y se implementen políticas públicas encaminadas al control en la producción del plástico.
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Del mismo modo incluir programas de formación educativa de la ciudadanía sobre el uso de productos plásticos, el fomento de una cultura ambiental y el consumismo presente en países como el nuestro. El especialista Paolo Amaya, también sugiere que “las autoridades educativas y empresariales deben poner su aporte en fomentar una cultura ambiental donde el consumo responsable se vuelva un día a día”.
Como adultos, jóvenes, adolescentes es muy importante estar informados, analizar la realidad de forma crítica y objetiva, estar atentos a las nuevas investigaciones científicas que continuarán, lo de ahora es solo el comienzo.