Apoyo Consultoría: PBI nacional creció 5% en enero
Apoyo Consultoría: PBI nacional creció 5% en enero
Redacción EC

Se ha venido discutiendo sobre la posibilidad de que nuestra economía pueda crecer a una tasa promedio anual algo superior al 6% para el período 2014-2016. Asumiendo que no habrá una recaída en la dinámica financiera internacional, nuestra economía deberá validar las siguientes condiciones para continuar destacando: Primera, que se concrete la posibilidad de casi duplicar nuestra producción anual de cobre. Debemos alcanzar los 2,6 millones de toneladas de cobre hacia el 2016. Con ello, nuestro frente externo, fiscal y de dinámica productiva seguirán siendo claramente viables. Antapaccay, Toromocho, Constancia, entre otros, son claves.

Segunda, que los términos de intercambio –que desde el 2011 vienen deteriorándose en un 12%– tiendan a estabilizarse y que puedan mantenerse por encima del promedio de los últimos 10 años. Una baja adicional del precio del cobre podría mellar este indicador y nuestro margen de crecimiento.

Tercera, que no se afecte la confianza del inversionista y del consumidor. Sin estas sería imposible sostener el círculo virtuoso que tenemos entre nuestra inversión y crecimiento. Aunque el factor económico continuaría independiente del político, no podría decirse lo mismo sobre las implicancias de un inadecuado manejo de potenciales conflictos sociales e inseguridad.

Cuarta, que la tasa de inversión –liderada por el frente privado– se mantenga por encima del 25% del . En este frente un rol estratégico lo cumplirá el componente de la inversión extranjera directa que ha triplicado su participación con respecto al PBI estos últimos 12 años, superando el 7%. Hoy por hoy, esta tasa supera toda la contribución del sector público a la inversión.

Quinta, mantener una perspectiva favorable en la clasificación de nuestro riesgo soberano. Deutsche Bank y Moody’s nos han reseñado como una de las economías menos vulnerables frente a la actual volatilidad e incertidumbre generada a partir del menor estímulo monetario de EE.UU. El bajo compromiso de nuestra deuda externa de corto plazo ha abonado a nuestro favor.

Sexta, evitar sobresaltos cambiarios extremos que atenten contra el cumplimiento de nuestra meta de inflación y que puedan afectar una adecuada administración de la recuperación de los créditos en dólares que mantiene la banca. Que dispongamos de RIN que son equivalentes a la tercera parte de nuestro PBI nos brinda una considerable ventaja.

Séptima, que el ahorro acumulado en los últimos 13 años mediante el Fondo de Estabilización Fiscal y que ya supera los US$7.000 millones pueda ser optimizado en cuanto a su apropiada rentabilización y potencial aplicación. No debe ser necesario, por ejemplo, esperar un desastre natural para activarlo. Se lo puede emplear preventivamente desde ahora.

Octava, resguardar un adecuado desempeño bancario y microfinanciero. En este último caso, medidas que eviten el sobreendeudamiento, el crecimiento extremo de sus créditos y el lento proceso de capitalización, coadyuvarían a fortalecer la imagen de pulcritud de nuestras entidades financieras a escala internacional.

Hasta el 2016, todo bien si se cumplen las condiciones reseñadas. Luego, si queremos hacer sostenible el crecimiento, debemos definir políticas de Estado que trasciendan los cinco años, fomentar mayor institucionalidad, incentivar un desarrollo articulado de las reformas estructurales pendientes y, sobre todo, buscar una nueva clase política que conduzca los destinos del país, nada menos.