"Uno de los mayores cambios que podríamos ver sería un incremento significativo en la tasa de impuesto corporativo", indica Larrabure. (Fotos: Saul Loeb y Jim Watson / AFP)
"Uno de los mayores cambios que podríamos ver sería un incremento significativo en la tasa de impuesto corporativo", indica Larrabure. (Fotos: Saul Loeb y Jim Watson / AFP)
José Larrabure

El martes 3 de noviembre se llevarán a cabo elecciones generales en donde no sólo se elegirá al presidente para el siguiente periodo de 4 años, sino que se renovarán varios puestos en el Senado y la Cámara de Representantes de dicho país. Si bien la atención mediática está focalizada hoy en el duelo entre y por la presidencia, los mayores cambios en el modelo dependerían de qué partido tome control del Senado.

Específicamente, el escenario denominado “Ola Azul”, por el color que representa al Partido Demócrata –en que Joe Biden gane la presidencia y los demócratas tomen control del Senado y mantengan su actual mayoría en la Cámara Baja–, sería el escenario que, en opinión de la mayoría de analistas, traería los cambios más disruptivos dado que muchas de las propuestas de la campaña de Biden encontrarían poca resistencia en el legislativo.

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Uno de los mayores cambios que podríamos ver sería un incremento significativo en la tasa de impuesto corporativo, lo cual tendría un impacto negativo en las utilidades netas de las grandes empresas en Estados Unidos, afectando por defecto el valor de las acciones de empresas listadas y de los índices más representativos de ese mercado. Adicionalmente, podríamos ver mayor presión tributaria dirigida a sectores específicos como el tecnológico.

Otro frente que podría preocupar a los inversionistas es el relacionado a una mayor intervención del estado a través de regulación en sectores como el tecnológico, salud y energético. Recordemos que las grandes empresas de tecnología como Apple, Google y Facebook; así como empresas de consumo, pero que tienen un gran componente tecnológico en su modelo de negocio, como Amazon y Netflix, son constantemente cuestionadas por haber logrado posiciones de mercado muy dominantes.

Por ello, estarían bastante expuestas a regulación que las obligue a dividirse, vender activos o tomar acciones para facilitar una mayor competencia. En salud, podríamos ver nuevamente el fortalecimiento del denominado “Obamacare”, a través del cual se busca dar mayor acceso a servicios de salud a la población estadounidense de bajos recursos a costa de menores ingresos para empresas del sector. Por último, es bastante conocida la agenda pro-energía renovable de los demócratas, por lo que es de esperar que se promuevan regulaciones en favor del desarrollo de energía solar u otras formas de energía sostenible y, como contraposición, desfavorables para empresas del sector petrolero, por ejemplo.

Es ampliamente conocida también la tendencia de los demócratas a favor de un mayor gasto fiscal, que probablemente se vea traducido en un incremento significativo de inversión en infraestructura. Ello podría ser un estímulo importante en el corto plazo para la recuperación de la, así como para el mercado accionario y específicamente positivo para algunos sectores como materias primas e industriales. Este mayor estímulo fiscal probablemente tendría un efecto negativo de largo plazo para el dólar, y más allá de un alza inicial por su naturaleza de activo refugio, retomaría la tendencia deprecatoria que ha mostrado en los últimos meses.

Muchas cosas están en juego en esta próxima elección en Estados Unidos. Probablemente, no se den grandes cambios en el escenario de un triunfo de Trump, o si los republicanos logran mantener su actual mayoría en el senado; sin embargo, las probabilidades de una “Ola Azul” han aumentado en los últimos meses y tenemos que estar atentos.

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