Cristiano Sampaio

Los índices de desnutrición del país retan no solo al Estado, sino a la industria de alimentos a impulsar la innovación para llevar a las poblaciones vulnerables y la base de la pirámide productos que no solo permitan tener experiencias de consumo y sensoriales únicas, sino que además nutran y aporten a la erradicación del hambre en nuestra sociedad. De esta manera, garantizar el acceso a una alimentación saludable, segura, eficiente y nutritiva para todos, especialmente para las personas más vulnerables y en situación de pobreza, es un compromiso asumido por todos los que creemos en la necesidad de combatir la inseguridad alimentaria y el hambre en el mundo.

En una sociedad donde las desigualdades parecen cada vez más marcadas por grupos que buscan hacer énfasis en las diferencias y no en luchar por acortar las brechas, la industria tiene la responsabilidad y la oportunidad de crear productos que no solo sean asequibles, sino que aporten al valor nutricional y sensorial.

Para ello, además de reconocer que una gran parte de la población mundial enfrenta limitaciones económicas significativas, es fundamental trabajar para derribar las barreras de acceso y derribar los mitos nutricionales que a hoy se han construido. Tener acceso a alimentos de alto valor no debe significar comprometer ni su experiencia gastronómica, ni mucho menos la calidad. Así, la innovación en la industria es crucial al desarrollar productos que sean asequibles pero que al mismo tiempo mantengan altos estándares de sabor, textura y, sobre todo, valor nutricional.

Contar con una estrategia que coloque a este objetivo en el centro nos lleva a orientar nuestros esfuerzos en ampliar nuestros portafolios, diversificando la línea de productos y haciendo uso de tecnologías innovadoras que contribuyan a mejorar la seguridad alimentaria de la población con una oferta más amplia y estable de alimentos a precios accesibles.

Innovar nos compromete además a liderar iniciativas donde el foco sea, por ejemplo, el desarrollo de productos fortificados o enriquecidos adaptados a las necesidades específicas de poblaciones con problemas particulares (anemia, déficit de vitaminas u otros), y al desarrollo de programas de educación nutricional que promuevan hábitos alimenticios saludables y enseñen a las comunidades cómo aprovechar al máximo los alimentos disponibles.

De esta manera, necesitamos detenernos un momento para referirnos sobre un aspecto fundamental que debe acompañar todo esfuerzo de innovación y educación nutricional: la información acreditada. En la actualidad, se difunde información sin sustento científico alguno que ha generado creencias, tendencias de consumo e incluso iniciativas legislativas que obstaculizan la aplicación de la innovación en beneficio de la nutrición de las personas.

Por todo ello, la innovación empresarial enfocada en las necesidades de las poblaciones vulnerables, acompañada de educación nutricional e información acreditada, abre el camino y permite el acceso de más personas a alimentos de calidad y alto nivel nutritivo.