¿Tu carrera tiene un mapa de ruta?, por Inés Temple [Opinión]
¿Tu carrera tiene un mapa de ruta?, por Inés Temple [Opinión]

Inés Temple

Presidenta de LHH DBM Perú y Chile

¿Cómo te ves en los próximos 5, 15, 20 o 30 años de tu vida profesional? ¿Tienes un plan de carrera? ¿Sabes bien hacia dónde vas? Si bien algunos ya cuentan con un plan, todavía me preocupa que la mayor parte de las personas me miran desconcertadas sin entender a qué me refiero cuando lo pregunto. Y a ellos les explico que en realidad se trata de algo muy sencillo. Es un mapa de ruta, una guía general para nuestras carreras y vidas, para poder saber hacia dónde nos dirigimos.

La idea es tener una mirada de largo plazo para saber en qué queremos convertirnos, quiénes queremos ser, qué queremos hacer. De mi experiencia trabajando con miles de personas exitosas que se toman el tiempo para pensar en serio en su futuro y su carrera, he aprendido que esa mirada de largo plazo hacia aquello en lo que queremos convertirnos es clave. Hace toda la diferencia entre la gente que consigue grandes sueños y los que consiguen poco, muy poco o nada en la vida.

Entonces, para el plan de ruta, lo primero es atreverse a inventar un futuro. A verlo por delante, aspirando a tener éxito con sana ambición, a soñar cosas buenas y grandes para nosotros. Luego, lo que sigue es hacer el plan con plazos e indicadores claros para saber si vamos por buen camino.

Una buena idea es tomarnos 30 minutos, cuando estemos relajados, para pensar en: ¿qué quiero hacer?, ¿adónde quiero llegar de verdad?, ¿qué quiero hacer con mi empresa, con mi carrera, con el negocio que quiero poner?, ¿qué me gustaría lograr?, ¿qué cosas tengo que hacer o seguir haciendo?, ¿qué tengo que dejar de hacer? Y por supuesto también, ¿qué quiero hacer con mi vida personal, con mi salud, con mi vida familiar?

La idea es repetir este ejercicio cada semestre al menos para ver si progresamos. Una forma fácil y práctica de empezar es crear un cuadro en Excel en el cual tengamos colocados todos nuestros objetivos de largo, mediano y corto plazo. Y agruparlos por meses, años y décadas. Y medir los avances –o retrocesos– con nuestros propios y muy personales indicadores de éxito, tal como las empresas hacen con su plan de negocio permanentemente. Con este método sencillo podemos saber cómo avanzamos, dónde nos desviamos, qué cosa nueva debemos agregar, qué hay que cambiar, etc. Eso nos dará una idea clara de cuáles son los retos de cada mes, año, quinquenio. ¿Toma tiempo? Sí, pero sin ese plano de ruta, no tendremos claro si vamos llegando o no. 

Por supuesto, es importante ser muy flexibles, ya que muchas veces las cosas no salen como uno espera –en verdad la vida nos sorprende siempre de muchas formas–, pero este plan proporciona una guía general que nos permite mantener el curso ascendente de crecimiento y desarrollo. 

He aprendido también que tener un plan así constituye una diferencia competitiva fundamental para la carrera profesional y ciertamente mejora mucho las oportunidades de éxito (siempre definido en términos muy personales, por supuesto). Sirve también para tomar control de nuestras vidas y para no dejarlas jamás a la deriva o menos en manos de otros.

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