Estudió la primaria en una escuela rural de Marripón, una pequeña comunidad del distrito de Motupe, en Lambayeque. Ahí descubrió en los libros los cohetes espaciales y soñó con verlos algún día de cerca. Después, practicó karate. Fue la mejor. Entre la adolescencia y la juventud, su vida se dividió entre este deporte y los estudios. Llegó a la selección, viajó por toda Sudamérica, terminó la secundaria, ingresó a la universidad y se graduó como ingeniera de sistemas. Por aquella época, tuvo la oportunidad de ir a competir a Las Vegas y Chicago, en Estados Unidos.
Aracely Quispe cuenta esta historia como quien narra un sueño. Sabía que para entrar a la NASA debía ingresar a una universidad de élite. Ahí sucedió lo increíble: el Gobierno estadounidense le dio la residencia como persona con extraordinaria habilidad. Algo reservado para premios Nobel o a talentos del deporte, el arte o la ciencia. “Yo no fui a Estados Unidos a trabajar y a hacer dinero, como muchos creen, lo mío era superarme. Yo tenía un objetivo y lo busqué a través del karate y de mis estudios”, dice.
¿Cómo lograste ingresar a la NASA?
Primero, ingresé a un college, aprendí inglés en un año intenso, y entonces un consejero me dijo: “Si realmente quieres ir a la NASA tienes que ir a una universidad que tenga convenios y puedas practicar ahí”. Me pasé a la Capitol Technology University a la carrera de Ingeniería Astronómica, pues yo quería desarrollar todo el tema de aeronaves desde tierra, rockets, cohetes... Fue un paso tras otro. Cuando me preguntan si quiero volar al espacio, les digo que mi carrera es liderar desde la tierra. Me siento feliz donde estoy. En mayo próximo voy a ser doctora en Ciencias.
Ahora participas de la construcción del telescopio más potente y complejo conocido hasta ahora. ¿En qué parte del proyecto estás?
Te comento sobre mi trabajo. Después de haber estado en el proyecto del LRO (Lunar Reconnaissance Orbit), se presentó la candidatura para nuevos líderes en vuelos y operaciones certificadas. Yo tenía esa certificación, me presenté y pasé la selección. Ahora voy a ser parte del lanzamiento histórico del telescopio James Webb, en marzo de 2021, un proyecto de más de 10 billones de dólares, en el que están involucrados profesionales de muchos países. Soy la única peruana. Mi área va a comandar el lanzamiento de la nave y la vamos a posicionar en órbita a millones de millones de millas de la Tierra. Mi trabajo es monitorear la integridad y seguridad de la aeronave desde que sale de tierra hasta que se posiciona.
¿La nave debe posicionar el telescopio a una distancia jamás vista?
Son millones de kilómetros y va a tardar meses en llegar. El James Webb es el primer telescopio que tiene un espejo de aproximadamente 6,5 metros de diámetro, hecho con tecnología mucho más precisa... en infrarrojo.
¿Qué se va a hacer con esto?
Se espera estudiar las galaxias desde su formación, desde el famoso big bang. Así sabremos qué posición tenemos en el universo y de ahí se desprenderán muchos temas... Toda la comunidad astronómica está a la espera de esto.
¿Será para ti como ganarte un Nobel?
Uno como profesional tiene sus momentos, y este va a ser el momento cumbre de mi carrera.
¿Qué hacer en el Perú para desarrollar las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas) y para que los niños y niñas se involucren en ellas?
Mi sugerencia es que los estudiantes tengan más oportunidades, que puedan salir a competir. Aquí hay mucho talento, jóvenes con mucha ambición, pero se les limita. No digo que les den todo, fácilmente, sino que las escuelas, las universidades, se dediquen a hacer más investigación, tengan más programas y recursos del Estado. La educación es lo más importante para que un país crezca. Yo creo que el no se puede no existe.