"Apología del macartismo", porGabriel Quispe

La presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso, María Melgarejo, días antes de acabar la legislatura 2017–2018 y de seguramente dejar ese cargo, presentó el viernes 8 de junio en silencio, sin coordinar con el Ministerio de Cultura ni con gremios de cineastas, el proyecto de ley 2987/2017–CR. Esto con la intención de hacer un veloz dictamen sin mayor conocimiento ni discusión, y enviarlo al pleno para su rápida aprobación. El lunes 11 el tema estalló en redes.

Lo más escabroso del proyecto, firmado por 11 congresistas más de Fuerza Popular, es el capítulo III: “De los Concursos para el Desarrollo de la Cinematografía y el Audiovisual”, artículo 9, que incluye la apología del terrorismo, cuco persecutorio del fujimorismo, como causal de descalificación de los proyectos presentados a dichos concursos. En los casi 24 años de vigencia de la Ley 26370 —y entre decenas de proyectos de ley presentados en el Congreso en ese tiempo— nunca se había intentado interferir en las temáticas que aborda el cine peruano. Pero la redacción de Melgarejo agrega que se considerará un aspecto favorable que los proyectos de películas “no enaltezcan ninguna forma de abuso, violencia física y/o psicológica u opresión al ser humano”, un inmenso y ridículo margen de censura. O sea ni las sagas de Django y Asu Mare, ni un simple drama, quedarían en pie.

Pero hay algo también muy grave, entre otros despropósitos. Las 14 páginas de la propuesta legal, que de aprobarse derogarían la Ley 26370 que sí estipula claramente la disponibilidad de fondos ascendentes a 2008 UIT, no incluyen la fuente de financiamiento por la cual el Estado fomenta la cinematografía peruana. Es decir, por omisión se elimina de raíz el apoyo económico estatal, indispensable para el desarrollo de nuestro cine. Un esbozo de hazaña destructora que la congresista Melgarejo debe explicar públicamente.