Aprendiendo a cambiar es una serie de cuatro cortometrajes en stop motion cuyas historias giran en torno a la pobreza. Este proyecto, impulsado desde la PUCP, tiene como objetivo profundizar en cómo la pandemia ha afectado a las familias más vulnerables. De otro lado, los largometrajes recomendados son los del Festival de Cine de Trujillo (Fecit), cuyo acceso, a través de la plataforma de Retina Latina, es gratuito y están disponibles hasta el domingo 18 de octubre. En serio: no se pierdan Casos Complejos.
“Aprendiendo a cambiar” de Miguel Villaseca, 2020
El proyecto del equipo encabezado por Miguel Villaseca, docente del Departamento Académico de Ciencias de la Gestión en la PUCP y director del Centro Cultural Escape, nació como un método para hacer más didácticas las clases universitarias: el curso de Desarrollo y Responsabilidad Social se dictaba con el apoyo de los muñecos de plastilina. Al ver el potencial de esta técnica, el profesor Villaseca se permitió soñar y compartir su sueño con el equipo que finalmente le dio vida a los cuatro cortometrajes (más un video que cuenta el detrás de cámaras) que componen Aprendiendo a cambiar. Se presentó al concurso convocado por Innóvate Perú, del Ministerio de la Producción y ganó.
La historia animada describe los efectos de la pandemia en familias que han sido afectadas directamente por el virus y que, a pesar de ello, buscan la manera de salir adelante. Los cortometrajes cuentan lo que sucede con Tina y su familia, quienes viven en extrema pobreza. Las vicisitudes de los personajes se relatan en los cuatro episodios, pero, al final, hay un atisbo de esperanza.
“Quisiera que las personas que la han pasado tan mal como Tina, la protagonista, vean cómo ella logró transformar su situación, en este caso, desde el discurso del arte: sí se puede salir adelante. Y, por otra parte, me gustaría que quienes no han sufrido lo que se ve en el corto se sensibilicen y aprendan a ser más empáticos”, dijo el profesor Miguel Villaseca a Punto Edu, publicación de la PUCP.
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“Casos Complejos” (82′) de Omar Forero, 2018
El Festival de Cine de Trujillo trae, de forma gratuita a través de la plataforma Retina Latina, esta película que es una de las mejores películas peruanas estrenadas en cartelera comercial el año 2019. El crimen organizado y la justicia desorganizada es moneda corriente en el Perú, sin embargo, hay excepciones. La Unidad de Casos Complejos, parte de la Fiscalía de Trujillo, es una de ellas. La película toma el nombre de dicha unidad para narrar la historia de un fiscal que se enfrenta a una mafia y, a la vez, la de un joven delincuente para quien, al parecer, la vida criminal es su única opción.
¿Por qué verla? Las películas de Omar Forero tienen la virtud de crear la sensación de cotidianidad, de individualidad, dentro de situaciones colectivas, sobre todo acercándose a universos marginales. Lo hizo, por ejemplo, en Los actores (2006) y en Chicama (2012). El lado de la justicia que aborda Caos Complejos es distinto al que abordó en su momento El Mudo (2013), de los hermanos Vega, pues Forero ingresa al mundo de la justicia peruana y también al de la criminalidad en una localidad lejana a la capital. En el primero, se concentra en los sacrificios, la probidad, la incorruptibilidad que siempre sorprende dentro del sistema. En el segundo, se concentra en las debilidades humanas de los criminales, generando incluso cierta empatía con los personajes marginales que ahí habitan.
Casos Complejos mantiene la tensión propia de la investigación judicial, de todas las búsquedas de la justicia, de las fricciones que mueven a los seres humanos. Así, sabe envolver al espectador y situarlo en medio de estas dos esferas que, a pesar de luchar una contra otra, comparten un mismo camino.
“Con el nombre de Tania” (85′) de Mary Jiménez y Bénédicte Liénard, 2019
Su nombre podría no ser Tania. Póngale el nombre que prefiera y acertará, pues Tania representa a miles de adolescentes peruanas víctimas de trata que son prostituidas en la zona dominada por la minería ilegal. Este documental, también parte del Festival de Trujillo, también disponible en Retina Latina, es un crudo relato que expone la precariedad de un sistema que acaba pronto con la inocencia de niñas y adolescentes. La dirección tiene la firma de la peruana Mary Jiménez y la belga Bénédicte Liénard.
¿Por qué verla? Basada en testimonios reales, estamos frente a la historia de Tania, una adolescente obligada a ejercer la prostitución en la zona de minería ilegal peruana. Los recuerdos de Tania son el hilo conductor de una película que cuenta con una edición muy fina y que, como bien dicen sus directoras en una entrevista con Desistfilm, “no tiene un mensaje directo, necesita de la participación del público, para que entre en la forma de la narración”.
Con el nombre de Tania es un trabajo que no busca ser una denuncia periodística ni una reivindicación de ONG, sino con la recuperación de la memoria y de la humanidad de la protagonista que perdió parte de su identidad al verse obligada a seguir un camino con el que nunca había soñado.
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