La cinta surcoreana "Parasite" ha sido una de las sorpresas en la contienda al Oscar 2020. (Foto: Difusión)
La cinta surcoreana "Parasite" ha sido una de las sorpresas en la contienda al Oscar 2020. (Foto: Difusión)

En temporada de premios internacionales, conversamos con Pierre Emile Vandoorne, el responsable de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios () para tener un panorama más claro del estado actual y de las posibilidades de desarrollo del cine peruano y su alcance internacional.

Estuvo fuerte la apuesta por Retablo para llegar al , pero no sucedió. ¿Cuál es el trabajo que le corresponde al Estado para que el cine peruano llegue a públicos internacionales?

Este ha ido cambiando. Antes estábamos muy encorsetados con la antigua ley de cine, la del 94, que estaba enfocada particularmente en la producción de largometrajes y en el reconocimiento a los cortos ya producidos. La nueva norma contempla apoyos para toda la cadena de valor del cine, incluyendo la distribución de la película y para su promoción internacional. Tenemos también cada vez más presencia en los festivales, nos conocen. Se seleccionan películas peruanas en Guadalajara, en San Sebastián, en Málaga. Ahora la es un interlocutor reconocido, nos escriben, nos hacen consultas, nos dan información sobre nuevas oportunidades. En la carrera al Oscar es importante la publicidad, pero también el recorrido previo de la película y hasta una cuota de suerte. Tú ves un país como Corea donde hay una apuesta increíble por la producción audiovisual, este es el primer año que tiene una película nominada al Oscar. Evidentemente hay cosas que puede hacer un país por llegar a ese tipo de premios, como apostar por una producción nacional de calidad y que conecte con un público amplio. Te mencionaba a Corea no para comparar su industria con la peruana, sino para decir que hay una dimensión que es un poco inesperada, que es un poco de suerte o que depende de una película en particular que destaca, por qué tan original es y cuál ha sido su recorrido.

Entrevista a Pierre Emile Vandoorne, director de DAFO: "El cine regional ya es reconocido dentro y fuera de nuestro país". (Foto: Eduardo Cavero / El Comercio)
Entrevista a Pierre Emile Vandoorne, director de DAFO: "El cine regional ya es reconocido dentro y fuera de nuestro país". (Foto: Eduardo Cavero / El Comercio)
/ EDUARDO CAVERO

La teta asustada es la película peruana que más lejos ha llegado en cuanto a premiaciones...

El Perú estuvo en los y una de las cosas que impulsó esta película fue ganar el premio principal del Festival de Cine de Berlín. No es fácil ser seleccionado en Berlín o en otros festivales top, menos aún ganar, pero una vez que ganas tienes un reconocimiento que te coloca en las grandes ligas, compitiendo con producciones de muy alto nivel. Entonces como país tenemos que apostar por la visibilidad internacional de nuestra producción. En el Perú tenemos cada vez más producción original, interesante, de calidad, que destaca. Este año somos el país invitado de honor del Festival de Cine de Guadalajara, en un par de meses, y ellos han seleccionado una muestra de películas peruanas muy recientes, casi todas ellas han estado en circuitos internacionales. Entonces, sí que tenemos que apostar por la visibilización de nuestras películas, pero también debemos invertir en la producción pues el cine, como actividad que involucra el uso de tecnología, involucra equipo humano y técnico, es muy cara.

¿Cuáles son los mercados internacionales más interesados en el cine peruano?

El año pasado estuvimos en el festival de Viña del Mar y en Huelva. Este año estaremos en Guadalajara en calidad de país invitado de honor, y vienen más invitaciones. Hay un acercamiento que antes no había. No se invita a un país si no se confía en su contenido. Si revisamos el paso del cine peruano en festivales top, vemos que Cannes ha seleccionado una película peruana en cada década. La Berlinale ha tenido los últimos años, además de La teta asustada, Sembradoras de vida, Retablo, El soñador, y se pueden rastrear revisando años atrás cortometrajes o largos en secciones distintas. Berlín es un festival que ha mirado mucho el cine peruano. Dentro de la región, Guadalajara, es un festival que también se ha interesado por nuestro cine. En Rotterdam este año se seleccionó a la película trujillana En medio del laberinto, el año pasado estuvo Todos somos marineros y antes también estuvo y ganó Videolofilia y otros síndromes virales. Hay algunos espacios que aún son difíciles de conquistar, y también tenemos nuevos territorios por conocer.

El cortometraje peruano ‘El Silencio del Río’, dirigido por Francesca Canepa, será la única producción peruana participante del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) de este año. Formará parte de la sección “Generation”, dedicada al cine infantil y juvenil.
El cortometraje peruano ‘El Silencio del Río’, dirigido por Francesca Canepa, será la única producción peruana participante del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) de este año. Formará parte de la sección “Generation”, dedicada al cine infantil y juvenil.

Ya, pero en el Perú de milagro tenemos realizadores. Lo digo porque no tenemos una escuela nacional de cine y las universidades nacionales no tienen la carrera de cine tampoco.

Es verdad. Y sin embargo somos uno de los países cuya producción más ha crecido en Latinoamérica. No siempre se produce cine en las mejores condiciones. Si los países esperaran a tenerlas tal vez no producirían. En el Perú hacer cine nace de la necesidad y la convicción fuerte de quienes quieren sacar adelante una película. Evidentemente no es fácil, pero hay producción cinematográfica en casi todo el país y muchos de sus creadores no se han formado en espacios tradicionales o se han formado en producción audiovisual.

Pero si vemos industrias como la argentina o la mexicana, la formación es clave

Sí, pero son sociedades que tienen como 60 años de construcción de una política pública cinematográfica. Aquí estamos recién asentando las bases de las nuestras. Son realidades diferentes. La mayor parte de países que han desarrollado industrias propias son países cuyo mercado nacional les permitía recuperar el costo de producción internamente. Aun así, a las películas de autor aquí les va muchísimo mejor que a las películas de autor en otros países. Chile, por ejemplo, tiene 20 escuelas de cine, pero no tienen un mercado interno que consuma el cine nacional, una película de autor casi nunca llega a los cinco mil espectadores. Faltan, como tú dices, espacios de formación, pero se está avanzando desde el Ministerio de Educación para crear una oferta formativa para la industria cinematográfica. Hace cinco años no había ni institutos privados que lo hicieran, ahora hay dos, pero evidentemente hace falta más. No solo en creación, sino en oficios que se asocien al cine, más formación en habilidades técnicas, y claro que en guion, realización, dirección. Nosotros también estamos dando apoyos para cursos o talleres internacionales. Lo que dices es cierto, aquí no hemos tenido ni siquiera una política de preservación del patrimonio audiovisual. Recién estamos construyendo las bases de muchas cosas, y sin embargo tenemos fenómenos únicos, como el cine regional, reconocidos dentro y fuera de nuestro país. ¿Por qué? ¿Qué los impulsa y sostiene? Esa es una pregunta que hay que analizar, qué es eso que hace que la gente apueste por contar sus historias en este medio.

"Wiñaypacha", la primera película en aymara que llegó a la cartelera comercial, fue dirigida por el puneño Oscar Catacora. Recibió gran reconocimiento en festivales extranjeros.
"Wiñaypacha", la primera película en aymara que llegó a la cartelera comercial, fue dirigida por el puneño Oscar Catacora. Recibió gran reconocimiento en festivales extranjeros.

¿Podemos ensayar una respuesta a esa pregunta?

Creo que el reconocimiento de nuestro cine responde, en parte, a un proceso de reflexión y auto observación, a un reconocimiento positivo de nuestra diversidad, después de mucho tiempo de ir en la dirección contraria. Aún quedan muchos retos por vencer, como la discriminación o la valoración negativa de nuestra diversidad cultural. La producción peruana también avanza gracias a esa corriente y porque el cine, arte audiovisual por excelencia, es la principal forma de comunicación del presente, de transmisión de conocimientos, sensibilidades, subjetividades de la época contemporánea.

¿Podemos decir que nuestra industria está en formación, desarrollo o en qué etapa estamos?

Todo depende de cómo definas industria. Estamos en una etapa inicial, no hemos consolidado una industria, porque las personas no pueden vivir aún de hacer cine exclusivamente. Aún no se puede. Sin embargo, el sector audiovisual es fuerte, y emplea a muchas personas. Tenemos data de 2007, que es nuestro año base, y esa data decía que entonces había 24 mil personas empleadas en el sector audiovisual, lo que significaba un aporte a la economía de 1.200 millones de soles. Eso involucraba a todo el sector que va desde el cine hasta la televisión. En 13 años ha crecido muchísimo, pero aún no hemos medido cuanto, pero creo que no sería sorprendente que se hubiese duplicado por lo menos. Entonces, sí hay personas que trabajan en el sector, sí hay empleos generados, sí es una actividad productiva, además de una actividad cultural.

¿Qué retos supone el streaming como nueva forma de consumo para el cine peruano?

Si bien supone retos, como pensar muestra producción para un alcance global, con los requirimientos técnicos que eso implica, el streaming abre muchas oportunidades: para la creación documental, distintos formatos y duraciones y, sobre todo, nuevas formas de llegar a un público amplio. En nuestro país, los retos del streaming tienen que ver con el acceso de la ciudadanía por el ancho de banda y el acceso a tarjetas de crédito. Pero existen plataformas impulsadas por los estados, como , de acceso gratuito. Y también hay proyectos para mejorar la conectividad en el pais, tanto públicos como privados. En términos generales, el streaming es un ámbito de desarrollo del audiovisual con un enorme potencial para canalizar una gran diversidad de contenidos y en ese sentido, cambiar las reglas del juego en un sector donde, en general, se ha visto una oferta homogénea y concentrada, por lo menos en cuanto a sus espacios de comercialización tradicionales.

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