Entes
Diana Gonzales Obando

Entes siempre pintó Lima, incluso antes de saber pintar. En sus viajes interminables con sus padres, desde San Felipe, Comas, hasta el Centro, miraba por la ventana del micro y dice que sus ojos de niño encontraban poesía en los rincones más sucios y sórdidos de la ciudad. Su taller está ubicado en una casona antigua del Callao que, cuenta, fue la sede del Banco de Londres del puerto. Su arquitectura todavía muestra grandes espacios vacíos en los que pudo estar alguna bóveda y que ahora están cubiertos de aerosol y rebeldía.

Él estará aquí hasta inicios de marzo porque —anuncia— este espacio pasará a convertirse en el primer Museo de Arte Urbano del país, del cual será curador. Pero esta no es la única buena nueva. En marzo, viajará a Bogotá para exponer en el Museo de Arte Contemporáneo.

¿Cómo pasas del arte callejero a la galería?
Mi primera exposición fue en 2004 en la galería Luis Miró Quesada Garland. ¿Por qué expongo en galería? Porque, después de tener 20 años pintando en la calle y haber estudiado arte en Corriente Alterna, surgió un interés real por hacer algo que fuera más allá de una simple exposición en la que el grafiti siguiera estando en el mismo soporte de siempre. ¿Por qué tengo que seguir haciendo lo mismo que los demás? Todos hacen un lienzo, una escultura tradicional, buscan el realismo. En el arte urbano se está recurriendo al realismo; personalmente me parece poco creativo copiar una fotografía. Entonces parto desde ese concepto para generar lo mío que es la transformación...

¿Qué es lo que quieres mostrar en tu obra?
Muestro Lima, pero lo que no se quiere ver de la ciudad. El grafiti que ensucia, que escribe, que raya, que molesta. El grafiti que se ve sucio y que para mí es poesía pura. Desde chico he tenido esa mirada sórdida por encontrar un tag de grafiti al costado de un sitio en el que orinaban. Desde que comencé a salir a la calle, me gustó ver por la ventana de los micros; eso es lo que intento tener en la cabeza para pintar.

A propósito de Lima, el alcalde Muñoz ha declarado estar a favor del arte en la calles. ¿Qué opinas?
Muñoz es para mí más mainstream: tiene un conocimiento global de lo que pasa alrededor. En Bogotá aprovechan muy bien los grafitis; aquí no se genera una economía alrededor. El turismo del grafiti en todo el mundo está liderado por Brasil, Colombia, Argentina, Chile. ¿Por qué no Perú? He trabajado varios proyectos con Muñoz en Miraflores y la tiene superclara: sabe del beneficio que eso le puede traer a la ciudad.

Siempre hablas de la unión latinoamericana en el arte. ¿Por qué es necesario exponerse como una unidad, como un solo corazón?
Creo que somos el continente que el mundo más aprovecha, que el gran capitalismo aprovecha y no nos estamos dando cuenta de que eso está sucediendo. Si no somos una fuerza desde el arte, la literatura, las matemáticas, la política, y muchos otros puntos, no va a existir una conciencia real. En el pasado gran parte de Sudamérica estuvo alineada por el Imperio incaico, ¿por qué no unirnos nuevamente? Seguir un “sueño bolivariano” sin tanta política y darle una cuestión de retribución al pueblo real, a la persona de a pie que va 365 días a trabajar. ¿Qué le puedo dar? Arte. Eso es lo bonito que genera el arte urbano, que la persona que no tiene posibilidades o tiene miedo de ingresar a una galería puede verlo en la calle. Esto puede despertar su interés y tal vez lo motive a buscar algo más.

Parece que cada vez más la ciudadanía sale a las calles a manifestarse. ¿Cómo contribuye el grafiti a esta protesta?
Hay una disociación en gran parte de la población artística de la calle, y artística en general. El ego ha ganado un poco a los artistas. Es más importante que algo sea bonito y estético para pintar; entonces, ya no se dice nada de la situación política o económica del país. En mi obra puedes ver varios textos de protesta; lo hago para esa clase política que sabe que un ataque desde el arte puede ser más efectivo. A veces uso mi nombre, a veces no.

Has anunciado que en marzo expondrás en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá. ¿Nos puedes adelantar un poco
de esta individual?

El curador es Juan David Quintero, una eminencia en el arte urbano. Tendré dos pisos del museo. He venido explorando sobre el strappo, la escultura, la diversificación de técnicas,
todas las técnicas dentro de una.

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