Huevos de Pascua en el Perú: una tradición que se reinventa con creatividad y pasión abordadas por prestigiosas chefs

Por supuesto, hay una base histórica, ya que los huevos son un símbolo vida que nace y vuelve a empezar. La costumbre de elaborarlos como golosinas se popularizó en la Europa del siglo XVIII, cuando los pasteleros empezaron a crear estos dulces con el fin de ocultarlos en los huertos, y así crear concursos con los niños en torno a su hallazgo. En nuestro país, fue el suizo Alberto Bachmann quien trajo los primeros moldes de fierro para prepararlos y distribuirlos en su entrañable cafetería “La Tiendecita Blanca”.

“Cuando era niña iba con mi papá y siempre estaba [ambientada] con huevos y conejitos, él los compraba y luego los encondía en su jardín, era una costumbre que yo también traspasé a mis hijos”, recuerda alegremente la chef Ximena Llosa (La Cocina de Ximena) en conversación con El Comercio. La emoción estaba en encontrar la sorpresa que cada uno de ellos guardaba en su interior, que podía ser una galleta o un malvavisco, por ejemplo. Hay gente que incluso llega a a ocultar cartas de amor o incluso anillos. La sorpresa es el ingrediente principal en este universo.

“El sabor lo determina el origen, pero para para mí es preferible usar el cacao chuncho, ya que tiene mayor porcentaje de grasa y no es necesario adicionarle más manteca, así no se altera el sabor”, comenta la pastelera Zara Alanya (Alanya Repostería). En sus creaciones -sofisticadas, delicadas y únicas en su clase- Alanya busca romper el cascarón y ofrecer experiencias que permitan al consumidor sorprenderse desde lo visual hasta el paladar.

La belleza no es solo externa, evidentemente. Las posibilidades de jugar con los rellenos internos son diversas: “frutos, cremas, nueces y todo lo que quepa en el cascarón. Incluso se puede dar rienda suelta a la creatividad peruana usando aguaymantos, maíz serrano salado, quinua crocante, etc.”, resalta Ximena Llosa. Todo es posible cuando se trata de texturas y sabores. Para los adultos también hay novedades interesantes, como maridar los huevos con licores de calidad como el pisco. “Lo importante siempre es sorprender, que adentro se vayan encontrando un desfile de sabores y que el primer mordisco no se parezca al último”, asegura Gutsche.

Astrid nos recuerda que en épocas calurosas como las que atravesamos, lo más importante evitar tenerlos expuestos al sol o al exterior (como patios o terrazas, hasta minutos antes de probarlos). “El chocolate es un producto muy delicado que no debería conservarse en un ambiente demasiado caliente, pero tampoco demasiado frío. En realidad la refrigeradora no es buena opción”, aconseja. Lo recomendable sería almacenarlos en la cava de vinos (si hubiese) o algún lugar con una temperatura que se mantenga con una temperatura entre 17 a 19 grados Celsius.

Con la salvedad climática correspondiente, la pregunta que queda es, ¿qué encontraremos esta vez en nuestros huevos de Pascua? La inventiva de los expertos en repostería no tiene límites, por lo que la respuesta dependerá de cada maestro repostero. El menú en definitiva es emocionante. Los hay rellenos con otros postres en el interior, partidos a la mitad a manera de pastel, potenciados con más chocolate en el interior, entre otras alternativas. Las posibilidades son infinitas, y como sentencia Zara Alanya: “Para el chocolatero todo es posible. Si algo no se puede, no paramos hasta que se consiga”.