Aunque muchos crean que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se relacionan únicamente a la imagen y la alimentación, abarcan mucho más que eso. El universo de los desórdenes alimenticios va desde la salud mental hasta al ambiente familiar, por lo que hoy, en el Día Mundial de Acción por los TCA, es fundamental recordar la importancia de la prevención, la comunicación y el acompañamiento en el hogar.
“Los trastornos de la conducta alimentaria, si bien están relacionados a la obsesión por la alimentación y el peso, esconden los miedos a crecer, madurar y asumir nuevas responsabilidades. Por ello, es importante que, a nivel psicoterapéutico, el grupo de profesionales especializados pueda entender la búsqueda de la estabilidad emocional como un recurso importantísimo en este proceso de recuperación”, estableció Mag. Diana Pacheco Ponce, psicóloga experta del Grupo de Autoayuda en Bulimia y Anorexia (GABA Perú).
En ese sentido, la experta agregó que, además del apoyo psicológico, el soporte brindado por los padres es vital para que el adolescente logre superar este reto y salga adelante. “Los padres deben estar informados sobre los trastornos alimenticios, saber por qué se originan y conocer las opciones de tratamiento a las que pueden acceder”, enfatizó la Mag Pacheco.
¿Qué es un trastorno de la conducta alimentaria?
En palabras de la Mag. Mary Castro, psicóloga especialista en terapia cognitiva conductual de la Clínica Ricardo Palma, un TCA es un trastorno que está vinculado a la distorsión de la imagen corporal, haciendo que la persona perciba su autoimagen de forma errónea. “Dentro del desarrollo de la persona, lo más común es que el diagnóstico se realice durante la etapa de la pubertad o la adolescencia, a partir de los 12 años. Sin embargo, hoy en día, también se registran casos de TCA en niños menores de los 10 años”, destacó la experta.
Entre los tipos principales de trastornos alimenticios, la Mag. Pacheco Ponce incluyó los siguientes:
- Anorexia nerviosa restrictiva: El paciente realiza dietas excesivamente restrictivas, ayunos y actividad física exagerada para disminuir su peso. Se asocia mayormente con personas que tienden a ser muy perfeccionistas, autoexigentes y obsesivos con el orden y la limpieza.
- Anorexia nerviosa purgativa: Además de lo mencionado previamente, este tipo de anorexia también incluye vómito autoprovocado y/o uso de diuréticos cuando el paciente consume algo que no está incluido en su dieta.
- Bulimia nerviosa: El paciente empieza pasándose el desayuno y/o evitando el almuerzo, todo para bajar de peso. No obstante, en la tarde/noche tiende a darse atracones de dulces o comida chatarra. Luego, al experimentar culpa por haber comido de más, realiza conductas purgativas, como el vómito provocado. Asimismo, suele experimentar cambios repentinos en su estado de ánimo, tendencia a la irritabilidad, frustración, autolesiones y conductas extremas, como las compras excesivas. Se asocia con una personalidad inestable.
- Ortorexia: Hace referencia al paciente que se preocupa excesivamente por la calidad de los alimentos y su origen, por lo que no le es fácil comer en ambientes sociales, como con los amigos o la familia.
- Vigorexia: Es la obsesión por tener un cuerpo musculoso. Muchos pacientes suelen dejar de lado la anorexia y/o la bulimia, pero generan esta nueva preocupación. Está acompañada de dificultades para comunicarse, cambios de hábito, comportamientos impulsivos, ansiedad, enojo y problemas de ira. El paciente con vigorexia tiende a sentirse incomprendido y tiene temor a enfrentar el futuro.
“Hablar de trastornos alimentarios es invitarnos a pensar que las personas pueden tener una percepción sumamente crítica sobre sí mismas. Se obsesionan con su cuerpo, tienen el afán de bajar de peso y se miran al espejo y no se gustan. Hay una preocupación constante por su figura y una atención excesiva a su aspecto corporal”, recalcó la psicóloga de GABA Perú.
¿Cómo prevenir los trastornos alimenticios desde el hogar?
Conforme a Pacheco Ponce, los padres deben tener en cuenta que un TCA no se relaciona únicamente a lo físico, sino al estado mental del paciente. “Es fundamental concientizar a los miembros del hogar para que ellos sean los primeros en darle prioridad a la situación por la que está pasando su hijo. Papá y mamá deben entender que va más allá del peso y que el problema no se resuelve únicamente yendo al nutri o al psico, sino con un trabajo a fondo”, señaló la especialista.
Lo principal es reforzar tres aspectos en la vida del joven: la autoestima, las habilidades sociales y el control de impulsos. “Muchos padres solo se concientizan del problema cuando el hijo cambia drásticamente su físico, vomita o en cualquier caso gráfico, pero no tiene por qué ser así. La herramienta principal se encuentra en la prevención desde edad temprana. Procuren validar las emociones de los chicos, que se sientan comprendidos y que sepan que siempre cuentan con el apoyo de su familia”, aseveró Pacheco.
“Al hablar del físico o la alimentación de los jóvenes, los padres deben bajarle a las críticas, sobre todo cuando los chicos son más temperamentales. Usualmente, los pacientes con TCA surgen de un hogar que tampoco sabe controlar sus impulsos. Es vital revertir esa clase de situaciones”, comentó.
Factores de riesgo, según la Mag. Mary Castro: |
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Presión social por parte de sus pares o su familia |
Influencia de las redes sociales |
Poco acompañamiento de los padres |
Ausencia de comunicación familiar en el hogar |
Algunos trastornos psicológicos, como la ansiedad y/o la depresión |
En esa línea, es cierto que no todas las personas que hacen una dieta después tienen un TCA, más sí es verdad que todos los pacientes que padecen de un TCA empezaron con una dieta, sobre todo en la pubertad y la adolescencia. Por lo tanto, la psicóloga especialista hizo énfasis en la importancia de no hablar del peso, ni del cuerpo o la comida, en el ambiente familiar. “Los momentos en familia, como la comida, deben representar un ambiente grato para los chicos, un tiempo ameno para conversar y pasar tiempo con los que más quiere”, añadió la psicóloga.
“Es importantísimo que la familia reciba esta psicoeducación, pues siempre se habla de forma crítica del cuerpo que no es delgado. Hoy en día, es sabido que los chicos de menor edad ya cuentan con un aparato electrónico para buscar el contenido calórico de los alimentos o ver a influencers de cuerpo sumamente delgado para compararlos con sí mismos”, declaró Pacheco.
¿Cuáles son los síntomas que se pueden identificar en un paciente con TCA?
De acuerdo con la psicóloga experta del Grupo de Autoayuda en Bulimia y Anorexia, existen ciertas señales a las que los padres deben prestar mucha atención para saber si su hijo cuenta o no con un trastorno alimenticio. Dentro de la lista, se encuentran las siguientes:
- Se mira constantemente al espejo.
- Se prueba la ropa una y otra vez.
- Pregunta constantemente qué van a cocinar en casa.
- Está pendiente exageradamente de los contenidos nutricionales de los alimentos y mira su nivel calórico.
- Se rehúsa a comer en familia porque le duele el estómago, la cabeza o simplemente no tiene hambre.
- Va al baño inmediatamente después de comer. En casos así, es común que prenda la ducha o ponga música para tapar el ruido al purgarse.
- En el caso de la bulimia, gasta mucho dinero en comida rápida para sus atracones.
- En el caso de la anorexia restrictiva, cuenta con un interés excesivo por el gimnasio y/o la quema de calorías.
- Se muestra mucho más sensible ante los comentarios de los demás.
- Manifiesta un estado más infantil dentro del hogar.
“Antiguamente, los trastornos alimenticios solían aparecer de los 14 años en adelante, pero actualmente tenemos casos de niñas entre 8 y 9 años que ya han sido diagnosticadas de anorexia. Igualmente, es preciso mencionar que los TCA tienen mayor tendencia en las mujeres que en los varones”, indicó la vocera de GABA Perú.
Si se observan estos comportamientos en el menor, será esencial dialogar con él o ella sobre el tema, siempre sin necesidad de regañar, castigar o gritar. “El diálogo tiene que ser calmado, sin amedrentar al menor, lo que ayudará a que puedan hablar con más confianza. Luego, será necesario solicitar ayuda especializada para un diagnóstico adecuado y, después de la confirmación, fortalecer el lado emocional y la seguridad del paciente”, aconsejó la Mag. Castro.
¿Qué hacer si mi hijo tiene un trastorno de la conducta alimentaria?
La Mag. Mary Castro hizo hincapié en que el tratamiento para los TCA se basa en cuatro puntos principales:
- Tratamiento psicológico
- Supervisión médica
- Educación en los alimentos
- En ocasiones, tratamiento farmacológico
“Llevar un tratamiento especializado y contar con el apoyo de la familia es vital para garantizar la salud del paciente. En relación a ello, cabe mencionar que el 15% de personas con un TCA que no reciben tratamiento se encuentran en riesgo de perder la vida. Para evitar situaciones así, lo más oportuno es que los padres confíen en un grupo de especialistas, pero también que se den el tiempo de investigar los posibles abordajes que pueden ofrecerles”, recomendó Pacheco.
De la misma forma, la experta agregó que los padres son los responsables de tomar la iniciativa y buscar la ayuda de los especialistas más capacitados. Ellos -bajo la asesoría de un especialista- son los que deben elegir cuándo empezar y terminar el tratamiento. Bajo su experiencia, la Mag. Pacheco testificó que los papás suelen tener muy en cuenta la opinión de sus hijos, más deben tener en cuenta que los pacientes no siempre van a querer recuperarse, por lo que está en ellos velar por su bien.
Con motivo del Día Mundial de la Acción por los Trastornos de Conducta Alimentaria, el Grupo de Autoayuda en Bulimia y Anorexia (GABA) realizará todo junio una campaña gratuita de descarte de problemas de conducta alimentaria dirigida a niños, adolescentes y adultos. Para más información, puedes acceder a su página web https://gabaperu.com/.
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