“Barranco y la zona monumental”, por Angus Laurie

La Municipalidad de Barranco está proponiendo reducir el tamaño de su zona monumental, definida en la ordenanza 343 MML del 2001. Según la comuna, la reducción de este sector servirá para destrabar inversiones en el distrito, incluyendo 10 proyectos de vivienda y restaurantes que “la zonificación y el tratamiento especial que tiene no se lo permiten”.

Según el índice de usos establecidos en la ordenanza, los restaurantes están permitidos en casi la totalidad de la zona monumental cuando cumplen ciertos criterios, como que la actividad se desarrolle acorde con el inmueble y que proporcionen la recuperación física del mismo. Donde la ordenanza sí limita la inversión es en los requerimientos mínimos para estacionamientos. Un restaurante, por ejemplo, debe contar con un aparcamiento por cada 50 m² de área construida. Del mismo modo, alguien con la intención de adaptar una casona barranquina en un edificio multifamiliar, oficinas u hotel tiene que contar con una cantidad mínima de estacionamientos dentro de su lote. Esto es paradójico, considerando que un edificio que fue construido antes de la invención del automóvil probablemente no tenga cocheras.

Casi ningún centro histórico en el mundo tiene la capacidad de acomodar aparcamientos. Estos fueron diseñados y planeados para personas que se movilizan a pie y justamente por esto son lugares caminables. Es debido a su carácter peatonal que los centros históricos peruanos atraen inversión y no al revés. Según la Unesco, el paisaje histórico urbano, tal como la zona monumental en Barranco, es “un recurso capital para mejorar la habitabilidad de las zonas urbanas y fomentar el desarrollo económico y la cohesión social”.

A  fines del siglo XIX, muchos edificios en el centro medieval de Edimburgo estaban en ruinas, tugurizados y con residentes en pobreza absoluta. Se planeaba tumbar la ciudad para construir un barrio moderno. Afortunadamente, el urbanista Patrick Geddes tuvo la oportunidad de desarrollar una alternativa que regeneró el centro a través de un proceso de “cirugía conservadora”. Este trató de levantar las condiciones de vida de los residentes bajo un estándar moderno y, a la vez, conservar el patrimonio con su adaptación para “los requerimientos del presente.”

Otro caso fue la regeneración del Centro Histórico de Quito, donde las autoridades facilitaron préstamos a bajo interés para que los mismos residentes pudieran invertir en recuperar sus casas.

Si el problema de la zona monumental de Barranco está en los permisos de estacionamientos, entonces hay que eliminar este requisito. Si es la zonificación, hay que flexibilizarla. Si el reto es aprobar varios proyectos de inversionistas en el distrito, hay que también preguntar qué opinan los residentes, cómo imaginan su distrito en el futuro. Pero, en general, no creo que el patrimonio sea el problema, sino una oportunidad.