Abby Ardiles

El pasado 31 de enero, el Cuarto Juzgado Penal de la Corte Superior Nacional sentenció por los delitos de organización criminal, estafa agravada, falsificación, uso de documentos falsos, entre otros, a 27 personas integrantes de la organización criminal “Los Reyes de los Cheques”, con penas que van desde los dos años hasta los 17 años de cárcel. Esto fue posible luego de una extensa investigación a cargo del fiscal Arturo Mosqueira del Primer Equipo de la Segunda Fiscalía Supraprovincial Contra la Criminalidad Organizada de la Fiscalía de la Nación. Se estima que la organización amasó hasta US$2 millones.

La investigación nació con un informe policial que llegó a su despacho en 2018, el cual detallaba la existencia de una presunta organización que se dedicaba a realizar estafas a través de la presentación de cartas de instrucción falsas en diversos bancos de la capital.

Durante el primer año, el fiscal inició con diligencias preliminares en secreto. También se realizó videovigilancia a los investigados, la colocación de agentes especiales que se infiltraron en la organización y se generaron escuchas telefónicas. En ese periodo se logró recopilar la evidencia de 10 hechos delictivos como falsificaciones de cartas, cheques cobrados, intervenciones de llamadas, entre otros. En 2020, se realizaron diversas capturas.

“Pudimos evidenciar que había un grupo de personas, porque no era el típico marginal que cometía este tipo de delitos, de clase media: algunas habían trabajado en bancos y tenían conocimiento sobre cómo era la mecánica bancaria”, dijo Arturo Mosqueira Cornejo, Fiscal del Primer Equipo de la Segunda Fiscalía Supraprovincial Contra la Criminalidad Organizada de la Fiscalía de la Nación.

Arturo Mosqueira Cornejo, Fiscal del Primer Equipo de la Segunda Fiscalía Supraprovincial Contra la Criminalidad Organizada de la Fiscalía de la Nación. 
Foto: Fiscalía de la Nación
Arturo Mosqueira Cornejo, Fiscal del Primer Equipo de la Segunda Fiscalía Supraprovincial Contra la Criminalidad Organizada de la Fiscalía de la Nación. Foto: Fiscalía de la Nación

La modalidad de labor criminal nació con Héctor Silva Barrera, quien es identificado como el cabecilla de la organización. Él contaba con una condena anterior por el delito de estafa agravada en entidades bancarias, así que aprovechó su conocimiento delictivo para crear un grupo más eficaz que le aseguraría grandes ingresos económicos.

Modus operandi

Los “Reyes de los cheques” primero obtenían información en los bancos a través de personas que laboraban en ellos. Los datos que buscaban eran: los estados de cuentas, saldos de tarjetas, nombres de los representantes legales de las empresas, las firmas de ellos y también los números telefónicos fijos de las empresas.

Con dicha información integrantes de la organización acudían al jirón Azángaro (1045, departamento 422) del Centro de Lima, para que Elsin Jhon Inga Quispe (Alias ‘Gordo Slim’) falsificara una serie de documentos: cheques bancarios, cartas de instrucción donde colocaba el membrete de la identidad, la firma, el nombre del representante legal y posteriormente las presentaban a los bancos.

(Infografía: El Comercio)
(Infografía: El Comercio)

La visita a los centros financieros no era tan simple como presentar una hoja firmada. Para realizar una transacción exitosa debían captar a “frenteros”, nombre con el que se le conoce a las personas que se presentaban en las ventanillas de los bancos para dejar las cartas de instrucción que serviría para realizar las transacciones. Según el fiscal Mosqueira, eran en su mayoría personas de escasos recursos que eran captadas por la organización.

Captura de video del caso. Frenteros realizaban labores criminales en entidades bancarias. 
Foto: Fiscalía
Captura de video del caso. Frenteros realizaban labores criminales en entidades bancarias. Foto: Fiscalía

El dinero que era solicitado por los frenteros se cobraba a través de las cartas de instrucción, para ello la organización criminal creaba empresas a nombre de personas jurídicas para que se realice la transacción sin problemas.

“El banco ejecutaba su protocolo: llamar a la persona jurídica para confirmar el contenido de la carta. Los integrantes de la organización también contaba con personas que habían trabajado en servicios de empresas de telefonía. Entonces ellos subían a los postes que estaban colindantes a las sedes sociales de las personas jurídicas e interceptaban la llamada con unos aparatos tecnológicos”, dijo.

Interceptaciones telefónicas
Así interceptaban las llamadas telefónicas. Video: Fiscalía de la Nación

La acción criminal era ejecutada en simultáneo: el frentero ingresaba a la entidad bancaria, iba bien vestido y preparado. Fuera de ella, otro integrante de la organización criminal daba aviso al falso trabajador para que subiera al poste y pueda interceptar la llamada al momento exacto en que era realizada. Según la Fiscalía, en varias ocasiones las operaciones eran exitosas y lamentablemente se lograba el desembolso del dinero.

Estafadores
Estafadores

Héctor Silva, el cabecilla, coordinaba cómo iba a llegar el dinero con otros integrantes, como Carlos Moyano, alias ‘Carlitos’. Este último llegó a recibir la suma de US$1.975,514.00 provenientes de una transferencia ilícita desde una cuenta de una empresa, luego de presentar una carta de instrucción falsa en un banco en agosto de 2018. El dinero fue girado a una empresa de fachada identificada como Suplementos Internacionales S.A.C..

Las coordinaciones de los delincuentes se realizaban vía llamadas telefónicas y también en reuniones personales que mantenían en la vía pública. Situaciones que fueron cruciales para los agentes en cubierto e investigadores del caso, quienes pudieron captar en video cómo se reunían cerca de los bancos donde operaban.

La estructura de la organización criminal era liderada por Héctor Silva Barrera, como se describió líneas arriba, pero no era la única persona “importante” en ella. Dos mandos medios eran: Escalante Santa Cruz (’Chano’) y Alan Dustin León Domínguez (’Alan’). En un tercer escalón figuraban los llamados coordinadores José Luis Gonzales Salas (’Pelao’) y Luis Ernesto Añorga Urteaga (‘Barbón’) y Jeanpierre Joa Flores Falcón (‘Jeampier’), los tres encargados de la parte operativa.

El grupo trabajaba de la mano con dos informantes financieros: Jhon Manuel Aquino Carhuaya (’Jhon Aquino’) y Jonathan Agustín Eguiluz Segura (’Jonathan’), el falsificador de documentos: Elsin Jhon Inga Quispe (‘Gordo Slim’), interceptadores telefónicos: Jesús Antonio Machado Salinas (’Machado’) y Edgardo Raúl Cutti Rosas (Cutti’). Había dos captadores de frenteros: Martín Alberto Constantino Muñoz (’Viejo Martín’) y Cristhian Quito Cabrera (’Cristian’). Además cinco frenteros: Javier Reynado Espinoza Suero (’Javier’), Carlos Alejandro Moyano Ureña (’Carlitos’), Renzo Fernando Nepo Zolla (´Renzo’), Andrés José Pflucker Angulo (’Andrés’) y Ricardo Alexander Reyes Linares (’Ricardo’ y ‘Gerente’). Lavador de Cheques: Marco Antonio Alegría Pradell (’Marco’). En la actualidad la organización está desarticulada y los integrantes purgan condenas en diversos centros penitenciarios de la capital.

Estructura criminal
Estructura criminal