El director arequipeño Miguel Barreda (derecha) durante el rodaje de 
“La cantera”.
El director arequipeño Miguel Barreda (derecha) durante el rodaje de “La cantera”.
Teresina Muñoz-Najar

Hace 10 años, Miguel Barreda hizo un documental sobre las canteras de sillar, esos enormes templos de donde se extrae la piedra volcánica que da vida y personalidad a las construcciones arequipeñas. Desde entonces, impresionado por la belleza de esa suerte de catedrales de piedra blanca, pero también por las arduas condiciones de subsistencia de quienes trabajan en ellas, Miguel le fue dando forma al que hoy es su cuarto largometraje: “La cantera”.

“La trama de esta película gira en torno a Juan, el joven hijo de un cortador de sillar, que ve morir a su padre aplastado bajo un enorme bloque de piedra. Sin poder reponerse del trauma, Juan quiere seguir el oficio de su padre, a lo que se opone Gabriela, su madre. Juan sospecha que el accidente en el que murió su padre fue provocado, y sus recelos toman un nuevo giro cuando Carlos, el hermano de su padre, se instala en su casa para vivir con Gabriela, su amor de juventud”, cuenta Miguel. Según el director, es un drama inspirado en “Hamlet” y, a la vez, “una reflexión sobre la injusticia y la impunidad que imperan en la sociedad peruana”.

El proyecto obtuvo, en el 2016, uno de los premios de fomento a la producción del Ministerio de Cultura. El largometraje fue filmado en junio y julio en Arequipa, en dos canteras tradicionales y barrios del cono norte de la ciudad, con actores locales, entre los que destacan algunos participantes en la anterior película de Barreda, “Encadenados”, como John Dávila y Arcadio Ramos. La única actriz que vino de fuera es una de las protagonistas, Andrea Pani Laura, peruana que radica en Alemania. En otros roles destacan Carlos Rudas, quien debuta en cine como Juan, y Alejandra Lazo, como Otilia. El plantel técnico estuvo conformado por personal local en su mayoría. La dirección de fotografía estuvo a cargo de Leandro Pinto Le Roux, socio de Barreda, y de la dirección de producción se encargaron Javier Málaga y Katia Gómez. La dirección de arte la asumió la artista arequipeña Doris Encalada.

La cinta está en la fase de posproducción. “Estamos buscando recursos adicionales para la edición y mezcla de sonido, efectos digitales y corrección de color, entre otros aspectos”, señala Miguel.
Se prevé que quede lista para principios del 2018.

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