La librería Book Vivant atiende en su tradicional local de la calle Miguel Dasso 111, en San Isidro.
La librería Book Vivant atiende en su tradicional local de la calle Miguel Dasso 111, en San Isidro.
/ Alessandro Currarino
Enrique Planas

Durante la noche del jueves 1 de junio, una discreta conexión de agua se rompió en el baño del segundo piso. Al abrir la puerta como cada mañana, los trabajadores se encontraron con una librería convertida en pecera, mientras la calle Miguel Dasso recibía un río de agua y papel disuelto. Una lluvia persistente caía sobre el primer piso, anegando un tercio del local.

Un desperfecto absurdo revela cuán fácilmente un esfuerzo de años puede perderse, literalmente, en una noche. Según Guillermo Rivas, responsable de , una de las más acogedoras librerías de San Isidro, eran ya muchas las reparaciones que se habían realizado en la tienda, ubicada en un edificio ya antiguo. Esta vez, no pudieron advertir la avería.

Algunos libros de "Book Vivant" dañados por el agua.
Algunos libros de "Book Vivant" dañados por el agua.
/ ALESSANDRO CURRARINO

Él se encontraba entonces en Buenos Aires, así que se informó del daño a través de sus jóvenes empleados. Fue poco antes de las nueve de la mañana del viernes, cuando recibió en su WhatsApp el shockeante video de la sopa literaria. Sabe que pudo ser peor: el equipo reaccionó rápido para cortar el agua y desconectar el sistema eléctrico para evitar un cortocircuito, para luego drenar los pozos de agua que afloraban por todas partes.

Rivas aún no termina de calcular las pérdidas económicas, pero su primer análisis arroja un daño del 20% de su mercancía. Otros libros empapados pudieron salvarse tras largas horas frente a una secadora de mano. Se vienen rematando esta semana a mitad de precio. “Había títulos de los que solo teníamos uno o dos ejemplares, libros ya pagados, no consignaciones”, explica el librero argentino, quien lamenta además no contar con su seguro al día. “Uno se da cuenta de que la gestión de una librería, que uno ha llevado de forma más bien artesanal, necesita mayor grado de profesionalismo. Aceptamos totalmente la culpa”, afirma.

Guillermo Rivas, dueño de la librería "Book Vivant".
Guillermo Rivas, dueño de la librería "Book Vivant".
/ ALESSANDRO CURRARINO

Si bien las pérdidas resultan cuantiosas, la solidaridad de los vecinos y los fieles lectores de la librería han renovado la confianza del equipo. Minutos después de haber publicado en sus redes la triste noticia, empezaron a recibir no solo mensajes de apoyo de sus lectores, sino también visitas espontáneas de personas que se sumaron a las tareas de limpieza. “Me impresionó la empatía de la gente. Enseguida se conectaron con el problema y se ofrecieron a ayudarnos. Tuvimos que calmar ese entusiasmo porque no podíamos recibir a tanta gente dispuesta a trabajar”, afirma.

Para Rivas, esta identificación del público reafirma su idea de considerar a las librerías independientes como espacios de diálogo y de encuentro plural. “Eso tiene que ver con construcción de ciudadanía, con una sociedad que conversa desde sus diferencias. Al final es eso una librería: un lugar donde encuentras pensamiento diferente y diferentes libros”.

Pasada la emergencia, Book Vivant lanza la campaña de promoción Leer sobre Mojado, título propuesto por la periodista Sol Carreño. Una frase musical que tiene que ver con saber ponerle buena cara al mal tiempo, con mirar el lado positivo de las cosas. Como, por ejemplo, cuando tras una inundación, los lectores solidarios los visitan con trapeadores.

Además…
EL DATO

- La librería Book Vivant atiende en su tradicional local de la calle Miguel Dasso 111, en San Isidro.

- Además de sus descuentos de hasta 60%, la campaña librera suma charlas literarias y clubes de lectura. 

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