Comentamos los libros "Las edades" de Teresa Cabrera, "Motel Register" de   Adriana Lozano y "¡Quiero leer!" de Romina Silman.
Comentamos los libros "Las edades" de Teresa Cabrera, "Motel Register" de Adriana Lozano y "¡Quiero leer!" de Romina Silman.

“Las edades”

Autora: Teresa Cabrera

Poesía

Páginas: 68

Editorial: Álbum del Universo Bakterial

A diferencia del común uso literario de los sueños como recurso manido y previsible, en “Las edades” lo onírico funciona más bien como un estado de sensaciones. Uno parecido al de un cuerpo sumergido en el agua (como el que describe la autora en algunos de los poemas), con su extraña lentitud o las variaciones en su peso. De hecho, la lectura de este poemario pareciera en sí misma un acto de inmersión, una experiencia que Cabrera va configurando mediante un lenguaje siempre sorprendente y descolocante.

Por ejemplo, en aquellos pasajes en los que el cuerpo al que alude Cabrera es un cuerpo enfermo y, a la vez, subyugado a un aparato estatal siniestro, abrumadoramente temible: “en el formulario debí marcar/ qué partes de mi cuerpo no pertenecen al Estado/ lo que queda se desprende/ la palabra una enfermedad contagiosa/ un deterioro que no puedo revertir” (p. 19). Es en esos tramos que el sueño inicial se trastoca en palpable pesadilla: “el médico me dice a partir de ahora cualquier pregunta debe ser dirigida al resultado del análisis/ así responderá el Estado/ un certificado con aspas/ sin voz sin carne” (p. 44).

Drama personal que, en el fondo, simboliza un derrotero universal: el de las edades de la humanidad (de allí el título) y en particular la idea de la “edad de oro” (de allí el color de su portada) como contradicción: por un lado, un tiempo de fulgor y bienestar; por otro, el de la voraz riqueza que nos depreda, en línea con la teoría marxista. Y entre uno y otro un brillo que no dejado de cegarnos.

“Motel Register”

Autora: Adriana Lozano

Ilustrado

Páginas: 88

Editorial: Ediciones Deformes

No es ninguna novedad asociar al motel con un espacio de tránsito, de encuentro furtivo, de acontecimientos oscuros y ocultos. El cine, especialmente, se ha encargado de retratarlos con un filtro de decadencia y misterio. Por eso las ilustraciones de Adriana Lozano, todas ambientadas en interiores de motel, también transmiten ese halo entre nostálgico y perturbador que parece encarnarse en los personajes que ocupan las habitaciones.

El trabajo es interesante, además, porque genera un particular contraste a la vista: lo truculento de las situaciones –hombres y mujeres que parecen ser espiados en sus momentos de mayor intimidad– y el trazo medio naíf e infantil que termina por alterar nuestra mirada. Como si el ojo voyeurista que las captara fuera el de un infante dispuesto a capturar dichas escenas con crayones y lapices de colores.

Así desfilan una pareja en un jacuzzi, mujeres cómodas con su desnudez, solitarios a la espera de quién sabe qué cosa, durmientes sin urgencia, consumidores de programas televisión, y un crisol de figurines con los cuales uno logra desarrollar una inesperada empatía y conexión. Quizá porque cualquiera de ellos podría ser uno de nosotros.

“¡Quiero leer!”

Autora: Romina Silman

Infantil

Páginas: 38

Editorial: Planeta Junior

Desde hace unos años, Romina Silman ha desarrollado un muy interesante proyecto de promoción de la lectura llamado Leer es Bonito ( en Instagram). Y este, su primer libro publicado, sigue esa línea de reivindicación al amor por los libros.

Se trata de un breve cuento infantil –con ilustraciones de Javier Ramos Cucho– que narra las vicisitudes de una pequeña niña que no podía leer. “Las letras tenían formas sin sentido para mí. Y, a pesar de que lo intentaba, de palabras no leía nada de nada”, dice la protagonista. Sin embargo, a pesar de esa dificultad práctica, la niña se las ingenia para capturar historias y relatos en su cabeza, como una forma de revertir las burlas de sus compañeros y sus propios miedos.

“¡Quiero leer!” es una obras entrañable sobre el poder de la imaginación y las infinitas puertas que nos abren las páginas. Ideal no solo para lectores primerizos, sino para los adultos que quieran recordar sus aventuras tempranas con los libros.

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