Ezio Neyra, director del Libro del Mincul, dio detalles del premio. (Foto: Hugo Pérez)
Ezio Neyra, director del Libro del Mincul, dio detalles del premio. (Foto: Hugo Pérez)

Comenzó en 1942 y, entre una y otra irregularidad, se celebró casi todos los años hasta 1983. Allí llegó a su fin. No era un premio estrictamente literario, sino el recordado Premio Nacional de Cultura, que otorgaba galardones en categorías como Novela, Poesía o Ensayo. Lo ganaron nombres que hoy son clásicos de nuestras letras: Martín Adán, José María Arguedas, Cota Carvallo (que no solo lo obtuvo en Literatura Infantil, sino también en Pintura), Mario Vargas Llosa, Emilio Adolfo Westphalen, entre otros.

Hoy, más de 30 años después, el reconocimiento revive con identidad propia. El Premio Nacional de Literatura (que este año distinguirá las categorías Cuento, Poesía y Literatura Infantil, y el próximo lo hará en Novela, No Ficción y Lenguas Originarias) busca consolidarse como el galardón por excelencia de nuestras letras y, sobre todo, uno que reconozca a las publicaciones en sí, en su doble dimensión: premiar el talento del autor y reconocer la labor del editor.

“Es en el libro ya publicado donde el trabajo del autor y el trabajo del editor se encuentran. Además, la idea es impulsar géneros menos visitados históricamente, como el infantil o la literatura en lenguas originarias, que por primera vez se incluyen”, señala Ezio Neyra, director del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura, desde donde se impulsa el premio. Respecto a la categoría de Lenguas originarias, por ejemplo, lo que se busca es fomentar que más personas se animen a escribir en sus propias idiomas o dialectos y que más editores se animen a publicarlos para contribuir a su difusión y conservación.

—Un jurado imparcial—
Aunque el proyecto de lanzar esta distinción comenzó en el 2015, recién este año se ha podido concretar gracias al apoyo de la empresa privada, a través de Anglo American, que financiará el premio por cinco años. “La idea es que en los próximos 2 o 3 años el premio logre posicionarse para que otras empresas tengan interés de participar o pueda hacerse sostenible con recursos propios”, agrega Neyra.

Sobre si establecer un premio de este tipo no es, a la vez que un reconocimiento, una forma involuntaria de generar polémicas y comprarse pleitos, Neyra afirma que eso es natural, pero que han hecho mucho hincapié en un punto crucial: la conformación del jurado. Para ello, los organizadores buscan que sus miembros no sean los habituales que pueblan los concursos literarios y que, de sus cinco integrantes, dos o tres no sean de Lima. Una pluralidad que intenta asegurar independencia y autonomía. El resto, lo de siempre: que gane el mejor.

POSTULACIÓN
​El plazo para presentar las candidaturas termina el viernes 14 de julio. Las bases y formularios, aquí:

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