Entre las principales razones para celebrar exposiciones como “21 intelectuales peruanos del siglo XX” o “Las primeras, mujeres al encuentro de la historia” está el trabajo de rescatar a aquellos personajes que construyeron nuestra historia y lo que somos hoy, pero dejamos en el olvido. Entre ellas está María Wiesse (1894-1964), una auténtica intelectual escritora, periodista, crítica de cine y de música cuyas colaboraciones en la importante Revista Amauta, durante la segunda década del siglo XX, son invaluables. Hoy la recordamos en esta nota como parte del especial “Las mujeres y hombres que construyeron la historia del siglo XX”.
Wiesse gestó una obra literaria plural con publicaciones de poesía, artículos periodísticos, entrevistas, traducciones (dominó el inglés y francés), narrativa, teatro, hagiografías y ensayos, hasta un relato futurista. Incluso, tuvo un programa de música en Radio Nacional.
Su actitud huraña contrastaba con la facilidad de una escritura prolífica que no se apagó hasta pocos años antes de su muerte. Estuvo atenta y fascinada por los tiempos modernos que se iban gestando frente a sus ojos. Vivió el proceso del indigenismo de la mano de José Sabogal, su esposo, así como las vanguardias en un Perú atento a los cambios cosmopolitas, las novedades del séptimo arte y las presentaciones musicales en teatros locales.
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LECTORA VORAZ Y MULTIFACÉTICA
María Jesús Wiesse Romero nació en Lima en 1894, fue contemporánea el intelectual moqueguano José Carlos Mariátegui, su gran amigo y a quien le dedicó el libro biográfico “José Carlos Mariátegui. Etapas de su vida”. Vivió en Europa los primeros años de su vida y tuvo un aprendizaje precoz cultivado por su madre, María Teresa Romero, y su padre, Carlos Wiesse. Este último, un respetado abogado e intelectual, fungió como maestro y catedrático en casa para María quien decidió, por voluntad propia, no ir a la universidad y aprender por ella misma.
En Perú, su padre fue catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Rodeado de estudiantes, siempre había espacio para los comentarios y aportes certeros de una joven María Wiesse. Fue una lectora voraz, al tanto de las nuevas publicaciones recién llegadas de Europa.
A los 16 años y gracias a la invitación de Clemente Palma, Wiesse publicó su primer artículo y crítica musical en La Crónica: “Se llamó ‘Los entalladitos del Palais Concert’. Ese artículo suscitó críticas porque tenía una mirada sarcástica”, nos comenta vía telefónica Ricardo Wiesse, su sobrino nieto, reconocido artista plástico y autor de “Letra y música de María Wiesse” (IEP, 2014), una biografía con fotografías y una rica bibliografía que documenta el paso y los aportes de María durante los 70 años de su vida. Ricardo, nos comenta también que actualmente se está gestando un nuevo libro sobre Carlos Wiesse y que se estima publicar este año con la participación de una promoción del colegio del mismo nombre, ubicado en Comas.
“Sus intentos literarios fueron el motor de su conciencia social. Ella discutió toda su vida con lo establecido. No entró a la universidad por decisión propia. ¡Se casó con un pintor! Eso era algo que rompía todos los esquemas. Discutió con las feministas, con el asunto de su poesía del hogar que está a contrapelo de las manifestaciones”, comenta el pintor. Nos dice, además, que fue una mujer sumamente culta como resultado de sus lecturas y su gusto por la literatura, la música, la pintura en general: “Era una mujer abarcadora”, refiere.
MARÍA WIESSE, SABOGAL Y “AMAUTA”
A los 22 años, comienza a dirigir la revista Familia y, en 1922, se casó con el pintor José Sabogal con quien tuvo dos hijos, José Rodolfo (1923) y Teresa (1926). El mismo año de su matrimonio publicó “Santa Rosa de Lima” con el pseudónimo de Mryriam y con ilustraciones del propio Sabogal.
Desde ese momento la vida de ambos se vio enriquecida. Mientras Sabogal ilustraba sus publicaciones, María supervisaba la producción del pintor indigenista. Según Ricardo Wiesse, “todos los textos de Sabogal fueron revisados y corregidos por ella. Sabogal ilustró 25 de sus 33 títulos, tenía xilografías hechas para ella. La colaboración entre ambos fue constante”, rescata sobre la pareja de artistas. A él le dedicó el libro “José Sabogal. El artista y el hombre”.
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Con José Carlos Mariátegui, a quien conoció antes que a Sabogal, forjó una amistad intelectual, musical y “compartió con él el culto por la belleza y la sensibilidad religiosa, mas no la militancia política”, afirma Ricardo. También, compartieron la melomanía y el gusto por la música clásica de Mozart, Schubert o Beethoven. En la revista Amauta, dirigida por Mariátegui, María publicó una estupenda producción con sus comentarios y críticas de recientes libros, discos, películas, así como sus reflexiones sobre la actualidad artística.
En su reciente investigación “María Wiesse en Amauta. Los orígenes de la crítica de cine en el Perú” (Editorial Gafas Moradas, 2020), la investigadora y crítica de cine, Mónica Delgado, rescata la prolífica labor de Wiesse en torno al cine en la revista Amauta, consolidándola como la precursora peruana y latinoamericana de la crítica de cine. Para Delgado, Wiesse veía al cine como una herramienta educativa y, al igual que las publicaciones escritas, las pasaba por el filtro de la moral. El control y cuidado de los contenidos consumidos por los niños y mujeres fue importante para ella dada por la posibilidad de ‘ofender su inocencia’.
EL PAPEL DE LA MUJER
“Tenía una posición crítica frente al feminismo militante. Venía de ver y admirar a las sufragistas inglesas que para ella marcaban la vanguardia. Lo que no le gustaban eran las manifestaciones que ‘sacaban’ a la mujer y descuidaban el cuidado de los hijos”, nos dice Ricardo Wiesse sobre la posición de su tía respecto al papel de la mujer en la sociedad.
Su sola presencia en los medios de comunicación y generar una propia voz enaltecía el papel de la mujer en un espacio dominado por hombres, aunque tuviera ciertos encuentros con las propuestas feministas de la época. En su discurso “La mujer en la sociedad”, Wiesse dice: “Está la idea de que la intelectualidad femenina está de riña con el culto del hogar, con las sencillas faenas domésticas, con la elegancia y la corrección. Este es uno de los tantos sofismas inventados en contra de nuestros derechos: la cultura y el estudio no están de riña con el amor al hogar; al contrario, harán comprender mejor la santa poesía, la dulce belleza de ese rinconcito querido que encierra tantas cosas”, una óptica que conservó a lo largo de su vida. Al mismo tiempo, fue muy consciente de los cambios sociales del feminismo, de la mujer moderna y su “anhelo vivísimo de libertad, de emancipación, de igualdad en derechos con el hombre; anhelo que tiene de justo y de injusto y que se refleja en las modas actuales un poco masculinadas, un poco sin la gracia suave y lánguida de hace algunos años”, escribió en Amauta.
Todavía, María Wiesse es un personaje con mucho por investigar y reeditar, como sus biografías de santos. El escritor Francisco Izquierdo destacó sus publicaciones infantiles y sobre la infancia en su ensayo de 1969, publicaciones como “El mar y los piratas” (1947), “Quipus, conjunto de narraciones históricas”, “Viaje al país de la música (1943), El niño, ese desconocido” (1949) y “La flauta de Marsias” (Leyendas de la música, “1950)”. El último libro de María Wiesse fue “El pez de oro y otras historietas absurdas”, publicado en 1958.
Sin duda, queda la misión de recuperar su obra, una importante apuesta a puertas del bicentenario.
Más información
- María Wiesse forma parte de la exposición “21 intelectuales peruanos del siglo XX”, organizada por el Proyecto Especial Bicentenario. Puedes visitarla de forma virtual aquí.
- Conoce los perfiles de los peruanos ilustres que se publican cada miércoles en El Comercio, en la sección especial Las mujeres y hombres que construyeron la historia del siglo XX. La próxima entrega será el miércoles 19 de mayo.
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