La obra también celebra los 100 años de la Facultad de Derecho de la PUCP.
La obra también celebra los 100 años de la Facultad de Derecho de la PUCP.
Czar Gutiérrez

Érase una vez dos panelistas y una obra de teatro: hace un año, el director teatral Roberto Ángeles invitó a los abogados Giovanni Priori y Alfredo Bullard a un conversatorio sobre "", famosa también por generar ejercicios de simulación (‘mock case’) con jueces y abogados verdaderos. Se discutía por qué el prestamista judío Skylock había perdido el juicio contra Antonio en el que pedía cortarle una libra de carne, leitmotiv para un interesante ejercicio jurídico con base en el gran drama humano que plantea esta obra universal.


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Terminado el conversatorio, ambos profesores le sugirieron al director la posibilidad de prolongar ese juicio ambientándolo en las cortes del Perú del siglo XXI como parte de las celebraciones de los 100 años de la Facultad de Derecho de la (y, de paso, recaudar fondos para la participación del MOOT de Arbitraje de la PUCP en la competencia organizada por la Universidad Carlos III de Madrid). Ángeles les dijo "perfecto, escríbanla", cosa que hicieron con el entusiasmo del decano de la facultad. A punto de ser estrenada, conversamos con ellos.

— ¿Cuántos abogados intervienen en la obra?
Roberto Ángeles
: Convocamos a un casting en la facultad de Derecho de la PUCP entre profesores, alumnos, personal administrativo, abogados y egresados. En algunos casos, por el perfil del personaje, buscamos a algunos profesores para invitarlos directamente.

Alfredo Bullard: Somos cinco profesores, siete abogados y egresados y un alumno de Derecho. En total, trece personas vinculadas a la Facultad de Derecho de la PUCP. Giovanni y yo, además de haber escrito la obra, actuamos.

Giovanni Priori: Asumo el protagónico de Shylock con gran inconsciencia. Solo mi cariño por la facultad fue capaz de hacer que acepte este reto. De ese estado, se aprovecharon Roberto Ángeles y Alfredo Bullard para terminar convenciéndome.

— ¿Cuánto metamorfosea "El mercader de Venecia" en su trasvase a "La apelación de Shylock"?
A.B.: La obra ha sufrido metamorfosis cada vez que se representa desde hace cuatro siglos, pero la esencia de Shakespeare siempre está presente. La idea es traer el mismo problema al Perú, pero no para terminar donde termina "El mercader de Venecia", sino para mostrar la continuación de la historia. Ello permite más licencias y dar otros matices a los personajes y hasta pensar en un final distinto.

—¿El Shylock de Shakespeare responde a una construcción estereotipada del judío avaro e inhumano? ¿Cómo es vuestro Shylock?
A.B.
: Hay lecturas diferentes. Los nazis usaron la obra como propaganda antisemita. Para Harold Bloom, "El mercader…" es una comedia ambigua y el personaje un villano cómico creado para hacer reír y no para atacar a los judíos. Roberto siempre comenta que miembros de la comunidad judía se ofendieron e incluso se retiraron de la sala a la mitad de "El mercader…". Pero Alberto Ísola, que tuvo el rol de Shylock, se quejaba de que el público se riera ante la representación de lo que para él era un drama. El nuestro es una especie de villano cómico que quiere convertirse en héroe. Pero atraviesa un profundo drama humano y a pesar de eso nos hace reír. Está quebrado emocionalmente por lo que ha sido su vida.

Ilustración de Joan Gilbert en la que se observa a Shylock (derecha) discutiendo con Tubal. El primero es uno de los más icónicos personajes de William Shakespeare.
Ilustración de Joan Gilbert en la que se observa a Shylock (derecha) discutiendo con Tubal. El primero es uno de los más icónicos personajes de William Shakespeare.

—La ley literaria —
En "El mercader de Venecia", Bassanio le pide a su amigo Antonio que le preste dinero para casarse con Porcia, una rica y bella heredera. Con el aval de Antonio, Bassanio acude al prestamista judío Shylock, quien le impone una condición: si no devuelve el préstamo, Shylock tendrá derecho a obtener una libra de carne de Antonio. El mercader no cumple el pago y Shylock lo lleva a tribunales donde el caso da una vuelta de tuerca cuando un abogado ofrece una ingeniosa relectura del acuerdo: "Corta la carne, pero no la sangre". Como Shylock no puede impedir el sangrado, su acción es bloqueada.

— En esta versión, además, el tribunal peruano admite algo inadmisible en el derecho: hacer ejecutable un contrato que implica cometer un acto criminal. ¿Esto no atenta contra el sustrato mismo de la obra?
A.B.
: La ficción permite crear situaciones muy particulares. El tribunal en nuestra obra se encuentra ante el dilema de aplicar hoy una ley del pasado a quienes vivieron en ese pasado. Solemos ser víctimas del provincialismo histórico que es juzgar el pasado con los valores de hoy. Caemos en el facilismo de rechazar los valores del pasado sin aceptar que en su contexto las cosas eran muy diferentes. La obra nos hace conscientes de que existe. Y el corte de una libra de carne no es lo único que refleja ese problema. ¿Por qué cobrar intereses sobre un préstamo de dinero era visto como pecado o ilegal? Hoy ya no sancionamos por cobrar intereses, aunque sí por cobrar intereses muy altos. En el futuro quizás nos parezca ridículo poner intereses máximos. Por otro lado, están las garantías procesales a un juez justo e imparcial y cómo se ven a lo largo de la historia. Lo que pasa con Porcia en "El Mercader…" no es tan distinto en términos de garantías a un proceso justo de lo que hemos escuchado en los audios de Hinostroza. Jugar con la historia te permite discusiones tan importantes sobre si la justicia es un valor relativo, si el fin justifica los medios y si cortar una libra de carne o mandar a alguien a una cárcel tan espantosa como Lurigancho no son en realidad expresiones de la misma falta de humanidad.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar
: Teatro Británico.
Dirección: Calle Bellavista 527, Miraflores.
Temporada: del 5 al 8 de setiembre, 8 p.m.
Entradas: Teleticket y boletería.

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