Gisella López Lenci

“Así como tan rápido ha venido , así tan rápido se puede ir”. Desde el médico infectólogo peruano Luis Marcos Raymundo intenta poner paños fríos a la alarma mundial que está causando la nueva variante de . Si bien señala que es “impresionante” el número de casos que se registra a diario, señala que el número de hospitalizados, por ahora, es bajo y que las vacunas están haciendo efecto.

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“Sí estamos viendo mayor transmisión, pero al mismo tiempo se están haciendo más pruebas”, cuenta a este Diario. Marcos es director del programa de Entrenamiento de la División de Enfermedades Infecciones en la Universidad Stony Brook de Nueva York.

“Lo mismo va a pasar en el Perú, donde la tasa de vacunación está siendo muy exitosa; entonces allá habrá un pico bien alto de infectados, pero no tantos hospitalizados”, explica.

—¿Cómo está afectando ómicron a Nueva York?

Esta variante recién ha empezado, y la información que estamos acumulando es muy importante. Lo que se ve es que el porcentaje de positividad en los que han sido examinados ha subido del 5% a inicios de diciembre hasta un 13% ahora, entonces en menos de tres semanas se disparó. Por ejemplo, en marzo del 2020 teníamos más de 1.500 casos diarios en Nueva York, al día había cerca de 200 personas hospitalizados, con un rango de personas que requerían oxígeno de entre 30 a 50 al día, tanto así que éramos cinco equipos de infectólogos. Ahora, en el estado de Nueva York tenemos más de 27 mil casos en un día, es algo impresionante, pero hoy no estamos viendo más de tres o cinco personas hospitalizadas, y la capacidad no llega ni al 10% o 15%. Ómicron no es lo mismo que la primera vez; la variante delta sí mataba bastante, por lo que creo que lo más importante ha sido la vacunación y este factor es lo que está manteniendo a la gente en sus casas, con resfriados, pero no están ingresando a los hospitales. Y lo mismo va a pasar en el Perú, donde la tasa de vacunación está siendo muy exitosa; entonces allá habrá un pico bien alto de infectados, pero no tantos hospitalizados. Ahora, los que están internados acá en Nueva York son, en su gran mayoría, los no vacunados. Yo no estoy viendo como algo ligero lo de ómicron, pero creo que es una gran oportunidad para impulsar a la gente a que se inmunice, porque es la única solución.

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—¿Sí se puede afirmar ahora que esta variante es súper transmisible, pero que la tasa de gravedad o letalidad es mucho menor?

Por supuesto, la transmisión es muy alta, pero también lo que ayuda bastante es que tenemos el acceso a las pruebas. Antes cuando uno tenía un resfriado no se hacía ninguna prueba, pero ahora, al menos en Nueva York, en cada esquina existe una camioneta donde te pueden hacer la prueba gratis, inclusive están captando a los que no tienen síntomas. Estamos viendo mayor transmisión, pero al mismo tiempo se están haciendo más pruebas. Con esa tasa tan grande de infectados, uno podría pensar que debería ser más letal, pero el número de muertos es, ahora, muy bajo. Y así como tan rápido ha venido ómicron, así tan rápido se puede ir.

Luis Marcos Raymundo es médico infectólogo y director del programa de Entrenamiento de la División de Enfermedades Infecciones en la Universidad Stony Brook de Nueva York.
Luis Marcos Raymundo es médico infectólogo y director del programa de Entrenamiento de la División de Enfermedades Infecciones en la Universidad Stony Brook de Nueva York.

—¿Y qué pasa con los medicamentos? Ya se aprobado el uso de las pastillas de Pfizer y Merck. ¿Esto va a cambiar el destino de la pandemia o aún es muy pronto para saberlo?

Yo no estoy muy entusiasmado con la pastilla. La pastilla funciona en los primeros tres días de la enfermedad. En el caso de la de Pfizer (Paxlovid), reduce más del 84% las chances de progresión de la enfermedad si se hace el diagnóstico en estos tres días, con lo que puede servir cuando uno se hace una prueba de descarte en la casa. Entonces, si uno tiene un resfriado y dolor de cabeza, se hace la prueba y toma la pastilla si está disponible. Eso es ideal y suena muy bien, pero en la práctica puede ser muy difícil porque hay gente que se hace la prueba al tercer o cuarto día de los síntomas, y ahí se pasa el tiempo. Yo no pondría todas las monedas de oro en esa bola, sino en la vacuna.

—Acá en el Perú se ha reducido el plazo para ponerse el refuerzo de la vacuna, y en países como Israel y China ya se aprobó la cuarta dosis. ¿Eso va a ser lo cotidiano en el 2022, que nos estemos vacunando continuamente? ¿Esto no puede generar reparos incluso en gente que ha estado dispuesta a vacunarse?

No se sabe a ciencia cierta aún porque tenemos una evidencia muy débil. Pero la mayor evidencia que hay ahora es que sí nos tenemos que inmunizar una vez al año con las dos dosis, eso sí tiene que hacerse y es la solución más sencilla a todo esto, con menos riesgo y mucho beneficio para todos, porque cuando uno se vacuna, no lo hace para uno mismo sino para el resto. Cada seis meses sí lo veo demasiado agresivo.

Los neoyorquinos han vuelto a ponerse mascarillas ante el brote de la variante ómicron.  [ Spencer Platt/Getty Images/AFP]
Los neoyorquinos han vuelto a ponerse mascarillas ante el brote de la variante ómicron. [ Spencer Platt/Getty Images/AFP]
/ SPENCER PLATT

—¿Tenemos que dejar todo el trabajo a las vacunas? ¿No deben mantenerse, por ahora, medidas como el uso de mascarilla? En algunos países hubo marchas y contramarchas al respecto…

La mascarilla hace contener el virus en una persona y no la transmite, y eso es muy importante en lugares cerrados. En estos sitios, además, se tiene que pedir la prueba de vacunación, porque ahí es donde uno se puede infectar, porque en lugares públicos abiertos, como las playas, o caminando en la calle, es poco probable. Los estudios han demostrado que hay que estar más de 10 minutos cara a cara con alguien sin mascarilla para infectarse. Entonces, yo pondría todas las medidas en lugares cerrados, no en lugares abiertos. Tampoco tomaría a la ligera las medidas, pero sí se puede soltar un poco para que la población mejore su calidad de vida, porque el daño psicológico que ha causado el COVID-19 es muy grande, y los más afectados son los más vulnerables, como los ancianos y los niños. Los psiquiatras y psicólogos también tienen que estar en la mesa cuando se toman decisiones.

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