El terror llegó a un centro comercial de Bruselas, cuando un hombre afirmó que llevaba un cinturón con explosivos listos para detonarlos. Sin embargo, todo se trataba de un dispositivo que contenía sal y galletas, informaron funcionarios.
La capital belga continúa bajo un elevado alerta de seguridad, tres meses después de que suicidas con bombas del Estado Islámico se inmolaron en el Aeropuerto de Bruselas y en una estación de metro, provocando la muerte de 32 personas.
El martes, la policía de Bruselas detuvo a un hombre cerca del centro comercial City 2 después de anunciar que tenía explosivos que podían activarse remotamente. El área fue acordonada mientras expertos en bombas revisaban el cinturón.
El hombre, nacido en 1990 e identificado como J.B, había llamado él mismo a la policía para decir que había sido secuestrado y forzado a usar un cinturón con explosivos. Luego resultó ser una falsa alarma.
"J.B. es conocido para la policía, también debido a sus problemas mentales", dijo una portavoz de la fiscalía de Bruselas y agregó que de todos modos el incidente estaba siendo investigado por una posible conexión con el islam militante.
En 2014, J.B. dijo a la policía que había recibido la orden de viajar a Siria para unirse a militantes islámicos que luchan en la guerra civil del país, un incidente que aún está siendo investigado, dijeron los fiscales.
La policía también localizó un auto que trasladó a J.B. al centro comercial y dijo que estaba interrogando a su dueño, informó un portavoz de la fuerza.
El Centro de Crisis de Bélgica, que coordina las medidas de seguridad, convocó al primer ministro, Charles Michel, y al ministro del Interior, Jan Jambon, para discutir el incidente.
(Fuente: Reuters)