Los dramáticos sucesos que remecieron el fin de semana a la familia real de Jordania podrían formar parte del guion de una telenovela de intrigas y traición. El sábado, el jefe del Estado Mayor visitó al príncipe Hamzah bin Husein, hermanastro del rey Abdalá II, para pedirle “detener las actividades y movimientos” en las que presuntamente estaba participando contra la estabilidad y la seguridad del país.
El príncipe fue puesto bajo arresto domiciliario en su palacio de Amman y sindicado un día después de participar en un “complot malicioso” en alianza con una potencia extranjera no identificada en perjuicio del reino. Incluso el Ejército se sumó a la turbulencia y dijo estar listo para actuar ante cualquier intento desestabilizador.
Pero Hamza, hijo mayor del rey Huséin y la reina Noor y exheredero al trono jordano, lo negó todo y emprendió una campaña para contar su verdad a todo el mundo.
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En videos enviados a la BBC, el príncipe de 41 años dijo no ser “parte de ninguna conspiración o de una organización infame o grupo apoyado desde el exterior” y aseguró que fue castigado por hablar en contra de la corrupción y la incompetencia. “Ha llegado al punto en que nadie puede hablar o expresar una opinión sobre nada sin ser intimidado, arrestado, acosado y amenazado”, afirmó.
“Estoy solo en casa con mi mujer, mis hijos pequeños, y quería hacer esta grabación para que quede claro al mundo que lo que ve y escucha sobre la afirmación oficial no es un reflejo de la realidad sobre el terreno”, se lo oye decir en la grabación.
Insistió en que estaba siendo retenido en su domicilio en contra de su voluntad y que altos mandos militares le dijeron que no podía salir de su hogar o comunicarse con otras personas ni utilizar Twitter. “He sido informado por la compañía de internet que tengo de que han recibido instrucciones para cortarlo, así que esta puede ser la última vez que pueda comunicarme”, agregó.
Si bien el escándalo surgió súbitamente, el reino afirma que el príncipe estaba siendo investigado “desde hacía mucho tiempo”.
Según el viceprimer ministro jordano, Ayman Safadi, los servicios de seguridad registraron “algunas comunicaciones de una persona con vínculos con servicios de seguridad extranjeros con la esposa del príncipe Hamzah, en las que puso sus servicios a su disposición, ofreciéndole un avión de inmediato para salir de Jordania hacia un país extranjero”.
Las autoridades no proporcionaron detalles sobre el presunto complot, pero informaron que se habían arrestado entre 14 y 16 personas cercanas a Hamzah, además de dos exaltos funcionarios, Bassem Awadallah y Sharif Hassan bin Zaid, miembro de la familia real.
El asunto no es un simple problema familiar. Jordania es una monarquía constitucional, pero la realeza juega un papel importante en la vida pública. El rey tiene amplios poderes, entre ellos el poder nombrar gobiernos, aprobar leyes y disolver el parlamento.
Además, el país aliado de Occidente temía que el escándalo pudiera hacer tambalear la imagen de Jordania como un oasis de estabilidad en el turbulento Medio Oriente. De hecho, gran parte de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, respaldó públicamente al rey Abdalá II.
Tensiones en la casa real
Si bien la disputa pública entre el príncipe Hamzah y el rey Abdalá II no tiene precedentes, las tensiones dentro de la casa real han estado presentes durante algún tiempo.
Hamzah y Abdalá II son hijos del rey Hussein, quien falleció en 1999. Siguiendo los deseos de su padre, el actual monarca nombró a Hamzah como príncipe heredero, pero en el 2004 el soberano le retiró el título a su hermanastro para dárselo a su hijo mayor Huséin.
Fue la juventud del príncipe, considerado como el favorito del rey Hussein, lo que impidió que fuera elegido originalmente para el trono, algo que terminó beneficiando a su hermanastro mayor Abdalá, bien conectado con las Fuerzas Armadas.
Según la BBC, ambos tienen buenas relaciones en general. Sin embargo, Hamzah a veces se ha pronunciado en contra de las políticas gubernamentales y ha enfurecido a las autoridades al establecer vínculos con poderosos y descontentos líderes tribales, algo que es considerado una amenaza para el rey.
Lyse Doucet, corresponsal internacional de la BBC, afirma que durante mucho tiempo se ha hablado en Jordania sobre las tensiones dentro de la familia real, pero que siempre prevaleció como un alivio “que Jordania siguiera siendo una roca relativa de estabilidad en una región terriblemente desvencijada”.
“En el pasado, el rey Abdullah se ha ocupado del descontento cambiando de ministros de gobierno. Pero en lo que ahora es uno de sus mayores desafíos, no puede cambiar a su familia. El gobierno dice que el monarca está tratando de resolver esto en la tradición hachemita, dentro de la familia. Pero su medio hermano menor parece haber decidido romper con la tradición”, dijo al analizar el tema.
Sin embargo, la rebeldía del príncipe Hamzah parece haber durado poco. Este lunes, el exheredero al trono prometió permanecer “leal” al rey Abdalá II, dando por terminada, en apariencia, una de las mayores crisis para el reino jordano.
“Me pongo en manos del rey, confirmando que mantendré el compromiso de mis padres y abuelos, fiel a su legado, y seguiré sus pasos, fiel a su trayectoria, a su mensaje y al rey, acatando la Constitución del reino hachemita de Jordania”, dice el mensaje firmado por el príncipe y publicado en la página web de la Casa Real.
Los escándalos del rey de Tailandia
Pero la jordana no es la única monarquía asiática que se ha visto salpicada por la polémica. En los últimos tiempos, no se puede hablar de Maha Vajiralongkorn, el rey de Tailandia, sin enumerar varios escándalos.
En noviembre del 2020 salieron a la luz fotografías que mostraban en estado de abandono y aislamiento a la que fuera la tercera esposa del monarca, Srirasmi Suwadee, madre de su único hijo varón.
Vajiralongkorn y Suwadee se divorciaron hace siete años tras 13 de matrimonio. La ruptura sucedió luego de que ella fuera acusada de estar involucrada en las corruptelas de su familia y desterrada a una aldea y separada de su hijo, el príncipe Dipangkorn Rasmijoti, de 15 años, que vive con el monarca.
Otra de las polémicas que se atribuyen al rey es la de autoregalarse una “consorte imperial”, la primera en casi un siglo. Ese fue el título que recibió Sineenat en agosto de 2019. Sin embargo, pocos meses después de haber asumido su rol, la consorte oficial del rey fue acusada de tratar de robarle protagonismo a la reina Suthida y “afectar a la nación”, por lo que le retiraron sus títulos nobiliarios.
No fue la única que perdió su cargo por orden del monarca. El rey realizó varias purgas en el palacio, muchas por motivos poco claros. También prohibió la candidatura a primera ministra de su hermana mayor, Ubolratana Rajakanya Sirivadhana Barnavadi, y dijo que su intento de contender al cargo era “muy inapropiado”.
El diario “The New York Times” destaca que desde que asumió el trono, el monarca “formó una corte cuyas intrigas a menudo terminan en las páginas de la Gaceta Real del Gobierno de Tailandia, donde normalmente se publican asuntos más anodinos”.
El príncipe todopoderoso en Arabia Saudita
Arabia Saudita denunció en marzo del 2020 un intento de golpe de Estado que involucraba a miembros de la familia real.
Las autoridades arrestaron a tres miembros de la familia real, el hermano del rey Salman y dos sobrinos, luego de ser acusados de complot.
El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, que gobierna de facto en el reino, ha llevado a cabo con anterioridad otros movimientos encaminados a consolidar su poder desde que desbancó a su primo y hoy detenido, Mohammed Bin Nayef, como sucesor al trono en el 2017 y quien desde entonces se encontraba en arresto domiciliario.
Para fortalecer gradualmente su control del poder ha recurrido al encarcelamiento de líderes religiosos y militantes, así como príncipes e importantes empresarios.
Mohammed bin Salman también enfrentó fuertes críticas internacionales después del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de ese país en Estambul, en octubre del 2018.
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