(Foto: Reuters)
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Nací en Agaña, la capital de , hace 49 años. Todos piensan que esta isla es solo una base militar y que no tenemos una cultura propia, hasta nos comparan con Hawái. Voy mucho a EE.UU. y España, donde indago sobre mis raíces.

La enardecida retórica belicista entre y Estados Unidos puso hace unos días a una remota isla en el Pacífico occidental en el centro de las escaramuzas.

Aunque a última hora Kim Jong-un suspendió su amenaza de lanzar misiles sobre Guam, perteneciente a EE.UU. como territorio no incorporado, vivir en la porción de suelo estadounidense más próxima a Pyongyang obliga a sus 160 mil habitantes a continuar alertas.

Así nos lo cuenta Clark Limtiaco desde España, donde se encuentra por cuestiones de trabajo, a pocos días de regresar a su natal Guam.

—¿Cómo se han tomado las advertencias de Kim Jong-un?
Hemos ya tenido amenazas de anteriores dictadores, pero es la primera de esta magnitud. Es mayor porque Corea del Norte tiene hoy una tecnología superior a la de años antes.

—¿El temor ha sido mayor?
Al principio cundieron los nervios, se tomó tan en serio como si se acercase un huracán o un tifón. La actividad militar se intensificó y los aviones sobrevolaban con más frecuencia la isla.

—¿Qué advertencias o medidas extraordinarias se tomaron?
Las advertencias de las autoridades han sido muy parecidas a las que recibimos cuando está por llegar un tifón. La única nueva fue aquella que recomienda no mirar al fogonazo o bola de fuego de la explosión por los daños que puede causar a la vista. Las demás fueron las mismas: aprovisionarse de agua, comida en lata y esas cosas, pero no hubo desesperación.

Clark Limtiaco en el Fuerte Nuestra Señora de la Soledad, en la aldea de Humatak (Guam).
Clark Limtiaco en el Fuerte Nuestra Señora de la Soledad, en la aldea de Humatak (Guam).

—¿La situación ya se ha calmado?
La vida va retomando su cariz normal y las clases en las escuelas ya comenzaron, igual en estas se repiten con frecuencia los protocolos de seguridad: enseñan los lugares donde ir en casos de bombardeo y cómo recubrir las ventanas con material especial.

—¿Le temen más a los huracanes o a las intimidaciones de Kim Jong-un?
Es difícil hacer una comparación. Para los tifones y huracanes la gente puede prepararse con días de antelación; en cambio, un misil de Corea del Norte puede llegar hoy a nuestra isla en 15 minutos. El temor es diferente.

—¿La presencia de las tropas de EE.UU. [Washington tiene allí una de sus principales bases militares en el Pacífico] les genera más tranquilidad o más inquietud?
Es una buena pregunta. En Guam hay quienes apoyan la presencia militar y otros que están en contra. Diría que los primeros son una mayoría silenciosa. Los otros, que son activistas de la independencia e indigenistas, son menores en número pero más mediáticos y bulliciosos.

—¿Que el presidente de EE.UU. sea Donald Trump es otro factor a tomar en cuenta?
Muchos dicen que como Trump es más provocador que otros mandatarios la tensión puede aumentar. Diría que, con respecto a sus antecesores, se presta más atención a todo lo que diga Trump sobre el tema.

— Siendo el turismo la mayor actividad económica de Guam, ¿teme que este ambiente bélico cause un gran perjuicio a la isla?
Ese temor siempre ha existido, y puede que esta vez se haya incrementado. Pero no lo vamos a saber ahora. Hay mucho turismo proveniente de Japón y Corea del Sur, ellos planean sus vacaciones en Guam para fines de año. Aún no hay datos certeros sobre las reservas para esa época, supongo que en un mes los hoteles y agencias de viajes tendrán más claro el impacto.

—¿Hay conciencia en Guam de que están en los ojos del mundo?
En mi país se dice que si Guam sale en las noticias no se trata de una buena noticia. Estamos acostumbrados a que sean las noticias malas sobre Guam las que calan en el mundo, lo tomamos como otra mala publicidad. Aquí en España lo he sentido.

—¿De qué manera?
Al arribar aquí hace unas semanas, llegué sabiendo que nadie sabía de Guam. Estoy a punto de volver y ya toda España sabe de Guam, pero por la amenaza de Kim Jong-un y no por la larga historia española de la isla.

(Foto: AFP)
(Foto: AFP)

—¿Han olvidado que Guam fue colonia española hasta 1898?
Uno de los motivos de venir aquí es hacer recordar a los españoles de la que fue su colonia. Impartí una conferencia llamada “El pueblo chamorro: los hispánicos olvidados de Asia y Oceanía” [la mayoría étnica de la isla es chamorro, mestizo de español y aborigen]. Es una pena que no se sepa de eso, incluso tenemos una historia compartida con el Perú...

—Cuénteme...
En la época española de nuestra isla muchos barcos salían de Lima, pasaban por Acapulco y tocaban tierra en Guam. Esas conexiones históricas existieron y no se pueden borrar.

—¿Pero quedan rezagos de la presencia española?
La población de Guam es eminentemente católica y muchas parroquias han conservado su denominación española, como Santa Teresita, San Isidro o San Juan Bautista. Y los nombres: mi papá se llama Vicente y mi madre Rosa. Mis abuelos, Concepción, Francisco, Josefa...

—El idioma español, sin embargo, ya no se habla en la isla.
Muy poco, soy el primero en mi familia desde la generación de mis bisabuelos que habla español. Es que al llegar los estadounidenses se prohibió enseñar español. Pero el 60% de las palabras del chamorro [idioma nativo] es de origen español. Este desconocimiento se acentúa por el aislamiento geográfico y político de Guam.

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