Milagros Asto Sánchez

Apenas se dio cuenta de que estaba siendo liberado, en la puerta del avión, el dirigente opositor nicaragüense Félix Maradiaga solo pudo pensar en Dios y en su familia. Recordó los 611 días que pasó en prisión y las voces de los carceleros que le decían que ‘ni el presidente de Estados Unidos ni el mismo Papa’ lo iban a poder sacar de ahí. Diez días en libertad no han cambiado eso. Se sabe afortunado, pero también -afirma- más consciente que nunca de la responsabilidad que tiene de seguir luchando por un cambio en Nicaragua.

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