El tormento de los estadios privados del Mundial de Brasil
El tormento de los estadios privados del Mundial de Brasil

La lista de dificultades que tuvo Brasil para organizar el Mundial de fútbol de este año puede ser larga como una guía telefónica. Pero los tres estadios privados del evento son un capítulo aparte.

Se trata de los estadios de Sao Paulo, Porto Alegre y Curitiba, que curiosamente están en las ricas regiones sur y sudeste del país, con mejores índices económicos o sociales que la media brasileña.

A diferencia de los otros nueve estadios mundialistas que son propiedad de gobiernos estatales, esos tres escenarios pertenecen a clubes de fútbol que asumieron el reto de construirlos o reformarlos para la Copa.

Sin embargo, los tres quedaron entre los cinco estadios más atrasados. A 65 días del inicio del Mundial, las obras continúan contrarreloj dentro de ellos o en sus entornos, aunque en teoría tenían que estar listos el 31 de diciembre.

Los de Porto Alegre y Curitiba llegaron a correr riesgos recientes de quedar fuera de la gran fiesta del balompié, por diferentes razones.

Y el de Sao Paulo se espera que recién esté listo para las pruebas de rigor a mitad de mayo, días antes de recibir el primer partido de la Copa el 12 de junio.

¿A qué se debe tanto tormento con los estadios privados del Mundial?

RECURSOS LIMITADOS
Una explicación es que, precisamente por pertenecer a clubes particulares, esos estadios tuvieron presupuestos más acotados que los construidos por gobiernos estatales.

Según los expertos, eso limitó la capacidad de respuesta a los obstáculos que fueron surgiendo durante las construcciones.

"Cuando comienzas a tener problemas, pones dinero para hacer la obra, para llevarla más rápido. Pero los privados no querían poner más dinero en el proyecto", explicó Christopher Gaffney, un profesor de la Universidad Federal Fluminense que estudia los estadios mundialistas.

Los números muestran que los dos estadios más baratos del Mundial son, en efecto, privados: el Arena da Baixada en Curitiba, que costó unos US$147 millones, y el Beira-Rio de Porto Alegre, por cerca de US$149 millones.

El Arena Corinthians de Sao Paulo ha sido bastante más caro, con un costo estimado de US$369 millones. Pero incluso ese monto es menor que los US$632 millones invertidos en reconstruir el Estadio Nacional de Brasilia o los US$473 millones que costó la reforma del Maracaná, en Río de Janeiro.

Gaffney indicó que, al calcularse el costo por asientos disponibles, el Arena Corinthians llega a US$5.360 por plaza, apenas encima del promedio de US$4.950 de los 12 escenarios mundialistas.

Los otros dos estadios privados en Curitiba y Porto Alegre están muy por debajo de esa media.

"Ellos limitaron los costos de los proyectos, porque no destruyeron el estadio entero", sostuvo Gaffney, comparando con otros estadios del Mundial que fueron prácticamente demolidos y reconstruidos desde cero.

CUESTIÓN DE CRÉDITO
Pero los especialistas señalan que también surgieron dificultades a la hora de financiar las obras de los estadios privados del Mundial, complicando más las cosas.

Muchos creen que los estadios públicos pudieron aprovechar mejor que los privados una línea de crédito que les abrió el estatal Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) de Brasil, con tasas de interés especiales.

"Los financiamientos siempre tienen que tener una contra-garantía y las garantías que el poder público puede ofrecer son siempre más consistentes que las que pueda ofrecer un club privado", explicó José Roberto Bernasconi, presidente del sindicato brasileño de arquitectos e ingenieros Sinaenco.

"Las obras comenzaron tarde, aun cuando no dependían de una licitación pública, ya que son estadios privados", sostuvo en diálogo con BBC Mundo.

Los problemas de garantías financieras fueron el motivo principal por el cual el estadio Arena da Baixadala quedó como el más atrasado del Mundial en enero, cuando la FIFA amenazó con quitarle la sede mundialista a Curitiba.

Esa amenaza se retiró al mes siguiente, después de urgentes gestiones oficiales para asegurar el flujo de dinero para el estadio propiedad del club Atlético Paranaense.

El Arena da Baixada recibió su primer partido el 29 de marzo sin que se hubiera concluido la instalación de asientos y con la iluminación del campo de juego aún por terminar.

"MAYORES DESAFÍOS"
El estadio Beira Rio fue reinaugurado oficialmente el domingo con un partido amistoso entre su club propietario, el Internacional de Porto Alegre, y Peñarol de Uruguay, sin finalizarse la pavimentación del entorno.

La sede de Porto Alegre fue puesta en duda a fines de marzo por la reticencia del Inter a pagar la instalación de estructuras temporarias que la FIFA exige en los estadios mundialistas para las áreas de prensa, seguridad y tecnología.

El diferendo se resolvió con exoneraciones tributarias por cerca de US$10 millones que el Estado aprobó a las corridas para empresas que inviertan en esos requisitos.

El club Corinthians también se resistió a pagar las estructuras temporarias en su estadio de Sao Paulo, cuyo plazo de finalización cambió por el derrumbe de una grúa que mató a dos obreros en noviembre.

"Esto generó un atraso en la obra", indicó Bernasconi.

La muerte de otro trabajador que cayó de una altura de ocho metros el mes pasado aumentó los temores de que el apuro para terminar el estadio de pusiera en riesgo la seguridad de los obreros.

El Ministerio de Trabajo suspendió la instalación de dos tribunas provisorias tras ese accidente y las liberó de forma parcial el lunes.

El secretario general del ente rector del fútbol, Jérome Valcke, sostuvo que espera que el Arena Corinthians esté pronto para recibir eventos test recién a mediados de mayo.

En una nota publicada el viernes, Valcke aludió también a los otros dos estadios privados del Mundial. "Las cosas están evolucionando rápidamente en Curitiba y Porto Alegre -dos de los tres mayores desafíos que estamos enfrentando", remarcó.

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