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Colombia: Lo que no se vio del debate entre Santos y Zuluaga - 1
Redacción EC

Y finalmente ocurrió. El presidente colombiano Juan Manuel Santos cambió anoche la táctica que había sostenido a lo largo de la campaña por su reelección, de evitar los debates con los demás candidatos presidenciales.

Y a menos de 72 horas de los comicios, los colombianos finalmente presenciaron por televisión una confrontación con todos los aspirantes a ocupar la Casa de Nariño.

Hasta el final hubo dudas sobre si se concretaría la presencia del grupo completo de cinco candidatos en los estudios bogotanos del canal de televisión RCN, anfitrión del debate.

Apenas la mañana del jueves el candidato uribista Oscar Iván Zuluaga había dejado plantado al equipo periodístico de Caracol, una de las principales cadenas de radio del país, que lo esperaba para entrevistarlo.

Y debates anteriores se habían tenido que llevar a cabo con varias sillas vacías por ausencia de los protagonistas.

EL PRESIDENTE CANDIDATO
Cuando Santos llegó, los otros cuatro candidatos ya lo esperaban en el estudio. Pero faltaban casi diez minutos para que comenzara la transmisión en televisión. Diez minutos que se sintieron largos.

El mandatario y Zuluaga, los grandes enemigos de esta campaña, quedaron sentados a escasos centímetros el uno del otro en el centro de la mesa, mientras que los otros tres candidatos ocupaban los extremos, casi como testigos incómodos de una pelea personal que en las últimas dos semanas se había ventilado en los medios de comunicación del país. Los estudiosos del lenguaje corporal dirán que Zuluaga movía más los pies debajo de la mesa, ansioso.

Santos esperaba, rígido, a que comenzara el debate. Nadie cruzaba miradas.

Afuera, en la calle, un bus pintado con los rostros de Zuluaga y de su mentor político, el ex presidente Alvaro Uribe, había traído a decenas de seguidores de Zuluaga, quienes a ritmo de tambor soltaban arengas contra el presidente. "Zuluaga con Colombia, Santos con (el presidente de Venezuela, Nicolás) Maduro", decía uno de los estribillos. La campaña del presidente había traído también sus propios seguidores con sus respectivos cánticos. Había ambiente.

Pero adentro, no había una audiencia de "gente del común", como suele verse en los debates presidenciales estadounidenses. Sólo los candidatos, sus asesores, y los medios de comunicación.

MÁS "GUERRA SUCIA"
"La gente", por supuesto, estaría mirando por televisión, dividida entre los que encuentran censurable el fuerte lenguaje de ataque personal que ha caracterizado esta elección, y los que ansiaban una pelea de marca mayor, en vivo y en directo entre Zuluaga y Santos.

Al final, hubo para todos los gustos. Pugilato verbal fuerte entre el mandatario y el candidato uribista, junto con comentarios de los otros tres candidatos, Marta Lucía Ramírez, Enrique Peñalosa y Clara López, censurando que el único debate presidencial completo de esta campaña terminara usándose para cebar aún más la llamada "guerra sucia".

Y por supuesto, el gesto final en el que una de las presentadoras del debate les pidió a Zuluaga y a Santos hacer las paces al frente de cámaras, a lo que accedieron los rivales, sin mostrar mucho entusiasmo.

¿Qué se lleva la audiencia colombiana de este debate? En los puntos álgidos, casi siempre correspondientes a algún dardo lanzado entre Zuluaga y Santos, los periodistas en el estudio miraban afanosamente las aplicaciones de Twitter en sus teléfonos móviles, tratando de ver cómo reaccionaba el gran público allá afuera.

Pero no parece haber habido un punto trascendental, una gran revelación, o una metida de pata que descalificara a alguno de los candidatos.

Los aspirantes con menos opción hablaron con más soltura y con cordialidad de sus propuestas de educación, o de ecología.

Pero entre los candidatos punteros se mantuvo el tono que ha caracterizado este proceso electoral, y el del ambiente que se sintió en el recinto del debate: el de una disputa agria y sin contemplaciones por el poder, que ambos sienten al alcance de sus manos.

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