El candidato presidencial paraguayo por el partido Coalición por un Nuevo Paraguay, Efraín Alegre (izquierda), le da la mano a su candidata a la vicepresidencia Soledad Núñez (derecha) durante la presentación de su programa de gobierno antes de las próximas elecciones nacionales en Asunción el 25 de abril. , 2023. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)
El candidato presidencial paraguayo por el partido Coalición por un Nuevo Paraguay, Efraín Alegre (izquierda), le da la mano a su candidata a la vicepresidencia Soledad Núñez (derecha) durante la presentación de su programa de gobierno antes de las próximas elecciones nacionales en Asunción el 25 de abril. , 2023. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)
/ LUIS ROBAYO
Agencia EFE

Es parte de la primera generación de mujeres de su familia que nació con derecho al voto en . Con 40 años recién cumplidos y una vida empeñada en romper paradigmas, la exministra apuesta por convertirse en la vicepresidenta de su país.

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Núñez, sin filiación partidaria y quien ganó reconocimiento al convertirse en ministra con 35 años, sumó fuerzas con el liberal Efraín Alegre para conformar la dupla de la coalición opositora Concertación Nacional por la Presidencia.

Este domingo podría hacer historia por partida doble en caso de convertirse en la primera mujer elegida vicepresidenta mediante el voto y si la oposición logra conquistar la Presidencia quebrando, por segunda vez en más de 70 años, el dominio del Partido Colorado.

Yo siento que si llego yo, llegamos todas”, declaró en una entrevista con EFE.

En 2018, la exmagistrada Alicia Pucheta de Correa fue nombrada la segunda a bordo del Ejecutivo por el entonces expresidente Horacio Cartes (2013-2018) tras la renuncia de Juan Afara.

Desde su rol como candidata valoró la lucha que permitió que las mujeres en su país puedan votar, según quedó consignado en la Ley de Derechos Políticos de la Mujer promulgada el 5 de julio de 1961.

Paraguay  fue el último país en la región que aprobó el sufragio femenino. Mi mamá y mi abuela nacieron en un Paraguay donde ellas no podían votar. Yo soy la primera generación en mi familia que nace en un país donde las mujeres tenemos derechos políticos”, sentenció.

No obstante, advirtió que todavía existen “barreras intangibles”.

Cuando miramos la realidad, las mujeres todavía estamos subrepresentadas en los espacios de decisiones. Hay muy pocas mujeres en el Congreso, hay muy pocas mujeres en las intendencias (alcaldías), muy pocas mujeres en las juntas municipales y el Paraguay nunca ha tenido una mujer presidenta ni vicepresidenta”, agregó.

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INGENIERA Y VOLUNTARIA

Y aunque asegura que nunca antes había hecho política partidaria ni electoral, sí confiesa que desde hace tiempo trata de “incidir positivamente” en su país

Estudió Ingeniería Civil siguiendo el consejo que su padre le dio para tratar de calmarla cuando con 17 años expresó su indignación después de leer en la prensa que su país era el más atrasado en kilómetros de rutas asfaltadas.

Se graduó años más tarde de la Universidad Nacional de Asunción en una promoción en la que las mujeres eran minoría y enfrentó comentarios de algún profesor que consideraba la ingeniería una profesión para los hombres.

A mí eso nunca me dio ni miedo ni bajo ningún punto de vista me sentí disminuida; por el contrario, para mí era una suerte de empuje para demostrar de que las mujeres tenemos las condiciones, tenemos las herramientas y estamos capacitadas para hacer lo que queramos ser”, respondió, al evocar esa época.

Ya como ingeniera pudo trabajar en la construcción de escuelas en zonas rurales. Posteriormente, cursó luego una maestría en gestión y dirección de proyectos de construcción en la Universidad Politécnica de Madrid y a su regreso al país se convirtió en la directora de la organización Techo.

Ese trabajo, según relata, terminó “casi fortuitamente”, al ser elegida ministra de la Secretaría Nacional de Vivienda y Hábitat.

No estaba en mis proyecciones ni en mi planificación personal ni profesional”, afirmó y confiesa que aceptó el ofrecimiento de Cartes “con mucho temor”, por ser independiente, “no teniendo el ropaje y el acompañamiento de ningún partido político”.

Concluida esta gestión, estudió una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford. Regresó a Paraguay en 2019 y fundó una organización de la sociedad civil.

En agosto pasado y después de haber anticipado su interés de competir por la candidatura a la Presidencia de la Concertación Nacional, se alió con Alegre para pelear por la alternancia.

“Hacer política es tomar decisiones, muchas de las cuales son difíciles y tratando de poner siempre en primer lugar al Paraguay”, afirmó sobre esta determinación, y se comprometió a seguir conquistando espacios para las mujeres segura de que su país “muy pronto va a tener a una mujer como presidenta de la República”.

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