Los misterios de un reloj

Liliana Calderón

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Los Rolex de la presidenta

Dino Carlos Caro Coria

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“¿Cuál es el origen de dicha adquisición? ¿Fue una compra? ¿Se trató de un regalo?”.

Todo funcionario debe completar y presentar su declaración jurada de bienes y rentas de forma oportuna y veraz. No hacerlo o hacerlo de manera incompleta o inexacta no solo constituye una infracción administrativa, sino que podría significar un indicio de un acto delictivo.

Un reciente reportaje periodístico sostiene que la de la República tendría una colección de 14 relojes de lujo, entre ellos, un . Según la nota, dichos bienes no habrían sido mencionados en la declaración jurada de bienes y rentas presentada por la mandataria, lo que representaría un incremento sospechoso e injustificado de su patrimonio. Además, los ingresos de la presidenta tampoco permitirían sostener una compra de dicha magnitud. A raíz de ello, la Fiscalía de la Nación decidió abrir investigación preliminar contra la mandataria por el delito de enriquecimiento ilícito.

Este delito protege el correcto y normal ejercicio de las funciones públicas y, por ende, sanciona al funcionario que incrementa su patrimonio a consecuencia del ejercicio abusivo de dicho cargo.

La conducta que sanciona el Código Penal abarca tanto los actos de incorporación de bienes al patrimonio como la disminución de pasivos. Para medir tal incremento se tendrá en cuenta no solo la declaración jurada que realiza el funcionario antes de asumir sus funciones como tal, sino también los signos exteriores de riqueza, como ha sucedido en este caso.

El delito de enriquecimiento ilícito es uno de los delitos de corrupción que a menudo cometen los funcionarios con poder político en el Perú. De acuerdo con el Instituto Nacional Penitenciario de Perú (INPE), hasta finales del 2017 solo dos personas se encontraban recluidas en cárcel por la comisión de enriquecimiento ilícito.

La pregunta del millón es la siguiente: ¿cuál es el origen de dicha adquisición? ¿Fue una compra? ¿Se trató de un regalo? ¿O quizás estamos frente a un soborno encubierto? Esto último podría agravar la situación procesal de la presidenta, pues estaríamos frente a un concurso de delitos de corrupción de funcionarios. Seguramente el Ministerio Público procurará conocer las respuestas a estas preguntas y averiguar de dónde proviene dicho reloj, quién lo compró y dónde.

Este capítulo recién empieza.